La esposa del general

(ka´u wahine)

Aine Bosse

 

—¡Papá! —mi padre estaba en cama y vi cómo este se le iba la vida lentamente, su amigo el general Milton Scamble estaba aquí, mi padre prácticamente le había pedido que no me abandonara y este le había dicho que necesitaba una esposa, pues deseaba salir ya de la milicia, tiene ya 55  años y se siente cansado de ver morir a sus compañeros y amigos.

 

Hicimos una boda pequeña, pero bonita, Milton resulto ser un hombre amable y respetuoso que le muestra cariño y comprensión a mis dos hijos, para mí esto último es esencial.

 

Samuel y Samir son mi vida y desde que mi esposo murió hace un tiempo he venido teniendo problemas con su familia que desean tener mis hijos con ellos, en pocas palabras quitarme la tutela, la mejor opción para evitarlo era casarme con un hombre más poderoso que nosotros y por supuesto que ellos.

 

Mi padre se fue sabiendo que nosotros estábamos bien y seguros, lo que me da paz y tranquilidad.

 

Cambiamos de casa y nos alejamos, empezar de cero no fue tan difícil, en especial para los niños, solo permito que vean a sus abuelos en sus cumpleaños y vacaciones una semana solamente.

 

—Yo sé que no soy un hombre con el que quieras tener intimidad y sé que tendrás en algún punto necesidades íntimas, asi qué cuidado con hacer algo que pueda ponerme en aprietos con mis superiores o subordinados, ningún hombre de mi rango se vería bien sabiéndose cachudo ten cuidado —dijo guiñándome un ojo el día de nuestra boda.

 

Según fue pasando el tiempo nuestra relación se volvió de padre e hija hasta que en una noche que salimos a una fiesta con varios uniformados, terminamos tomando tanto que despertamos al otro día desnudos y abrazados, ninguno está seguro si paso algo y no quisimos hablar de tema es obvio que ninguno siente atracción o amor por el otro.

 

Desde ese día las cosas cambiaron bastante, se volvió a repetir, no es algo que negaré, él tenía ciertas necesidades y yo también, sin embargo, casi un año después su amigo dejo de funcionar y este se alejó de mí en ese aspecto, cerca de seis meses casi no me hablaba y se fue de viaje de trabajo cuando regreso empezamos de cero otra vez y las cosas tomaron su curso nuevamente.

 

Empezamos a ser de verdad amigos y este me ofreció ir de vacaciones y si tenía una oportunidad pasar la noche con algún chico guapo y atractivo con mucha discreción por supuesto, tenia pase libre, el general se convirtió en un padre para mis hijos y asi lo consideran ellos.

 

No lo hice por miedo ya si fue pasando el tiempo, Luna llegó mi vida y con ella Jorge, todo era felicidad si se podría decir asi, pero tenía que aparecerse en mi vida un sexi hawaiano que me dejo tremendamente confundida.

 

 Desde que nos casamos me he vuelto una mujer muy mencionada en mi mundo, se podría decir que algunas me envidian y otras me tienen odio, alguno que otro me desea y suponen cosas que en realidad no son ciertas.

 

 

Cuando pase aquella semana con el rubio todo pareció un cuento de hadas, un hombre detallista, romántico, respetuoso y muy atractivo.

 

Quería que incluso conociera a su madre, pero me negué después de ocultarle que soy casada me daba vergüenza conocerla, mis hijos tampoco los mencione aunque en mi defensa él nunca me pregunto nada al respecto.

 

Haona es lo que ya no hay vi por mis propios ojos cómo trataba a los camareros, a los niños traviesos y a los ancianos incluso verlo con unos adolescentes jugando me hizo imaginarlo con mis hijos y fue muy interesante.

 

Sin embargo, soy consciente que eso no es algo que pudiera ocurrir en algún momento en mi vida.

 

Cuando Milton me dijo que vendrían a cenar dos de sus antiguos pupilos no me sorprendió, este ya está acostumbrado a preparar estos tipos de eventos sin notificármelo y como no tengo que involucrarme demasiado en los preparativos no me afecta o molesta en absoluto.

 

Me puse un lindo vestido y cuando escuche que los visitantes habían llegado me acerque, mi esposo estaba abrazando a uno mientras el otro ya al parecer lo había hecho.

 

—No saben cuantas ganas tenía de verlos —expresa Milton y ellos asienten, mis ojos van al que está de pie, es muy alto, de piel canela y sonrisa coqueta, el segundo se mira alto y rubio, aunque en verdad no lo veo bien, no obstante cuando se gira mis piernas flaquean.

 

—Oh, miren quien llego, mi hermosa esposa Aine, ven amor saluda a Alan y a Haona —el moreno sonríe y me extiende la mano mientras los ojos del rubio brillan y no estoy muy segura cuál emoción es la que despiertan.

 

—Es un placer, soy Alan, se nota que mi general tiene un excelente gusto —Alan sonríe y se lo devuelvo algo nerviosa.

Por otro lado, Haona me mira de arriba abajo varías veces es como si quisiera asegurarse que en verdad soy yo y no un espejismo.

 

—Sin duda general su esposa es (u´i no ka mea maoli) —el sexi rubio toma mi mano y la besa haciéndome temblar de pies a cabeza los miro y ellos ríen.

 

—No entiendo el chiste —respondo y ellos se miran entre risas.

 

—El rubio aquí dijo que eres demasiado hermosa para ser real, por eso hizo eses gesto galante —miro a Milton y asiente.

 

—Pasemos a la mesa envié a hacer un menú a gustos de los dos —expresa mi esposo y asi le seguimos al comedor donde comenzamos a comer y las miradas furtivas que encontraba al rubio dándome me tenían acalorada.

 

Una vez terminamos de comer la cena y el postre pasamos al salón a tomar café, los chicos eran del agrado del general, podría apreciarlo por su forma tan ligera y alegre de hablar con ellos.

 

—Cuéntenme un poco sobre sus vidas amorosas —les dice el general y el moreno sonríe.




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