Damián: sabes que nunca me comprometería con tu hermana. Eso me recuerda que necesitaré hablar con mis padres de este asunto para que no sigan con esto.
Leonardo: te dije que lo arreglaras desde hace tiempo y nunca me escuchaste. Porque mi hermana piensa que te vas a casar con ella y eso necesitas aclararlo.
Damián: en primer lugar, tu hermana nunca debió de pensar que sería mi esposa. Sabes que yo nunca me fijaría en ella y sobre todo no es agraciada físicamente, pero tampoco me gusta como mujer y nuestro compromiso jamás fue un hecho.
Leonardo: será mejor que no vuelvas a arrepentir estas palabras, ya que seguramente alguien te puede escuchar. Además, si mi hermana sabe lo que piensas de ella no sé lo que va a pasar.
Damián: sé que quieres a tu hermana, solo que yo nunca la voy a ver de otra manera. Esto lo estoy diciendo porque tú eres mi mejor amigo.
Leonardo: entonces también necesitarás decírselo a ella. Seguramente después de que pase un tiempo te olvidará y podrá enamorarse de alguien más.
Damián: es mejor terminar con esto a tiempo. Pero nunca hubo un compromiso de por medio y en ese sentido me siento demasiado tranquilo.
Leonardo: el problema es que Helena siempre ha sido la consentida de nuestro padre. Sabes que si haces eso definitivamente habrá problemas.
Damián: necesito terminar con este compromiso que nunca esperé. Solamente que mis padres eran los únicos que querían que me casara con ella.
Leonardo: te recuerdo que esperaste demasiado tiempo para aclarar esto. Además, la única que sufrirá será mi hermana y después de esto no permitiré que te le acerques.
Damián: nunca lo haré y en este tiempo ni siquiera lo he intentado. Ahora será mejor que vaya a la casa de mis padres para poder hablar con ellos.
Ellos jamás imaginaron que alguien más había escuchado su conversación y esa persona había sido Helena. Ella como no podía seguir escuchando se va a su recámara.
Helena: es triste darte cuenta de que él nunca me quiso. Siempre viví ilusionada con casarme con él y ahora necesito aceptar la realidad.
Mariana: se hizo demasiadas ilusiones con una boda que nunca se haría. El único culpable es el señor McGregor por no decirle nada de lo que pensaba.
Helena: si él no me quiere no puedo hacer nada para que lo haga. Necesito aceptar que nunca seré su esposa y sobre todo jamás fui su prometida.
Mariana: no quiero que siga sufriendo por su culpa. Porque la vida sigue después de su primera desilusión amorosa y estoy segura de que en su vida encontrará a un hombre que la ame.
Helena: nosotras sabemos que nadie ama a las mujeres feas. Ellos solo buscan perfección y este día al fin aclarara que nunca se casará conmigo.
Mariana: le sirvió de mucho escuchar esa conversación para que se diera cuenta de la verdad. Sabes que no debería de sentirse triste.