Mariana: entonces ya deberíamos de irnos. Esta salida la hicimos para que se sintiera feliz y parece que no podrá olvidar fácilmente al señor Lawson.
Helena: esta noche me despedí de él para siempre. Además, mis sentimientos los guardaré para mi, porque tengo que pensar únicamente en mi felicidad.
Mariana: también debe de pensar positivamente y las cosas saldrán como usted quiere, señorita. Pero necesitamos irnos a su casa.
Ellas empiezan a caminar rumbo a la salida, Helena de repente se tropieza y uno de sus guardaespaldas la alcanza a sostener evitando que se cayera y ella le sonríe como manera de agradecimiento, él se aleja de ella al ver que estaba bien.
Helena: muchas gracias, Matías. Siempre he sido demasiado torpe y tengo que tener mucho cuidado cuando camino y si no fuera por ti me hubiera caído.
Matías: solo estoy haciendo mi trabajo, señorita Mcgregor. Porque su hermano se enojara si se entera de que estuvo a punto de lastimarse.
Helena: mi hermano lo entendería y recuerdo que los accidentes pasan. Necesito agradecerte de nuevo por evitarlo y hablaré bien de ti delante de Leonardo.
Matías: para mí es un gusto trabajar para usted. El señor siempre nos ha dado órdenes precisas de que siempre debemos protegerla.
Helena: he escuchado que quieres trabajar para mi hermano. Sabes que no es necesario que me mientas y así que pienso pedirle tu cambio
Matías: el señor me encargó que la protegiera. Pienso cumplir con mi promesa de protegerla y no pienso fallar, pero llegó el momento de irnos.
Ella últimamente le gustaba sonreír y sus palabras lograron ese efecto. Ellas cuando llegan a su auto se suben y al ver el chofer que lo hicieron empieza a conducir y también sus guardaespaldas las siguen en su auto. Damián había mirado toda esa escena y le molesto ver como la había sostenido, porque era el único que tenía que estar a su lado.
Humberto: sé que está molesto por lo que vio. Recuerde que usted no es nadie para ella y seguramente mis palabras lo harán enojar más.
Damián: esto no lo dejaré pasar por lo que se atrevió hacer. Helena es la única mujer que todos tienen que respetar y no me importara lo que me digas ahora.
Humberto: él solo es el guardaespaldas de la señorita y su trabajo es cuidarla. Estoy seguro de que le agradeció por ayudarla y como siempre estaba imaginando cosas ocasionadas por sus celos.
Damián: lo que pasa es que mi mujer es mía. Ahora me molesta la cercanía que tuvo con él esta noche y sobre todo le sonrió, pero eso fue lo que más me molesto.
Humberto: no puede hacer nada. Porque se tendrá que conformar con verla de lejos y si por lo menos se casara con ella podría evitar que esto pasara, solo que si lo hiciera su familia pensaría que ve a la señorita como un juego y no dejarán que se case con ella.
Damián: me tendré que casar con Helena para que pueda mirarme a mi. Definitivamente esa sería la mejor solución y así la podré tener solo para mí.
Humberto: nunca debí de decirle eso. Además, su familia no estará de acuerdo y la señorita tampoco, ya que en la mañana dijo todo lo contrario a eso.