La esposa imperfecta del magnate

capítulo 32

En la mañana siguiente

Helena: deberías de estar feliz porque me voy a casar con Damián. Nada más que se que no estás de acuerdo con que lo haga con él.

Leonardo: lo que pasa es que no quiero verte sufrir. Además, él siempre te ha demostrado muchas veces que no sabe lo que quiere y sé que necesito respetar la decisión que tomaste.

Helena: recuerda que para mí es demasiado importante tu apoyo. Necesito que estés feliz por mi, además cuando te cases yo también lo estaré por ti.

Leonardo: sabes que nunca he tenido tiempo para esas cosas. Porque primero tenía que cumplir bien el papel como el buen hermano que soy.

Helena: lo has hecho bien. Pero me gustaría que pensaras más en ti, ya que estoy segura que estas enamorado y no deberías de negarte la oportunidad de estar con la mujer que amas.

Leonardo: solo le confesaré mis sentimientos hasta que vea que eres feliz y antes no pienso hacerlo. Será mejor que te olvides de lo que acabamos de hablar.

Helena: siempre me preocupare por ti igual como lo haces conmigo. Solamente que antes de que te vayas quisiera saber quien es ella.

Leonardo: estoy enamorado de mi secretaria. Ahora cómo lo sabes me tengo que ir a la empresa, porque tengo que irme a trabajar para darte todo lo que quieres.

Helena: entonces te ayudaré y sobre todo ella es perfecta para ti. Jamás pensé que la persona de la que estabas enamorado era tu secretaria.

Leonardo: no será necesario que lo hagas. Ella sabe perfectamente que es mía, pero nunca le he confesado lo que realmente siento por ella.

Helena: conociendo tu carácter estoy segura que la asustaste con tus palabras. Eso quiere decir que siente lo mismo, ya que si hubiera sido yo hubiera renunciado desde hace mucho tiempo a mi trabajo.

Leonardo: es que nunca permití que renunciara. Ella siempre tiene que estar a mi lado y eso lo sabe demasiado bien, pero no quiero ser igual que mi cuñado en ese aspecto y parece que es así.

Helena: por supuesto que no lo eres. Además, lo único que debes de evitar es asustarla con tu comportamiento que no es nada tranquilo.

Leonardo: ella sabe como soy y siempre ha sabido que me gustan las cosas bien. Aunque no me importa que mi mujer no sea perfecta.

Helena: menos mal que no te importa eso. Porque la sociedad en donde vivimos le gusta la perfección y yo más que nadie entiendo perfectamente lo que es sentirse rechazado por ellos.

Leonardo: te prometí hace tiempo que te protegeria de aquellos que te hicieron sentir mal. No quiero volver a escuchar lo que sufriste por culpa de ellos, ya que estoy dispuesto a hacerlo pagar de nuevo.

Helena: no te estoy pidiendo que hagas nada. Solamente que ellos pagaron por lo que hicieron y pienso que lo entendieron, pero no he escuchado nada al respecto sobre esas personas, espero que hayan entendido su lección y seguramente tú fuiste el que te encargaste de hacerlo.




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