La esposa imperfecta del magnate

capítulo 35

Mariana: llegó el momento de que se vaya a la iglesia, señorita. Aunque me puedo imaginar como debe de sentirse su futuro esposo esperando por usted.

Helena: él tiene que esperarme hasta que llegue a la iglesia. Pero como no quiero que se me haga tarde será mejor que me vaya a la iglesia.

Mariana: es que ya debe de irse. Nada más que no era necesario que me hubiera invitado a mi a su boda, ya que soy una sirvienta.

Helena: sabes que para mi no lo eres. Siempre te he visto como si fueras mi hermana y cuando llegue a la recepción espero verte y si no lo haces mandaré al chofer por ti.

Mariana: estaré esperándote en la recepción para poder felicitarte. Ahora si debes de irte y sobre todo no vas a querer que piense que lo dejaste plantado.

Ella se despide de Mariana y cuando lo hace sale de su recámara para dirigirse a la salida. Ella a los pocos minutos llega y en el momento en que lo hace se sube a la limusina con la ayuda del chofer, él después de eso se sube para empezar a conducir rumbo a su destino.

En la iglesia

Damián: estoy seguro de que mi mujer ya viene en camino. Será mejor que te vayas antes de que pierda la paciencia contigo, pero ahora me pregunto hasta cuando te vas a casar con la mujer que amas.

Bruno: ella muy pronto será mi esposa. Deberías concentrarte únicamente en mi cuñada y el día en que decida estar con la mujer que amo serás el primero en hacerlo.

Damián: espero que cuando le confieses tus sentimientos no sea demasiado tarde. Porque no te gustaría verla al lado de alguien más.

Bruno: definitivamente te gusta hacer enojar. Sabes que no debes de provocarme y será mejor que me vaya, porque mi cuñada viene entrando con su padre a la iglesia.

Él se despide de su hermano para ir a sentarse. Helena se veía feliz entrando a la iglesia acompañada de su padre y cuando llegan al altar su padre se la entrega para después tomar asiento.

Helena: este día será como lo había soñado. Porque me voy a casar con el único hombre que he amado y me siento feliz al verte en este momento.

Damián: debería decir lo mismo que acabas de decirme. Además, tu también eres mi primer amor y sobre todo serás el último, ya que siempre te he amado.

Helena: estás acostumbrado a hacerme sonrojar con cada una de tus palabras. Sabes que este no es el mejor momento para que me expreses tus sentimientos delante de los demás.

Damián: solo te estoy diciendo lo que me dice mi corazón. El amor que siento por ti necesito expresarlo para que me sigas amando más.

Helena: me parece increíble que no te de verguenza decirme eso. Pero como ahora estamos en la iglesia debemos dejar que el padre bendiga nuestra unión.

Damián: yo más que nadie quiero casarme contigo. Nada más faltaría que le diga al padre que empiece a casarnos, porque quiero que seas mi esposa.

Él mira al padre por unos cuantos minutos y le dice que puede empezar. Helena solo podía mirar a su futuro esposo, ya que ella lo amaba y quería casarse con él.




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