La Esposa oculta

Prólogo

—Mamá, ¿Aquí viviremos? —pregunto de pie junto a mi madre, frente a una casa grande y hermosa— 


—Sí, mi amor— voy a trabajar  en este lugar a partir de hoy  y el dueño de la casa, el señor Alessandro nos permitirá vivir a ambas aquí, solo pórtate bien Anita, por favor— 


—Si, mamá— digo mientras camino, junto a ella para entrar a la hermosa casa— 


—Buen día, bienvenidas— Dice la señora del servicio que nos abre la puerta de la casa— ¿Usted es Coralia Monzón, la nueva cocinera?— Le pregunta la joven a mi madre— 


—Así es señorita y esta es mi niña, Ana Valeria Ramírez Monzón, tiene 8 años y el señor me dio permiso para traerla conmigo— 


—Si, ya me informaron— Pasen, las llevo hasta la habitación de los empleados que les fue asignada, para que se instalen— 


—Al entrar al lugar,  mis ojos se abren  como platos— si la casa es hermosa por fuera, por dentro parece un palacio, todo es tan bonito, jamás había estado en un lugar así— Las risas de unos niños, llama mi atención— ¿Quiénes, son? — Pregunto curiosa, al ver a una niña y a un niño que vienen bajando las escaleras y llenando todo el lugar con sus contagiosas sonrisas— 


—Son los nietos de Don Alessandro la niña se llama Maya y tiene 7 años, el nombre del niño es Arturo y tiene 10 años, vienen de visita cada verano a pasar un tiempo con su abuelo—contesta amablemente la chica que  hace un rato, nos recibió— 


—La mirada de ambos niños, se posa sobre mí, lo que me hace sentir un poco apenada. Suelo ser bastante tímida— 


—¿Hola quién eres y como te llamas? — Dice la niña, deteniendo su marcha a media escalera— 


—Ella es Ana,  Maya— La hija de Coralia, la nueva cocinera— Contesta la joven al ver que yo no pronuncio palabra— 


—Hola, dice Maya— Caminando hacía mí— Él es Arturo, mi hermano, dice volteando hacía el niño—  


—Hola, dice Arturo— caminando hacía a mí y extendiendo su mano, para saludarme de manera cortés.

Él tiene unos ojos verdes muy hermosos y una linda sonrisa.


—¿Quieres jugar con nosotros?— Me  pregunta, Arturo— con una sonrisa en sus labios— 


—Volteo a ver a mi madre, buscando su aprobación, la veo asentir  y luego sigo a mis nuevos amigos hacía el jardín— 


— Luego de correr  y  jugar largo rato en el jardín— Los tres, decidimos recostarnos en el césped a mirar las nubes— Eres muy linda, dice Arturo— Lo que estoy segura, acaba de hacerme sonrojar— 


—Gracias, respondo en tono bajo— 


—A Arturo le gusta Ana, a Arturo le gusta Ana, a Arturo le gusta, empieza a cantar Maya, una y otra vez, luego de ponerse de pie, haciendo molestar a su hermano, quién se incorpora y empieza a correr detrás de ella por todo el jardín—  


—Yo solo observo la divertida dinámica y sonrío algo apenada— 

Él es un niño muy lindo, la verdad es que creo que él también me gusto mucho a mí. 





 




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