La Esposa oculta

Capítulo 4

Hace un mes que Ana y yo nos casamos, ese mismo día salí de la casa de mi abuelo, como alma en pena. No quería verla y menos estar cerca de ella, no después de su rechazo. 


—Estoy en mi oficina, después de nuestro peculiar matrimonio,  son muchas más las obligaciones que tengo, el tema es solo puedo venir a la empresa en la tardes, ya que en la mañana voy a la universidad y pues mi padre como de costumbre, solo se aparece por aquí, cuando necesita dinero o para figurar. 

 


—Escucho sonar mi teléfono y lo contesto sin revisar quien llama— Aló— contesto de manera cortés— 

 


—Hola Arturo— Dice Ana— 

 


—Hola, respondo afectado al escuchar su voz, sé que solo hay una razón por la que ella me llamaría y esa razón es Alesandro Del Valle— ¿Cómo esta él? — pregunto preocupado.

 


—El médico acaba de irse, tú y tus padres debieran venir, es solo cuestión de horas—termina diciendo con la voz ahogada por el llanto.

 


—Salgo para allá enseguida Ana— ¿Cómo estas tú?, pregunto.

 


—He estado mejor— responde ella.


—¿Y Maya?— pregunto preocupado.

 —No ha querido separarse ni un minuto de él, creo que ella también los necesita en estos momentos— Dice Ana.


—Listo, nos vemos en un par de horas, Ana—Digo antes de cerrar— 


Tomo el celular y le marco a mi padre. 


—Hola Arturo, contesta mi padre al otro lado de la línea.


—Hola papá, necesitamos ir a ver al abuelo— esta agonizando, digo en un tono serio—Paso a recogerlos en una hora— termino diciendo.


Mi padre muriendo, vaya vaya, le llego la hora al viejo y también  a mí, porque como su único hijo, todo pasará a mis manos— Bueno toca ir a hacer el showcito del velorio y el entierro y luego a vivir con Rey— termina diciendo Ricardo del Valle.


Paso por mis padres y nos encaminamos a casa de mi abuelo, son  varias horas en auto, para llegar allí, él siempre quiso disfrutar de la tranquilidad del campo y lo pudo hacer cuando se retiró. 


—Cariño, le avise a Gloria lo de tu abuelo, así que nos alcanzará allá— Dice mi madre— 


—Madre esto es algo familiar, no debiste hacer eso—respondo molesto— 


—Pues Gloria es tu novia, así que es como de la familia— interviene mi padre.


—Ni para que discutir con ustedes, seguramente ya  Gloria va en camino — Digo frustrado.


—Llegamos a la casa del abuelo 2 horas después, Maya sale a recibirnos, con su semblante triste— Se abraza a mí, mientras mi padre y mi madre, caminan sin detener su marcha hacía dentro de la casa.


—¿Quién está con el abuelo? — Pregunto intrigado— 


—Ana esta con él— responde mi hermana.


—Vamos digo, tomando su mano para entrar a la casa—


—Entro a la habitación del abuelo, inmediatamente después que lo hacen mis padres— Ana esta sentada junto a la cama del abuelo quién está dormido y con una máscara de oxígeno puesta, ella lo tiene tomado de la mano.


—Ya llego la familia, niña— Retírate dice mi madre en un tono bajo, pero que todos logramos escuchar.


—Sí señora, contesta Ana.


—Señora del Valle, aunque que tardes un poco más, ya es hora de que te vayas aconductando mocosa— De hecho soy la única sra Del Valle, hasta que Gloria y mi hijo se casen por lo menos— Dice mi madre orgullosa— 


—¡Madre por favor!— Digo en tono serio.


—No, te preocupes Arturo ya me retiro— Dice Ana— caminando hacia la salida de la habitación, seguida de mi madre que la alcanza estando ya en el pasillo y la sujeta por el brazo de manera violenta.


—¡Arturo! —¿Cómo te atreves  tratar a mi hijo, como si él y tú fueran iguales? — Eres una igualada, siempre lo has sido, ya veremos que harán tú y la arrastrada de tu madre después que mi suegro ya no esté— Yo misma me encargare de ponerlas en su lugar— Dice mi madre. 


—Suéltala mamá— Digo furioso— cuando la vi seguir a Ana, vine detrás de ellas.


—Tranquilo Joven Arturo, no necesito que me defienda— Mire señora Del Valle, no se le ocurra volver a llamar a mi madre de esa manera, porque se me va a olvidar que ella me inculcó el respeto a mis mayores— Y yo que usted, pensaría mejor antes de hablar, no es bueno que me provoque,  no sea que terminé enterándose de cosas que estoy segura no le agradarían en lo más mínimo— Termino diciendo.


—No me amenaces, Chiquilla— Dice mi madre levantando la mano para abofetear a Ana. 


Pero yo logro intervenir a tiempo y evitarlo. La mirada de Ana es de odio, no retrocede ni luce intimidada, por el contrario esta dispuesta a dar pelea. 


—Se acerca a mi madre y le dice— No se le ocurra, volver a levantarme la mano y mucho menos llegar a ponerme un dedo encima Señora Del Valle, digo en tono irónico— Porque le juro que me encargaré de que se arrepienta, cada día del resto de su vida— Doy la espalda y la dejo allí de pie junto a Arturo. 


—¿Qué crees que acabas de hacer mamá?— Reclamo indignado.


—Poner a esa mocosa en su lugar— Responde molesta.


—Pues hasta donde yo ví, ella fue la que te puso a ti en tu lugar, mamá— respondo parco— Y francamente espero, que escenas como estás no se repitan.


Mi madre solo me mira, antes de caminar de regreso a la habitación de mi abuelo. 


Un par de horas después, mi abuelo semiconsciente empieza a balbucear, llamando a Ana. Por lo que aún en contra de la voluntad de mis padres, decido traerla junto a mi abuelo. Quién solo un par de minutos después de sentir a Ana a su lado y escuchar su voz, da su último suspiro.  


El llanto de mi hermana y de Ana, no se hace esperar, mientras que mi papá y mi mamá lucen indolentes. 


—Hasta luego abuelo, digo acercándome para darle un beso en su frente aún tibia— Un par de lágrimas  ruedan por mis mejillas, mientras salgo de la habitación y camino hacía el jardín, en estos momentos lo único que quiero es estar solo.




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