La Esposa Sustituta

Capítulo 4: Sustituta

CINCO AÑOS ATRÁS
ANYA

Intento ahogar mis sollozos y es que todavía no creo que el abuelo ya no este con nosotros. Todos en los presentes en la sala parecen haber olvidado lo que sucedió hace unos momentos y se mantienen expectantes a lo que dirá el abogado del abuelo.

—Anya es suficiente —farfulla mi madre—. Compórtate como una dama.

Me siento sola en mi miseria hasta que él se acerca para confortarme.

—Lo lamento mucho Anya —dice Elliot y mi cabeza descansa en su pecho. Su cuerpo irradia cierto tipo de calor que me hace sentir segura hasta tranquilizarme.

¿Por qué no puedo? ¿No se me permite mostrar mi dolor en este momento? Volteo a ver Agnes y esta se mantiene erguida y perfecta junto a mi madre.

—¿Se encuentran listos señores? —inquiere el abogado. Mi padre y el tío Owen asienten. Llegó hace poco y a este si se le puede ver afectado por la partida del abuelo —. Hacen falta dos personas —señala el hombre de traje.

—Mi abuelo y mi padre están en un vuelo, pero están enterados de la situación y me ha dado su permiso para escuchar la lectura del testamento —anuncia Elliot y deja un inocente beso sobre mi cabeza. El abogado los invita a pasar al estudio y las mujeres nos quedamos fuera.

¿Qué relación tienen Elliot y su padre con la última voluntad de mi abuelo?

—Finalmente Octavio Martins será útil para algo —susurra mi madre mientras arregla su joyería. Siempre se caracterizo por mantener su apariencia impecable, además de conservar el porte en esta clase de situaciones.

Quiero defender el nombre del abuelo, sin embargo, eso significaría iniciar una discusión con mi madre y en estas circunstancias es lo último que deseo.

Solo quiero que él regrese. Que todo esto sea una fea broma.

—Ya sabes lo que debes hacer cariño —dice mi madre y arregla el cabello de Agnes—. Esto es algo que lleva pactado mucho tiempo y tú eres la indicada.

—Todo saldrá según lo planeado mamá —responde Agnes con una gigantesca sonrisa. Al sentirme completamente dejada de fuera decido ponerme de pie y buscar privacidad.

Soy consciente que el abuelo habrá repartido sus bienes y puede que me toque una parte, pero más allá de eso no me interesa lo que diga ese papel. En busca de un último acercamiento a él, entro a su habitación. El olor a pipa y su perfume crean una atmósfera que me transporta al pasado, cuando era niña y ambos leíamos mis libros infantiles aquí.

Abro su armario y toco los elegantes trajes que usaba diario para ir a la empresa. Es tan extraño ver los objetos de la persona que observabas a diario y que ahora nunca volverá a utilizar.

Escucho unos alaridos provenientes de afuera de la habitación, pertenecen a mi madre. Preocupada busco la salida, sin embargo, la puerta se abre abruptamente y mi madre entra cuál torbellino.

—¿Qué hiciste niña estúpida? —me abofetea de tal forma que me manda al suelo—. ¿Cómo eres capaz de arruinar el futuro de tu hermana de esa forma?

—¿Mamá de que hablas? —pregunto conteniendo las lágrimas que afloraron por el ardor en mi mejilla.

—¡Dorothea! —exclama mi padre entrando a la habitación —. ¿Qué te sucede? Necesitamos a Anya, no puedes lastimarla.

—¿Tú no harás nada? ¡Habla con ese abogado, debe haber una forma de anular esa cláusula! —brama empujando a mi padre.

—¿Papá que está sucediendo? —inquiero buscando una explicación a la repentina actitud de mi madre.

—Hija debemos hablar, tu abuelo dejo…

—¡Nos dejó en la ruina! ¡Tu abuelo tenía deudas que si no pagamos terminaremos en la calle! —explota mi madre—. ¡Se supone que todo se solucionaría!

—¿Qué haremos? —inquiero asustada.

—Nosotros nada Anya —responde mi padre—. Tú tendrás que sustituir a tu hermana.

—¿De qué hablas? ¿Qué sucede con Agnes?

—¡Tanto esfuerzo se fue a la borda! ¡Se supone que era para ella! —espeta mi madre en un ataque de pánico.

—Anya, la empresa esta a punto de irse a la quiebra y tendremos que fusionarnos con los Ackerman, pero para ello debes casarte con Elliot.

Abuelo ¿Qué has hecho?

 

(…)

 

—La boda debe ser lo más antes posible —me explica mi padre junto al abogado con más calma. Elliot y su padre ya se habían marchado para entonces —. De acuerdo a los abogados, solo tenemos dos días.

—¿Dos días papá? —. No es suficiente tiempo para organizar una boda. Me gustaría que ese día fuera especial, para Elliot y para mí. Una parte de mí le gustaría saber como reaccionó al enterarse de la noticia.

—Tu abuelo escondía muchas cosas, entre ellas deudas que fue acumulando con los años y que ahora debemos saldar lo más antes posible si no queremos que nos embarguen —revela. Me sorprende saber el estado de la empresa, me entere de que hubo problemas y se requirieron préstamos, pero desconocía cuan grave era.

—Elliot… ¿Los Ackerman están de acuerdo con esto? —pregunto.




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