La estrella que más brilla

Capítulo 9

La familia de Jayden es pequeña, su madre es un amor de persona. Al soplar las velitas solo estuvo su hermana, sobrinos _ que son evidentemente mayores que Jayden_ su pequeña hija y nosotros, sin embargo irradiaba alegría, a pesar de ya faltar una persona especial para ella, veo de donde Jayden ha sacado tal fortaleza.

Aplaudimos y felicitamos a la señora Isabel, sus ojos, a pesar del aspecto cansado que tiene fulguran luz. Jayden me habla constantemente de ella, es enfermera, lo que explica el cansancio en su mirada, los turnos de noche deben ser agotadores.

Encuentro a Jayden en una de las banquitas del pequeño jardín trasero, donde las voces de adentro de la casa se desvanecen en el viento, dando paso al canturreo de los grillos, acompañado únicamente por la luna llena de esta noche, la única luz perceptible en el lugar es la que ésta emite.

_ ¿Todo bien? _da un respingo en cuanto mi voz se cruza con la canción que los grillos insisten en continuar.

_ Si_ responde tenuemente, me siento a su lado, ofreciéndole un pedazo de pastel de mantequilla.

_¿Por qué te apartaste?

_ Pasa muy rápido el tiempo ¿no crees? _ me vuelvo hacia el, tiene la vista perdida con un destello de nostalgia.

_¿Por qué lo dices?

_No se, me cuesta creer que hace cinco años que mamá pasó su último cumpleaños al dado de papá.

Más de una vez escuché la palabra resignación, aceptar la realidad es, probablemente, la única forma de afrontar la adversidad, pero no el olvido. La verdad es que una pérdida jamás se supera, aprendes a vivir con aquello, pero jamás lo olvidas, mantienes tu mente ocupada, pero ahí sigue en un rincón, esperando a que termine el día para salir de nuevo y ser el centro de todos tus pensamientos. Las personas nunca se van del todo, dejan un pedacito de ellos en nosotros, el problema comienza cuando queremos tenerlo todo completo de nuevo.

_ Lo se, créeme que entiendo.

_¿Sabes que me decía Sofi cuando él se fue?

_¿Qué te decía?

_Qué papá se había convertido en una estrella, tal como le había dicho Mufasa a Simba_ ambos esbozados una sonrisa.

_ Me gusta la idea_ levanto la mirada hacia el cielo, recordando que yo también tenía estrellas haya arriba.

_Era tan pequeña, seguramente ni si quiera se daba cuenta de lo que realmente pasaba.

Su hermana tendría unos cuatro años cuando sucedió.

_Me es difícil ver la película sin llorar, desde entonces_ dice entre nostalgia y risitas.

_Bueno, ¿quien no llora con esa película?

Me rodea con su brazo, envolviéndome en un cálido abrazo, le respondo igual, me da un beso en la frente y nos quedamos así un rato. El silencio no es incomodo para nada, de hecho, a veces en nuestros momentos de quebrantamiento, no son palabras lo que necesitamos precisamente, aún no se han inventado las palabras capaces de sanar heridas, pero un abrazo es suficiente, te ayuda a saber que hay alguien ahí dispuesto a sostenerte cuando sientes que no puedes.

_ Ya decidí la universidad a la que iré.

_¿En serio?_ digo con evidente interés.

_ Si, voy a estudiar medicina.

_Vas a ser el mejor médico te lo aseguro.

_Espero ser aceptado.

_ No tengo la menor duda de que así será, ya te veré con una bata blanca y un estetoscopio alrededor del cuello_ dibujo una sonrisa. _ Aunque sabes que se me va a hacer raro verte así después de no pasar de observarte enfrente de un videojuego o un cómic ¿verdad? _ profiero a modo de broma.

_Bueno, de ser así, vendré cada verano y navidad a ver a mamá, a Sofi y dese e luego a ti.

_Bueno_ hablo después de unos segundos de silencio_ no sé lo he dicho a nadie, pero… he estado pensando en buscar la forma de… ir a estudiar a Toronto.

_Evolet, eso es grandioso_ su voz sale exaltada.

_Shhh, Jayden, eres al único al que se lo he contado, no quiero ir por ahí diciéndolo y que al final resulte que fui rechazada, ¿de acuerdo?

_Bien, aunque, me sorprendiste, jamás pensé que lo harías.

La incertidumbre es tal en mi que se transforma en miedo, miedo de todo, no ser admitida y a la vez de serlo, sería una gran desilusión para mí recibir una carta de rechazo, pero también, se me hace casi imposible saber que haría exactamente si recibo una aceptación.

_ Oye, ¿tienes algo que hacer mañana?

_No ¿Por qué?

_Morgan me invitó a ir al bowling, ¿vienes con nosotros?, ya sabes que entre más personas vayan conmigo, mejor para mí, creo también irá su primo.

_ Me parece buena idea

Me despido de él, seguido de su mamá, y por último de su hermana que prácticamente me ha robado el corazón, seguramente vendré a visitarla pronto.

 

⋆⋆⋆

 

M e encuentro en el asiento del copiloto, mamá conduce hacia el consultorio de Magy, como la suelo llamar, es mi psicóloga desde hace poco más de un año, le he tomado más confianza de la que pensé jamás tenerle, sus terapias me han sido de gran ayuda, ha sido todo un proceso desde luego, pero ha valido la pena. Gracias a ella, los antidepresivos ya no son tan indispensables y las noches tienden a ser menos tormentosas.

El tradicional aroma fresco del lugar me rodea, la recepcionista nos ofrece asiento mientras anuncia mi llegada, sus taconeos resuenan haciendo eco al fondo del pasillo, sus cabellos rojizos fantasía se elevan al caminar, a decir verdad tienen un aire rebelde, tendrá a lo mucho unos 25 años, una nariz en punta perfectamente perfilada y pequeña, si la tiene así de nacimiento vaya suerte, siempre usa labial nude y un delineado muy sutil que resalta la tonalidad de sus ojos pardos.

_ Adelante

Mamá me dedica una sonrisa dulce y animosa, esperará en la salita de espera como siempre. Me adentro a ese pasillo que siempre me ha parecido frío y un tanto obscuro, la única luz que entra es la que traspasa la ventana de al fondo, el resto del consultorio es muy iluminado excepto esta área.



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En el texto hay: amor, amistad, dolor

Editado: 04.01.2022

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