Daniel: como ya hemos llegado será mejor que empiece con la boda por el civil. Pero me siento feliz de cumplir con mi palabra de matrimonio.
Luciana: en cambio yo me siento diferente. Espero que con esto no se te olvide nuestra boda por la iglesia, ya que merezco tenerla.
Daniel: sería imposible que lo olvidara. Siento que hablaste de esto para distraerme y eso no pasará, ahora solo necesitamos seguir con nuestra boda.
Luciana: siempre terminas haciendo lo que quieres. Recuerda que mi opinión también importa y no nada más la tuya como estás acostumbrado.
Daniel: respetaré la opinión de mi esposa. Llegó el momento de que el juez empiece con la boda para que podamos celebrar nuestra unión.
El mira al juez por unos cuantos minutos y con la mirada le dice que empiece. El juez también lo mira y entendió perfectamente lo que quería.
Juez: estamos reunidos todos aquí para celebrar esta boda. Daniel Silverman Hudson aceptas a la señorita Luciana Andersen Lawson como tu esposa para amarla y respetarla, en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe.
Daniel: si, acepto. Porque ella es la única mujer que existe para mi, pero con esto quiero que le quede claro a mi mujer que la quiero de verdad.
Juez: Luciana Andersen Lawson aceptas a Daniel Silverman Hudson como tu esposo para amarlo y respetarlo, en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe.
Luciana: si, acepto. Porque lo amo, espero que me haga feliz el tiempo que dure nuestro matrimonio, ya que lo único que quiero es ser feliz a su lado.
Juez: el amor se debe de cuidar y con esto último los declaro marido y mujer. Pero para poder terminar solo faltaría que besaras a tu esposa.
Ellos se levantan de sus asientos y él se acerca a su esposa. Daniel la besa para decirle a todos los que habían presenciado su boda que ella era suya por su propia decisión, él después de que lo termina se separa de Luciana y sus familiares se acercan a ellos para felicitarlos.
Leónidas: mi hija se casó de una manera que nunca espere y se que la boda por la iglesia será completamente diferente. Ahora debemos de evitar que salgan malos rumores sobre esto.
Maximiliano: me encargaré de que no digan nada. Eso jamás ha sido difícil para mí, porque necesitaré proteger a mi hermana de los rumores malintencionados.
Luciana: no saben cómo lamento ocasionarles tampoco problemas. Mi prometido ya no quiso esperar más tiempo para casarse conmigo y sé que también fue un problema para ustedes cuando me vine a vivir con él.
Maximiliano: no quiero que te preocupes por nada eso. Porque soy tu hermano y sabes que siempre te protegeré al ser la princesa de nuestra familia.
Luciana: muchas gracias por considerarme una princesa a pesar de que nunca lo he sido y ustedes son los únicos que me llaman de esa manera.
Maximiliano: es que lo eres para nosotros. Ahora eres una mujer casada y sobre todo nunca debes de olvidar que eres una Andersen.
Luciana: jamás olvidaría quién soy yo. El cariño de mi familia siempre ha sido demasiado importante para mi, pero el que debería de no preocuparse por mí serías tú.
Maximiliano: sabes que nunca dejaré de hacerlo. Siempre podrás contar conmigo y solo necesitas llamarme para poder venir a verte.
Ellos terminan su conversación y el juez se despide. Ellos empiezan a caminar rumbo a la sala donde brindarán por su felicidad para después tomar asiento y Daniel lo único que quería era estar con su mujer.
Daniel: como ya nos casamos lo único que faltaría sería brindar por nuestro matrimonio. Ahora se que necesitare demostrarle a todos que seré un buen esposo.
Humberto: mi hijo siempre ha sido así. Porque todos nosotros sabemos que hizo las cosas mal desde un principio y con esto demuestra también que tiene un carácter demasiado impulsivo.
Leónidas: eso es lo que dice su comportamiento. Estoy seguro de que cambiará, ya que no puede evitar ser así con mi hija y con el matrimonio lo hará.
Daniel: casarme con ella fue lo mejor. Aunque todavía no entiendo mis propios sentimientos y espero descubrirlos con el tiempo y por sus caras se que fue demasiado tiempo.
Maximiliano: entonces porque te casaste con mi hermana si no sabes lo que sientes por ella. Además, están a tiempo de anular su matrimonio.
Daniel: jamás entenderé la manía que tienes de interferir entre mi esposa y yo. Ella ahora es mía y nos casamos porque así lo quisimos.
Maximiliano: seguiré interfiriendo si no la haces feliz. Mi padre seguramente estará de acuerdo y será mejor que llevemos a mi hermana a nuestra casa.
Daniel: en verdad les gusta hacerme enojar. Luciana no saldrá de aquí, deberían preguntarle si quiere seguir siendo mi esposa para que no sigan hablando.