La eterna prometida del magnate

Capítulo 9

Daniel: como ya terminemos te daré tus obsequios. Aunque me hubiera gustado tener más tiempo, pero eso no fue posible por nuestra boda.

Luciana: estoy lista para poder recibirlos. Espero que sea algo lindo y conociendo tus gustos seguramente no lo será y así que me sorprenderas.

Daniel: se supone que un obsequio debe de ser una hermosa sorpresa. Aunque no soy bueno haciendo esas cosas y por ti aprendí hacerlas.

Luciana: cuando hablas de esa manera te conviertes en un hombre romántico. Sabes que me gusta que seas así conmigo y siento que puedes enamorarte de mi.

Daniel: eres única para mi. Ahora llegó el momento de darte los obsequios y no dejaré que me distraigas con otras cosas, porque ya sabes lo que te espera.

Él saca de su bolsillo una pequeña cajita y de ahí saca un hermoso anillo. Daniel quería dárselo como un símbolo de que era su esposa y ella sonríe al ver lo hermoso que estaba, él se lo empieza a poner y cuando termina besa la palma de su mano.

Luciana: me imagino porque me lo diste. Déjame decirte que me gusta mucho este obsequio y seguramente me dirás que nunca me lo quite.

Daniel: es lo que tenía pensado decirte, esposa. No me gustaría que te lo quitaras y esto es solo un símbolo que quiero que tengas siempre.

Luciana: eso me pasa por casarme con un hombre celoso. Mi vida cambiara de una manera que nunca me imagine y como ahora me quieres estaré a tu lado.

Daniel: eras tú la que me decías que te querías casar conmigo. Esto era de esperarse y no importa si nuestra boda fue apresurada o no.

Luciana: esta no era la manera correcta de hacerlo. Pero no puedo decir nada, porque sería como llevarte la contraria y debo aceptar mi destino de ser tu esposa.

Daniel: menos mal que lo aceptaste. Ahora solo faltaría que te de el último obsequio que hace falta para poder irnos a nuestra casa.

Luciana: tienes demasiado prisa por dármelo. Prefiero terminar esta noche así, además se que tienes otros planes y ese sería consumar nuestro matrimonio.

Daniel: sabes que así pasaran las cosas. Sabes que he esperado demasiado tiempo para que seas mi mujer y me siento feliz por esta noche.

Luciana: solo me quieres tener de una manera u otra. Aunque no sientas amor por mí, estuviste dispuesto a retenerme a tu lado y algún día inesperado me pedirás el divorcio.

Daniel: te aseguro de que eso nunca pasará. Jamás dejaría que te hicieras ilusiones con el divorcio y como te dije antes siempre serás mi esposa.

Luciana: entonces dame mi otro obsequio para que no sigas pensando que nuestra conversación es una distracción, ya que no quiero que sigas pensando así.

Daniel: debes de comportarte como yo quiero. Necesito que evites poner más excusas y nada va a poder evitar que seas mía esta noche.

Luciana: no entiendo porque quieres que lo sea y te recuerdo que para que lo hagas necesitas estar enamorado de mi, además todavía no lo estas.

Daniel: estás poniendo de pretexto mi falta de mis sentimientos por ti. Aunque me digas más cosas no te escucharé y ahora sí te daré tu último obsequio.

Él saca de su bolsillo un hermoso collar de perlas y la razón de dárselo es que a ella le gustaba mucho. Daniel se levanta de su asiento para ponérselo y después de que lo hace toma asiento.

Luciana: siempre pensé que no me prestabas atención y con esto me has demostrado todo lo contrario. Pero me pregunto cómo sabes que me gustan.

Daniel: sé perfectamente todo lo que te gusta a pesar que he sido indiferente contigo. Estoy seguro que esta vez si te sorprendí, eso sí me convierte en un buen esposo.

Luciana: quieres que te reconozca de esa manera y lo haré. Deberías de estar feliz y espero que el interés que tienes por mi nunca se termine.

Daniel: no solo tengo interés por ti. Eso parece que no lo entiendes y necesito pagar la cuenta para poder irnos de este lugar, ya que falta lo más importante.

Ella lo mira, porque entiendo lo que le quiso decir. Daniel hace llamar al mesero para pedirle la cuenta y a los pocos minutos se lo da y él se la paga, ellos se levantan de sus asientos y Daniel toma la mano de su esposa. Ellos salen de esa manera de ese lugar y la suelta cuando llegan a su auto, Daniel ayuda a su esposa a subirse a su auto para hacerlo también y después de eso empieza a conducir.

Luciana: es extraño para mí haber tenido una cita normal contigo. Porque la que habíamos tenido nunca lo fueron y agradezco la intención que tuviste y pensándolo bien no es considera una cita sino una celebración.

Daniel: si quieres considerarlo de esa manera así será. Eso me recuerda que necesitamos tener una cita normal y no quiero que le cuentes a nuestras hijas el mal prometido que fui contigo.




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