La eterna prometida del magnate

Capítulo 16

En la casa de la familia Silverman

Humberto: jamás espere que nuestro hijo faltara a la empresa después de casarse con su prometida. Él se está comportando como un hombre enamorado.

Victoria: él está ciego al no darse cuenta de sus sentimientos y te recuerdo que esta noche iremos a cenar a su casa. Pero será una gran sorpresa ver que se comporta bien con Luciana.

Humberto: nuestras hijas saben que iremos. Seguramente la familia de su esposa también fue invitada y esta sería como una reunión familiar.

Victoria: las niñas están listas para reclamarles por no presenciar su boda. Nada más que se tranquilizaron al saber que se casarían por la iglesia.

Humberto: es que Daniel debe de hacer lo correcto y eso para él sería eso. Además, nuestras familias siempre han sido demasiado tradicionales para permitir que únicamente se casaran por el civil.

Victoria: como nuestro hijo no sabe esperar estoy segura de que ya consumaron su matrimonio. Eso significa que muy pronto tendremos a nuestros primeros nietos.

Humberto: siento que los primeros serán trillizos. Daniel tendrá que cuidar muy bien a su esposa cuando esté embarazada, así que Dastan se hará cargo de la empresa mientras lo hace.

Victoria: el siguiente en casarse será Dastan. Él también tiene un comportamiento extraño y me he dado cuenta de que está enamorado de su sirvienta.

Humberto: te refieres a esa sirvienta que tanto protege. Solamente que sus gustos después de mucho tiempo no han cambiado y las prefiere de esa manera.

Victoria: estoy segura que con ella se casará, así que tendré que preparar otra boda. Definitivamente a nuestros hijos les gusta vivir con las mujeres que aman antes de tiempo.

Humberto: él único que no está comprometido es Dastan. No puedo creer que ellos tengan el mismo comportamiento siendo tan diferentes en personalidad.

Victoria: por algo son gemelos. Sabes que a ellos no les gusta que los comparen y se molestan cada vez que lo hacemos, pero no debemos de decirle nada ante su presencia.

Humberto: las cosas se deben de dar por sí solas. Aunque ellos no entiendan lo que les trata de decir sus corazones y únicamente debemos de apoyarlos en sus decisiones.

Él guarda silencio y al escuchar a su esposa sabía que tenía razón. Ellos tenían que observar el comportamiento de cada uno de sus hijos y no estarían tranquilos hasta saber que habían tomado la decisión correcta, Daniel ya la había tomado y solo faltaria que lo hiciera Dastan.

En las afueras de la ciudad

Luciana: este lugar que me trajiste está demasiado apartado de la ciudad. Espero que no tengas otra intención, porque hemos venido hasta aquí para tener nuestra cita.

Daniel: todavía sigues pensando mal de mi. Pero para hacerte mía tendré toda la noche y este lugar me pareció perfecto para tenerla, así que tendremos una cita normal.

Luciana: con razón vinimos después de que terminamos de desayunar. Además, me gustó mucho esta sorpresa y mucho más las rosas rojas que me distes.

Daniel: tenía que pensar muy bien el lugar donde la tendríamos y quería pasar este tiempo a solas contigo. Este lugar también nos servirá para ver el atardecer juntos.

Luciana: pensaste en cada detalle para darme esta sorpresa. Ahora me imagino que esa casa que está cerca es tuya si no hubiéramos venido hasta aquí.

Daniel: por supuesto que lo es y en otra ocasión te la mostraré, ya que no voy a tener tiempo para hacerlo, así que será mejor empezar para no seguir perdiendo más el tiempo.

Ella miraba el hermoso ramo que le había dado y sobre todo en ese lugar se encontraba una mesa adornada con un floreros de rosas y como a ella le gustaba le encantaba esto. El se acerca a su esposa para ayudarla a sentarse y a los pocos minutos lo hace también.

Luciana: al sentarnos me puedo imaginar qué comeremos primero. Me gusta ver que no perdiste ningún detalle al preparar esto y te veo y no puedo creer que lo hayas hecho.

Daniel: tenía que hacer algo por mi esposa. Esto no sería nada para mi, porque lo hice con la intención de que me regales una sonrisa que solo tú me puedes dar.

Luciana: precisamente esas palabras me harán sonreír de felicidad. Quisiera seguir escuchándote y siento que tienes más cosas que decirme y este sería un buen momento para escucharlas.

Daniel: pienso que las palabras no serán necesarias entre nosotros. Porque hemos hablado lo suficiente y también la mejor manera de comunicarnos sería a través de los sentimientos.

Luciana: si no quieres hablar entonces quiero que me beses para poder continuar con nuestra hermosa cita. Siempre que me besas siento algo diferente.

Daniel: puedo sentir con eso el amor que sientes por mi. No pienso negar que estas despertando en mí otros sentimientos y por esa razón te beso para descubrirlos.




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