La Eterna Prometida. Saga Salamina Nº 5

Capítulo 2

Ana, la madre de Federico y Alberto, con el rostro pálido colgó el teléfono después de charlar por un largo rato con Rosalba la madre de Deisy, sobre el dichoso compromiso, aunque ella reía, Ana sabía que eso traería consecuencias nefastas, para las dos familias.

Ana se giró y tomo un sartén y miraba con furia muy controlada a su hijo mayor, tenía canas que su Alberto  le había ayudado a conseguir, siempre estaba metiéndose en problemas o haciendo cualquier locura.

_ ¿Por qué hiciste algo así? _ Ella aún sostenía el gran sartén en la mano y tenía la intención de estampárselo en la cabeza_ Ahora ella va a ser el hazme reír del barrio y de todo el pueblo de Salamina, lo murmuraran dejándola en ridículo.

_ Ella se lo busco_ siguió comiendo el desayuno que su madre, momentos antes le sirvió _ ella comenzó a gritar delante de todos mis amigos, para dejarme en ridículo, pero  la torta se le volteo.

Ana miraba incrédula con la frescura que él habla, ni siquiera había pensado en las consecuencias de sus acciones.

_Pero, porque no dejaste claro que era un malentendido _ le grito furiosa _ ahora en el pueblo va asumir que ustedes dos están comprometidos, ella apenas tiene doce y tu dieciocho años y te vas mañana para la universidad, no puedes dejarla con esa carga.

Él solo se limitó a mirar a su madre, mientras analizaba sus movimientos y buscando cualquier estrategia de escape, y subió los hombros restándole importancia a lo que ella decía.

_ Eso le enseñara a pensar antes de actuar _ respondió y bebió un poco de la taza que tenía al frente de él, muy despreocupado.

_ Levántate y llama a Rosalba y le dice que es un mal entendido y que Deisy estaba solo jugando con sus amigos_ camino amenazante a darle con el sartén_ o vas o te rompo la cabeza _ sentenció la mujer.

_ No lo voy hacer, además eso la protegerá de que cualquier mal intencionado se le acerque y le haga daño_ rio y se levantó rápido al ver venir el sartenazo a su cabeza _ ¡Ya estas viejita! _ corría riendo por toda la cocina y le lanzaba besos para enfurecerla aún más _ además mañana me voy para la capital a estudiar y no la vuelvo a ver hasta dentro de dos años y tal vez, tal vez cuando vuelva cancelo el compromiso _ esta palabras enfurecieron aún más a la mujer que hacia todo el esfuerzo para alcanzarlo darle su merecido, él reía porque conocía las intenciones de la furiosa mujer.

Ana al ver que no lo podía alcanzar le lanzo el objeto, pero tan de buenas el malicioso joven, que este se estrelló al frente de los pies de Felipe que estaba ingresando a la cocina para desayunar e irse al colegio.

_ ¡Mamá! _ Grito cuando dio un salto para evitar que el sartén lo golpeara en los pies _ ¿Eso no se usa para cocinar?_ Reía al ver el cuadro.

_ El estúpido de tu hermano, me va matar, como lo alcance lo voy a destornillar_ Ana respiraba furiosa y tomo un palo de escoba con el propósito de pegarle a su hijo.

_ Mamá, si él no se casa con Deisy, me caso yo_ dijo el joven buscando una muy sencilla solución al problema desde su punto de vista, comenzó a servirse en un plato parte del desayuno _ Tú la amas como a una hija, y no importa con quien ella se case, después de que, "mi reina" quede en la familia.

_ ¿Y a ti quién te dijo que yo no me voy a casar con el conejo? _ En sus ojos brillaron con malicia _ Solo hay que dejarla que se engorde un poco..._ salió corriendo cuando vio el proyectil de escoba que iba a toda velocidad a su cara. La carcajada de su hijo mayor lleno la casa, mientras su madre lo miraba y sonreía, siempre era así. Felipe miraba a su hermano era su ídolo y lo admiraba mucho.

*******

Pasó una larga semana y el teléfono de la familia Moreno, sonó a las dos de la madrugada, despertando a Ana. Ella temblorosa se levantó y corrió al aparato que no dejaba de repicar, ella en su corazón tuvo un mal presentimiento, en la carrera su esposo Alberto que acababa de llegar de su largo viaje, la siguió.

Llego a la pequeña sala y se acercó muy nerviosa al teléfono y con mano temblorosa levantó la bocina y lo pego al oído como si este estuviera lleno de algo repugnante y con voz aterrada dijo.

_ Hola_ Su voz era poco audible.

_ Señora Ana Moreno _ dijo la voz de un hombre desde el otro lado de la línea.

Ella escuchaba atenta y apenas entendía lo que decía, pero cuando comprendió gritó con un dolor que desgarro su corazón.

_ Noooo_ Gritó dejándose caer al suelo_ Noooo. Dios mío no_ lloraba y su esposo aturdido por el dolor que ella manifestaba y la confusión.

_ ¿Es mi hijo Alberto? _ Le decía el hombre que se arrodilló a sus pies y tomándola por los hombros trataba de que ella le dijera lo que había escuchado de la llamada _ Ana, dime es mi hijo.

Al ver él, que ella no respondía y aun sostenía el teléfono en sus manos se lo arrebató y se lo pego al oído y al verificar que en la línea alguien trataba de comunicarse con ellos.

_ Hola, dígame por favor, que es lo que pasa _ el hombre escucho atentamente y su rostro se puso tan pálido y se estremeció por la notica que escuchaba.

Con amor y ternura la levantó a su esposa que se mantenía en el suelo de la sala, lloraba muy desconsolada y la llevo a la habitación.

_¡Oh, Dios mío! _ manifestaba la mujer en medio del abundante llanto ____ No puede ser, que dolor tan grande, Alberto que vamos hacer.

_ Vamos amor, debemos ir, nos necesitan, debes tener la fuerza suficiente_ dijo el hombre con el rostro pétreo por el dolor _ debemos apurarnos.

Felipe que escucho los gritos de su madre se levantó y corrió al lado de sus padres.

_ Papa, ¿Qué paso? _ dijo el muy nervioso no le gustaba el rostro lúgubre de sus padres _¿Es mi hermano?

_Hijo, mío_ al hombre se le quebró la voz por el dolor _ prepara una habitación, por favor pronto te llamamos y te avisamos, todo es muy confuso y no quiero hablar lo que no es.

_Pero papá _ trato de averiguar algo, pero Felipe conocía a su padre , él nunca hablaba de lo que no estaba seguro, él era un hombre de muy pocas palabras, pero cuando las utilizaba lo hacía de manera muy sabia.




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