La falsedad de la corona

Capítulo 5

Curiosidad, de nuevo tú.


 


Los rayos de sol entran por la ventana y me despiertan. Apenas y había dormido, pase toda la noche pensando y repasando lo sucedido.

Me tuve que deshacer del vestido, aún no se con que mentira le saldré a mi amiga. Y el estúpido del “príncipe” me presionó todo el tiempo con su mirada, observaba todo lo que hacía, cada mínima cosa. Al final, cuando termine de limpiar, me corrió con total fuerza. Ni siquiera me dio tiempo de decirle algo al respecto, aunque al final él terminaría por ignorarme.

Maldito estafador.

Rápidamente me meto al baño, tomo una ducha, me coloco un vestido color rosa coral y acomodo mi cabello para salir de la habitación y dirigirme con Aileen.

—Cuando regrese de bailar ya no te encontré, tus padres también te buscaban…

Oh, no. No lo digas por favor. Suplique en mi interior.

—¿En donde estabas?.

No, todo iba tan bien. Soy mala para mentir, ¿Ahora que se supone que tenga que decirle? Si le cuento la verdad no me lo creería, es más probable que me crea el hecho de que me raptaron unos duendecillos para que sea su Reina.

Abrí la boca con duda, sin saber cómo reaccionar.

—Yo…me quedé dormida— digo en voz baja tratando de sonar apenada.

Ella enarcó una ceja dudando de mis palabras.

—Aja— espetó—, ¿Y mi vestido?.

Ahora la mejor opción es correr y tirarme por uno de los grandes ventanales, así ni ella ni el “príncipe” podrán molestarme.

—Lo lleve a lavar, le cayó vino—miento descaradamente.

—¿A qué hora hiciste eso?— interroga dejando de caminar.

Suspiro pesadamente cerrando los ojos con fuerza y dejando de caminar.

—He roto tu vestido y tenía miedo de que tú o mis padres lo vieran y dijeran algo al respecto.

Ella entrecierra los ojos un momento y me examina con sumo cuidado.

—Bien, te creo.

—No estoy esperando que me creas, es la verdad– digo tratando de no perder credibilidad.

Afortunadamente ya no dice nada y reanuda el camino, me apresuro a seguirla sin decir nada más al respecto.  Solo puedo agradecer el que creyera mis mentiras, aunque estoy segura que no lo pasará por alto. Pero ya no pensaré en eso, por el momento solo trataré de concentrarme en el ahora, en mi trabajo; no quiero pensar en nada más.

—¿Reparaste en la presencia del rey de Amadahy y su  hijo?.

Salgo de mis pensamientos y enfocó en la chica a mi lado.

—¿Sabes a qué hora que se marchó?— indague.

—En cuanto termino de hablar con el rey Zygor y el príncipe Daune.

Llegamos hasta donde se encuentra la princesa Claire. Claire sonríe al vernos y agita su mano en forma de saludo. Lleva puesto un vestido azul índigo, que resalta sus delicadas fracciones al hacer contraste con su cabello rojizo.

— Ayer no las vi por ningún lado— dice con tono suave.

— Lo sentimos Claire, no creímos que...

— Son mis doncellas, deben de estar conmigo en todo momento.

— No volverá a pasar— murmuro observando sus ojos— Una disculpa.

— Claro que no volverá a pasar, ya no hay dudas, no veo el porqué volvería a suceder.

Claire nos guía por el castillo y nos muestra varios lugares hermosos. De pequeña solía soñar que vivía en el castillo y jugaba en su maravilloso jardín, recorría cada pasillo, visitaba su gran biblioteca, pintaba cada rincón que imaginaba fascinante y que, afortunadamente, no me decepcionó, de hecho rompió mis expectativas y fue más allá de ellas.

Mi madre, a pesar de que era poco tiempo el que hablábamos, solía decirme que, si todo iba conforme estaba escrito y actuaba con firmeza e inteligencia, lograría vivir en un castillo. En ese entonces no lo entendía, ahora supongo y se debe al logro de tener un trabajo dentro.

— Me encantan las mariposas, hay varias de distintos colores; es maravilloso.— dice, Claire al estar en un pequeño jardín detrás del castillo —. ¿Saben? De pequeña solía correr detrás de ellas y atraparlas con una red que dañaba las flores, ahora se que, entre más bello se conserva el jardín, más mariposas se acercan y puedo simplemente observarla todo el día extasiada. Este es mi lugar favorito.

Había varias flores de diferentes colores, el lugar plagado por el delicioso aroma que estás despedían. Era fresco, como una fragancia. Las mariposas volaban alrededor creando una vista maravillosa, completamente colorida.

Claire nos invitó a tomar asiento en una banca frente a tal espectáculo. Tras nosotros había un pequeño pozo,  cubierto con enredaderas y flores. Era algo hermoso lo que tenía ahora a mi alrededor, pero también era inusual toparnos con un espacio verde y florecido, las únicas rosas que había visto eran las marchitas que venden en el mercado por docena, también las que venden en la florería cerca de aquí, pero solo las veo de lejos porque cuestan un ojo de la cara.

— Es maravilloso tu espacio. Debo decir que, a excepción de las flores que mi padre le regala a mi madre los domingos, no había visto nada igual— dice Aileen—. Aunque estas aún conservan su vida, color y esquisto aroma.

— Nada se compara con este espectáculo— murmuro con la vista perdida en lo que tenía al frente—, mucho menos las flores que tu padre le lleva a tu madre cada inicio de semana.

Claire suelta una pequeña risa, una melódica, suave y delicada. Todo en ella era perfecto.

— Estoy de acuerdo con Briar— me da la razón. Observa las flores antes de añadir—: Disculpa Aileen, pero ninguna otra flor se compara con las que tengo en el jardín. La diferencia está en la dedicación   que recibe cada una y es que no es para menos, debido a lo escasas que son lo mínimo que requieren son mucha  atención.

Nos quedamos en silencio un momento. Ninguna se atreve a romper ese momento de tranquilidad, hasta que Claire murmura algo entre dientes que llama mi atención.

— No soporto la presencia de " mi querido hermano"— masculla Claire—. Una disculpa por mis palabras, sin embargo me atrevo a decirles que él no es más que un bastardo que se ha robado lo que me pertenece. Es absurda la idea de que una mujer no puede estar al frente del trono, portando la corona.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.