La Favorita

Prólogo

1885- Londres, Inglaterra.

 

El más cruel de los inviernos había azotado la gran ciudad, dejando una huella permanente en muchos de sus habitantes. Muchos, recluidos en sus hogares, otros, emigrando hacía hemisferios más cálidos y los más desafortunados, pereciendo en las heladas calles.

Ese invierno había sido muy cruel y arrollador, tanto por las gélidas noches como las pérdidas que había provocado. El más particular y cuya importancia había sido más relevante para la sociedad londinense fue el de la familia Hensley, cuyo jefe de familia y dueño del banco más importante de la ciudad, Lord Frederick Hensley, había fallecido tras un silencioso infarto durante su apacible sueño nocturno.

La lamentable la noticia llegó, no solo a la familia, sino también a su mejor amigo y socio, Alexander Miller. Junto a él, también llegó el hijo del difunto quién, desafortunadamente, había perdido a su amada esposa a los inicios del invierno durante el alumbramiento de su primogénita. Sin descanso para la tragedia, el joven Thomas Hensley, había pasado de la viudez a la pérdida de su padre en pocos meses y como único heredero, su presencia se había vuelto fundamental en el negocio familiar.

Su madre, Lady Caroline Hensley, se encontraba dichosa por la presencia de su hijo y de su pequeña nieta, Emily, en su gran mansión a las afueras de la ciudad, pero al parecer ella era la única jubilosa por ello. El socio de Lord Hensley, por ende, también partidario de la herencia, se encontraba inquieto por el hecho de compartir nuevamente la sociedad del banco. Su ambición era enorme y sus perversos planes se encontraban bien ocultos bajo un manto de amabilidad y picardía que, combinado a la ayuda de una joven con cara de ángel, podrían llevar al joven Thomas al límite.




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