La favorita del jefe

Capítulo 14: No los merezco

Adrien

Abro mis ojos con pesar y miro hacia mi lado, veo a mi madre que está dormida a mi lado y sonrío, luego recuerdo todo lo sucedido, Zoe estaba conmigo, intento levantarme de la cama, pero estoy conectado a unas máquinas que comienzan a sonar cuando retiro los cables con brusquedad

—Hijo qué haces? —mi madre viene hacia mí —debes descansar

—¿Donde está Zoe? Necesito verla

—Adrien

—Mamá dime que ella está bien —me pongo de pie y mi madre solo asiente.

—Supongo que Zoe es la chica que estaba contigo —afirmo con la cabeza —está estable, pero aún no despierta, eso me dijeron la última vez

—Quiero verla

—Adrien debes descansar, casi mueres congelado ahí dentro por Dios —mamá me toma de los hombros —esa chica está bien, por qué te interesa tanto esa empleada? —sus ojos buscan respuesta en los míos

—Ya lo dijiste, es mi empleada, parte de mi equipo —respira hondo

—¿Solo eso? 

—Si mamá, solo eso —me alejo un poco de ella

—¡Papá! —grita Alan al verme y corre hacia mí, yo me pongo a su altura y lo abrazo fuerte —papá que bueno que estás bien

—Claro que si

—Tenía miedo de perderte —dice con sus ojos llenos de lágrimas —y no porque me hayas adoptado, es porque te quiero —lo miro confundido sin entender mucho, mi madre sale de la habitación dejándonos solos y voy hacia el sofá con mi hijo.

—¿Por qué dices eso Alan? —él se sienta a mi lado.

—Valeria me dijo que solo te defendía porque me recogiste cuando mis padres me dejaron, pero no es cierto —él mira sus manos —yo te quiero, juro que si papá —sonrío ampliamente al escucharlo

—Dijimos que olvidaríamos eso sí? Da igual el pasado, eres mi hijo, yo soy tu padre, te amo mucho Alan.

—También te amo papá, eres mi único papá —él me abraza, decirle a un niño que es adoptado no fue nada fácil, pero habíamos tomado mi esposa y yo la decisión de ser honestos con él, Alan se lo tomó bastante bien la verdad y nunca ha querido saber nada sobre sus padres, normal, estos lo abandonaron cuando solo era un bebé, qué clase de monstruo hace algo así? 

—¿Dónde está Valeria? —Alan se separa de mí

—Estaba conmigo, pero me enojé con ella y me fui, ahora no sé en donde está

—¿Y tú en donde estabas? —él sonríe un poco

—Fui a ver a Zoe, tuve que esconderme de los médicos, pero logré verla, no estaba despierta, pero parecía bastante bien —sonrío —¿por qué estabas con ella papá? —sus ojos me miran curiosos

—Quería hablar con ella, invitarla a salir —su mirada se ilumina al escucharme —escogí mal lugar para eso, quedamos encerrados

—¿Y? ¿Aceptó salir contigo? 

—Bueno, no sé bien, debo preguntarle de nuevo —me pongo de pie —me esperas aquí? Iré a verla —él asiente rápido con una gran sonrisa y salgo de la habitación, pregunto al primer doctor que veo y me indica en donde está Zoe, esperaba encontrarla en cama cuando llegara, pero al entrar al cuarto ella está de pie mirando por la ventana la lluvia que cae, al parecer aún tiene frío, ya que está bastante abrigada con una manta encima.

—Zoe —rápido voltea hacia mí, sus ojos se abren y no me da tiempo a reaccionar, en segundos ella me está abrazando

—Que bueno que estás bien —la abrazo saliendo de mi shock —los médicos no querían decirme nada sobre ti, estaba preocupada.

—Y yo por ti —ella se separa un poco, pero la mantengo cerca de mi cuerpo —tenía miedo Zoe —me acerco a sus labios con ganas de besarla, pero esquiva mi beso y mis labios solo rozan su mejilla

—Adrien esto no está bien

—Por qué? —intenta alejarse más pero no la dejo

—Eres mi jefe —me mira —y además, siendo sinceros, es obvio que te avergüenza estar conmigo, soy una simple empleada y tú

—Un hombre que debe cambiar su forma de ver a los demás —una de mis manos va a su mejilla y acaricio esta —he sido rico toda mi vida Zoe, jamás he pasado necesidad alguna, jamás me ha gustado alguien con una clase inferior a la mía, pero llegaste tú y estás cambiando todo.

—Adrien

—Al menos dime que aceptas tener esa cita que te pedí —espero su respuesta y una pequeña sonrisa aparece en sus labios —por favor

—¿Y luego qué?

—No lo sé —soy sincero —solo te pido una cita, conocernos sin discutir, solo eso Zoe —ella asiente sin dejar de mirar mis ojos y la beso sin poder aguantar más, hacía mucho que no sentía las cosas que estoy sintiendo, quizás solo sea una atracción pasajera, pero no me quedaré sin descubrir que es lo que siento por ella, unos toques en la puerta nos hacen separarnos y mi madre entra a la habitación, mira a Zoe y luego a mí.

—Valeria no aparece —dice rápido —estaba en el hospital Adrien, he buscado por todos lados y no está, tampoco en casa

—Que revisen las cámaras 

—Ya lo están haciendo —yo camino hacia la puerta

—¿Puedo ayudar? —cuestiona Zoe y la miro

—No, solo descansa —salgo rápido de esa habitación pensando en mi hija, los minutos pasan y las grabaciones de las cámaras solo muestran que esta salió del hospital, salió sola y no fue a la casa, es de noche y está lloviendo, ¿dónde puede estar?

Subo a mi auto pensando en un lugar y no dejo de mirar por las calles, detengo el auto cuando llego al parque, al cual le gustaba venir todas las semanas con su madre, desde bebé la traíamos aquí, bajo del auto y a unos metros la veo debajo de un árbol, no está en su silla y corro hacia ella.

—Valeria —sus ojos se abren al escucharme —¿Valeria estás bien? —la abrazo, está temblando, supongo que de frío

—Me caí, intentaba tomar una flor y —su voz se corta, yo camino con ella hacia el auto

—Me diste un susto de muerte —la dejo en el asiento de atrás, ella sujeta la puerta cuando iba a cerrar esta

—¿Por qué me buscaste?

—¿Por qué? —la miro confundido —Eres mi hija Valeria

—Te he dicho que te odio todos estos años, te he ignorado, maltratado y le dije a Alan en el hospital que merecías lo que te estaba pasando, le dije a Alan cosas feas, le recordé de donde viene —sus lágrimas salen




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