La favorita del jefe

Capítulo 19: Padres

Zoe

Miro a Adrien cuando habla, aun mis oídos no dan crédito a lo que acaban de escuchar, ha dicho ante todos sus empleados que soy su novia y la verdad no sé en donde meterme porque todos nos están mirando, Adrien camina hacia mí y toma mi brazo haciendo que me coloque a su lado, mis mejillas deben de estar muy rojas, pero apuesto a que él ni lo ha notado.

—Ella es mi novia —repite dejándolo más que claro —y no, no está aquí por esa razón, ni porque haya favoritismo, Zoe está aquí porque es mejor que mucho de ustedes cocinando, no ha estudiado, pero tiene un don —el silencio es abrumador —si alguno no está cómodo con lo que he dicho puede dejar su renuncia en mi despacho —nadie dice nada.

—Adrien —Alisa habla

—Alisa —este la interrumpe —espero que no haya una tercera vez o cumpliré lo que te dije en mi despacho —no sé de que habla, pero Adrien comienza a caminar llevándome con él, yo sigo en shock sin aún poder creer lo que ha pasado, al entrar al despacho me suelta y cierra con llave la puerta, él va hacia su silla y se sienta en esta, no me mira ni me habla y ahora parece enojado

—Adrien

—Te fuiste —dice sacando una botella de whisky y dos vasos —no dijiste nada y te fuiste sin despedirte como un ladrón —me mira —Zoe estoy poniendo de mi parte y como vez voy en serio contigo, si no eres capaz de hacer lo mismo entonces dilo y terminamos —sus palabras son duras, pero lleva razón —ayer fue una tortura dormir a tu lado sin poder hacerte el amor como quería —definitivamente me quiere matar de un infarto, luego de servir la bebida viene hacia mí y me extiende un vaso, el cual tomo aunque no beberé.

—Tampoco pude dormir —admito mientras él le da un trago a su bebida —también te deseo Adrien y sí quiero estar contigo es solo que

—Sin peros —comenta mirando mis ojos —quiero hoy presentarte ante mi familia Zoe, no como mi empleada, sino como mi novia, tú decides —sonrío sin poder evitarlo

—Por supuesto que quiero

—.No bebes? —señala mi vaso y niego con la cabeza —¿por qué? —mi mente me obliga a pensar en algo aunque en algún momento debo decirle sobre mi pasado, pero estoy segura de que cuando eso pase Adrien no me va a querer cerca de sus hijos ni de él, jamás aceptará a alguien como yo en su familia, fui drogadicta y prostituta, algo que he intentado olvidar, pero que hace que aún tenga pesadillas, además, le fallé a la única persona a la que no debía fallarle, mi hijo, ese pequeño que ni siquiera sé en donde está o si está bien o si está vivo, quiero pensar que sí, que es feliz.

—No me gusta —murmuro y él toma mi vaso asintiendo, camina hacia su escritorio y deja todo sobre su mesa

—Zoe qué sucede? Puedes contarme cualquier cosa, ¿vale? —yo sonrío triste, no quiero perderlo

—No soy de esta ciudad —digo mirando sus ojos —me mudé hasta acá hace unos años porque —me callo, como decirle que huía del lugar en el que estaba y del hombre que me obligaba a trabajar para él —porque mis padres me echaron de casa —miento aunque no del todo —no me gusta la bebida, mi padre era alcohólico —y eso es verdad

—Entiendo —él sonríe un poco, aunque sé que no me cree del todo.

—¿No los has vuelto a ver? —niego con la cabeza

—Tampoco quiero hacerlo —respondo sin pensar mucho, para mí esas personas están muertas, solo espero que mi hermano haya tenido un futuro mejor que el mío, Adrien se sienta sobre su escritorio

—¿Has estado casada Zoe? —miro sus ojos

—Por qué tantas preguntas? 

—Solo quiero conocerte —él ríe —y me gustaría saber si hay algún ex psicópata por ahí —yo trago en seco, solo espero que no y que Santiago se haya olvidado de mí.

—No, no lo hay —miento mirando sus ojos y sé que estamos empezando mal.

Adrien me hace una seña para que me acerque a él y eso hago, al llegar me abraza y sí, es lo que necesitaba luego de sus preguntas que solo me han recordado el pasado, pasado que quiero olvidar porque lo único bueno en él desapareció rápido de mi vida y nunca supe nada, por más que rogué a Santiago no quiso decirme nada sobre nuestro hijo, me dijo simplemente que lo olvidara y que siguiéramos con nuestras vidas, simplemente se deshizo de él como si no fuera un bebé inocente que llevara su sangre.

—Siento que hay cosas que te guardas —Adrien deja sus manos en mi rostro —pero entiendo y no voy a presionarte, si algún día quieres decirme aquí estaré Zoe —él acaricia mi rostro para luego besar mis labios, quizás debería hablarle sobre mi hijo y quizás él pueda ayudarme a buscar a este aunque no tengo ninguna información al respecto, solo sé cómo iba vestido y que estaba envuelto en una manta azul que yo misma había comprado para él, no sé nada más.

—Adrien

—Esta noche quiero dormir contigo otra vez —ambos sonreímos —ya soy adicto a ti Zoe

—Esta noche no quiero solo dormir —su sonrisa se agranda al escucharme y vuelve a besarme.

Mi turno termina y recojo mis cosas, Adrien dijo que me llevaría él mismo a la casa y luego iríamos a la suya, salgo del restaurante, pero al ver a las personas que están ahí me quedo de piedra, son ellos, mis padres y no están solos, están con Liam, retrocedo par de pasos al comprender todo y ver cómo abrazan a este, Liam, por eso el parecido con mi hermanito, los mismos nombres, por eso me sentía bien con él, mi corazón me lo estaba diciendo, pero mi mente se negaba a reconocerlo porque era imposible que mi hermano estuviera aquí en esta ciudad, ellos están sonriendo y entonces Liam mira hacia donde yo estoy, su sonrisa se borra por completo al verme y comprendo ahora que él sí que sabía quién era yo, mis padres también me miran.

—Zoe —él camina hacia mí —Zoe yo —mis ojos se empañan por las lágrimas, quiero abrazarlo, quiero besarlo, pero cuando nuestros padres se acercan solo retrocedo. 

—¿Zoe? —cuestiona mi madre mirándome asombrada —hija

—No me llames así —sigo retrocediendo hasta que choco con alguien y las manos de este van a mi cintura.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.