La favorita del jefe

Capítulo 24: No confío

Zoe

Adrien sigue mirando mis ojos y eso solo provoca que los nervios aumenten, él espera que diga algo, pero qué decirle, tampoco puedo decirle la verdad aunque tenga la ligera impresión de que él nota cuando le miento.

—Ya Víctor te dijo, pasaba por aquí, vio lo que había preparado y me habló, eso es todo

—No confío en Víctor —comenta con seriedad —es mi primo, pero le conozco tan bien que no confío en él —y es bueno que no lo haga

—Ya pero

—Estaban bastante cerca, no sabía que para hablar debían acercarse tanto —mi ceño se frunce

—¿Que estás queriendo decir Adrien? 

—Tan solo imagina que sentirías si me vieras conversando con una chica como si fuera a besarla

—No iba a besarlo —hablo un poco alto mirando sus ojos —por favor, insinúas que puedo serte infiel? Con tu primo —lo señalo

—No lo sé, dímelo tú —mi boca se abre en una perfecta O

—Adrien jamás te sería infiel

—¿De verdad Zoe? —él da un paso hacia mí

—¿No confías en mí? —Adrien sonríe un poco

—Sé que hay cosas que escondes y a veces me mientes, ¿puedo confiar en ti? —respiro hondo y miro la mesa

—Te estaba esperando para cenar juntos —digo cambiando de tema

—No tengo hambre —lo miro rápido cuando habla y él solamente me da la espalda y camina hacia la casa dejándome como tonta de pie en medio del jardín, siento la enorme necesidad de tirar todo al suelo hasta que escucho pasos y entonces le veo.

—Alan —enarco una ceja mirando a este

—Juro que solo pasaba por aquí —él levanta una mano —y solo escuché cuando papá dijo que no tenía hambre —yo sonrío —menos mal que hay otro caballero en esta casa Zoe —él se sienta —¿cenamos tú y yo? 

—Creo que deberías estar durmiendo

—Sé que hoy saliste con Valeria y cenaron juntas —él lleva una mano a su corazón —dolió Zoe, dolió que esta me lo restregara en la cara, odio los favoritismos

—No hay favoritismos —yo tomo asiento frente a él —veo que no solo hay otro caballero aquí, sino también otro celoso —él ríe

—Me debes la cena, no puedes ser amiga de Valeria e irse ambas sin mí por ahí —Alan se sirve un poco de comida —se supone que el favorito debo de ser yo —aguanto la risa —tú y yo nos conocimos antes, así que fui tu amigo primero que ella, además, gracias a mí conociste a mi padre.

—Gracias a una mentira tuya querrás decir —él se encoge de hombros

—Da igual como fue, eso no importa ahora —yo río —está buenísimo esto, papá es tonto —asiento ante lo último.

—Alan —él me mira —lamento decirte que antes de la cena que preparaste yo ya conocía a tu padre —una de sus cejas de alza

—¿De veras? 

—Me atropelló —sus ojos se abren en demasía y sonrío

—Tienes que contarme eso Zoe —él toma una copa, la cual quito de sus manos rápido

—Te lo contaré, pero eso es vino —ríe con sus ojos brillando

—Debía intentarlo —niego aun riendo con la cabeza y olvidando ya el mal rato con su padre, con Alan olvido todo lo malo y todos los problemas, escucharlo me encanta aunque ni siquiera entienda algunas de las cosas que diga, simplemente me gusta pasar tiempo con él y eso no logro explicarlo.

★★★

Adrien

Al despertar y mirar a mi lado respiro hondo, ella no está y su lado de la cama no está desarreglado, eso solo indica una cosa, no durmió aquí, me levanto de la cama peor que cuando me acosté en ella, dormirme fue un enorme problema porque estaba demasiado enojado, sentí celos y muchos al ver que Víctor estaba tan cerca de ella, quizás me dejé llevar por estos, pero no verla ahora a mi lado no me hace sentir mejor, miro hacia la puerta cuando se abre, Zoe entra por esta sonriendo como si nada.

—¿En dónde has dormido? —me mira —es claro que aquí no fue Zoe, ¿en dónde estabas? 

—Con un hombre de verdad —aprieto con fuerza mis puños y camino hacia ella —Alan, tu hijo —me detengo bastante cerca de su rostro. 

—¿Bromeas? —niega con lentitud

—Alan me pidió cenar conmigo luego de tu rechazo Adrien, después fuimos a su habitación, pidió que le leyera un cuento aunque luego de estar horas conversando conmigo descubrí que solo quería que durmiera en su cama, es un descarado —ella ríe —en fin, me quedé dormida

—Zoe lo de ayer

—Fue una escena de celos por tu primo —alza una ceja —me preguntaste que sentiría si te viera en la misma situación con una mujer —ella retrocede unos pasos —ya ha pasado Adrien, más de una vez te he visto hablando con las empleadas del restaurante, más de una vez te he visto cenando con alguna clienta importante, he soportado eso, he soportado miradas e incluso los celos de Alisa a la cual aún mantienes cerca de ti en tu equipo y no te he pedido explicaciones de eso, he visto como conversas con esta e incluso como ríen juntos, ¿crees que no he sentido celos? ¿Crees que no me he sentido insegura? 

—Zoe

—Por supuesto que he sentido celos, pero confío en ti y sé que no me serías infiel, jamás pensaría algo así —me alejo de ella un poco sabiendo que he cometido un error.

—Conozco a mi primo Zoe, lo quiero, pero no es confiable, es un descarado y

—¿Y piensas que soy igual? —niego rápido

—Por supuesto que no Zoe

—No parecía eso ayer, me ducharé para salir —Zoe camina hacia el baño —hoy veré a mis padres —yo la miro confundido, pero esta entra y cierra la puerta, suspiro frustrado sin saber qué hacer para ganar su perdón.

Salgo de la habitación solo para encontrarme con Alan en el camino, mi hijo está cruzado de brazos y cuando intento pasar de largo se coloca frente a mí.

—Bien —le miro —dilo ya

—Quiero a Zoe —yo enarco una ceja al escucharlo —sé que apenas la conocemos papá, pero la quiero, es buena, me gusta pasar tiempo con ella como lo hacía con mamá, a su lado me siento bien, ella simplemente llena un vacío que no sabía que tenía hasta que la conocí —sus palabras no parecen ser las de un niño y me arrodillo para quedar a su altura.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.