La favorita del jefe

Capítulo 27: Me he equivocado

Zoe

Observo con atención la casa en donde estoy, Samy me sonríe dejando una tasa de café frente a mí, no solo éramos compañeras de trabajo antes, también buenas amigas aunque últimamente habíamos estado algo incomunicadas, ahora estoy en su casa, cuando me fui con Adrien mi casera simplemente le rentó mi apartamento a alguien más, si no estoy en la calle es gracias a Samy, mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas recordando a Adrien, Víctor se me adelantó y es mi culpa, hace mucho que debí decirle todo a Adrien.

—No llores más —mi amiga me quita la tasa de las manos —no merece tus lágrimas —limpio estas con mis manos, le he contado todo, cada cosa del pasado y lo que sucedió con Adrien.

—Me duele, lo quiero Samy, jamás me había enamorado de alguien como lo estoy de Adrien, si tan solo hubiera actuado antes.

—Hiciste mal Zoe, sí, debiste decirle, pero él no debió tratarte como lo hizo —la miro —es tu pasado, bueno o malo todos tenemos uno y ya no podemos cambiar este, Adrien no te merece

—Está dolido porque le oculté cosas

—Le ocultaste tu pasado, nadie va con un cartel en la mano contando este, ¡por Dios! Él hizo mal, has pasado por muchas cosas, has sufrido demasiado, lo que menos necesitabas era que te dieran la espalda y fue lo que él hizo sin siquiera dejarte hablar —yo asiento, en eso tiene razón.

—No quiero seguir hablando de Adrien —paso las manos por mi rostro —lo peor es que tendré que ir a su casa a buscar mis cosas

—Entonces habla con él ahí, deja todo claro, si te cree bien y si no, entonces olvídate de ese imbécil —río por sus palabras, aunque duele demasiado lo que ha pasado.

—Gracias, amiga

—Ve a dormir y deja de agradecer, sé que hubieses hecho lo mismo por mí y por trabajo no te preocupes, hablaré con mi jefe y quizás te ayude —la miro

—¿Te llevas bien con él? 

—Mejor de lo que te imaginas —ríe con picardía y solo niego sonriendo.

Camino hacia la casa con el corazón a mil, solo deseo que Adrien no esté aquí, con cuidado entro mirando que nadie me vea y voy rápido hacia la habitación, entro a esta y casi chillo al verlo a él ahí, Adrien está sentado en la cama y frente a él hay una maleta, estoy segura de que contiene mis cosas y eso solo me hace sentir peor.

—Te esperaba —dice sin mirarme

—Debemos hablar Adrien

—¿Sabes? —él ríe —hoy debía ser un día perfecto, pero he perdido hasta clientes —pasa una mano por su cabello —he recibido críticas en las redes, pero eso no es lo peor —me mira —¿qué tienes que decirme Zoe? —me acerco a él con cuidado y me siento frente a este.

—Nunca quise hacer nada de eso Adrien, pero me obligaba Santiago, me pegaba, me drogaba, luego simplemente me cansé de los golpes y acepté mi destino, incluso me gustaban las drogas porque me hacían salir de la realidad —dejo de mirarlo —hasta que un día no pude aguantar más y escapé —evito hablarle de mi hijo —le robé dinero a Santiago, hablé anónimamente a la policía y me fui de la ciudad, él hacía negocios sucios, supongo que por eso fue a la cárcel

—Es peligroso

—Mucho y sé que nunca olvida nada, debe de estar buscándome para matarme —sonrío con odio para luego mirar a Adrien —esa es mi historia y sé que debí decirte todo antes pero

—¿Estuviste con Víctor? —me interrumpe, yo respiro hondo

—No lo sé —soy sincera mirando sus ojos —hay muchas cosas que no recuerdo Adrien, no recordaba a Víctor, te lo juro —Adrien asiente, pero no sé si me cree —Adrien

—Tengo dos hijos Zoe —suspira —dos hijos a lo que adoro, te traje a esta casa pensando que podía confiar en ti, pero ya no lo hago, consumías drogas y hay un loco buscándote

—Adrien...

—No creo que seas un buen ejemplo para ellos —él me extiende la maleta, sé que sigue dolido, pero sus palabras me están matando por dentro, tomo la maleta y camino hacia la puerta con las lágrimas en mis ojos sin querer dejarlas ir, pensé que sería distinto, pero no lo es y hasta aquí llega nuestra historia.

★★★

Adrien

Aprieto mis puños y cierro mis ojos con fuerza para no ir tras ella, sé que no es un mal ejemplo para mis hijos, pero aún me duele que me ocultara todo, quedé como estúpido frente a Víctor, frente a todos, suspiro dejando mi cabeza sobre mis manos tratando de no derramar lágrimas, su vida no ha sido fácil y es claro que no merece estar con alguien como yo que no sabe comprenderla y que simplemente la abandona a su suerte por puro orgullo.

Me siento a la mesa mirando toda la comida, pero no tengo hambre, revuelvo esta sin deseos de probarla y sin mirar a nadie.

—¿Y Zoe? —cuestiona Alan, pero no le miro —¿no cenará con nosotros? 

—No —digo solo eso y siento su silla moverse

—Iré a por ella

—No está en la casa —miro a mi hijo que se ha quedado quieto —se ha ido

—¿Cómo que se fue? —me interroga ahora Valeria

—Zoe y yo terminamos y se fue de la casa, eso es todo

—¿Por qué? —mi mirada vuelve a Alan

—Cosa de adultos Alan, ahora come —él no se sienta, solo me está mirando

—La has dejado —no digo nada —¿por qué papá? 

—Solo come Alan

—No tengo hambre —respiro hondo viendo como se aleja

—¡Alan! —vocifero, pero no se detiene y echa a correr hacia su habitación, yo lanzo mi plato de comida al suelo y voy tras él, pero cuando intento abrir la puerta simplemente esta está cerrada por dentro —Alan abre la puerta

—¿Por qué la dejaste? —cuestiona Valeria y volteo, ella está frente a mí

—Zoe ha hecho cosas que no me había contado, me ocultó cosas sobre ella y

—Por su pasado —alza una ceja

—¿Sabes de él? 

—No, pero me dijo un día que se avergonzaba de este —suspiro —pero no le pregunté, no me interesaba, es pasado papá

—Hay cosas difíciles de perdonar Valeria

—Ya —esta asiente —¿tú no tienes pasado papá? —ella mueve su silla acercándose más a mí —tienes uno, mamá también tenía uno, todos lo tienen, incluso tú, mamá pensaba que le eras infiel




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.