La favorita del jefe

Capítulo 30: Mi peor pesadilla

Zoe

Observo a Alan mientras ambos estamos sentados desayunando, el pequeño lo hace con calma y sin prisas cuando ya es bastante tarde, él debería de estar camino al colegio y yo en el trabajo, pero parece no estar consiente de ello o quizás si y solo trata de alargar el momento, toma en sus manos la segunda tostada y la mira antes de untarle mantequilla, yo suspiro.

—Llegaremos tarde —me mira —¿qué pasa Alan? —él suspira

—No quiero ir a la escuela Zoe, quiero quedarme aquí contigo —yo sonrío sintiendo algo especial por este niño.

—Alan, el problema es que debo ir al trabajo, empiezo hoy y no puedo llegar tarde en mi primer día —él suspira

—No me gusta que trabajes para alguien más, ¿no le darás otra oportunidad a mi padre? —sus ojos me miran suplicantes —él te quiere Zoe, es un tonto, pero te quiere —sonrío un poco, no me queda muy claro eso, luego de Adrien irse ni siquiera ha llamado.

—Alan

—Por favor, se equivocó, pero todos merecemos otra oportunidad, ¿verdad? —el pequeño se pone de pie —acepta tener una cita con él anda —toma mis manos rogando.

—Alan, tu padre y yo rompimos y no creo que lo muestra tenga mucho arreglo

—¿Ya no le quieres? —me mira triste

—Si le quiero pero

—¿Pero qué Zoe? —él suelta mis manos —deben hablar y arreglarse, papá te quiere bastante, de verdad, lo juro, yo nunca te mentiría —sonrío —estaba preparando una fiesta de cumpleaños para ti —alzo una ceja, mi cumpleaños es en pocos días, ¿cómo Adrien sabía eso?, nunca le dije —y si alguien hace eso por ti es porque te quiere, además —su sonrisa se agranda —vi sus búsquedas en Internet y adivina lo que buscaba.

—Alan no puedes vigilar a tu padre —se encoge de hombros como si nada, ruedo los ojos —a ver, ¿qué buscaba? 

—Un anillo —suelta como si nada, mis ojos se entrecierran —y no cualquier anillo, era uno de compromiso —lo miro confundida, ¿iba Adrien a pedirme matrimonio? No, eso es imposible, apenas nos conocemos y no confiaba tanto en mí. —No me crees —bufa

—Lo que creo es que ya debemos irnos chico —me pongo de pie con el corazón a mil —vamos, que debes de ir a la escuela.

—¿Pero luego volveré aquí contigo verdad? —no respondo y busco mi bolso, eso debo hablarlo con Adrien aunque no desee verle, pero Alan es su hijo y solo él puede tomar decisiones respecto a este.

Termino el largo día de trabajo y estoy más que agotada, aquí debo trabajar el doble que en el restaurante de Adrien, pero no me quejo, me han dado una oportunidad que quería y que llevaba mucho tiempo esperando y trabajaré lo que haga falta para ello, ahorraré y sé que podré cumplir mi sueño de tener mi propio restaurante algún día, salgo de la cocina para recoger mis cosas, pero el hijo de mi nuevo jefe se interpone en mi camino.

—Zoe —él me sonríe —quiero hoy que cierres tu el local, ¿podrás hacerlo? —me muestra las llaves de este.

—Por supuesto —las tomo

—Gracias, es que saldré con Samy —él camina hacia la puerta, pero antes de salir me mira —por favor, limpia las mesas, Julia tuvo que irse más temprano —asiento dando un suspiro y él sale sin más.

Todos se van y termino de limpiar y organizar todo, suspiro pesadamente porque estoy demasiado cansada y entonces salgo del restaurante, cierro bien la puerta y al voltear me congelo en mi sitio al ver al hombre que está al otro lado de la calle, su mano se levanta y me saluda, mi pecho sube y baja rápido sintiendo que el aire me falta, no puedo moverme ni hablar ni hacer nada y él solo comienza a caminar acercándose a mí, mi peor pesadilla se está haciendo realidad y creo que caeré en el suelo desmayada en cualquier momento.

—Cuanto tiempo princesa —murmura cuando se detiene justo frente a mí —he pasado un infierno por tu causa —sonríe

—Santiago —susurro su nombre porque casi no puedo ni hablar, no ha cambiado nada, físicamente está exactamente igual.

—Zoe —su mano toca mi mejilla —¿pensabas en verdad que nunca te iba a encontrar? Casi no lo hago, pero recibí una llamada inesperada —él ríe, estoy segura de que Víctor tuvo algo que ver, mis ojos se llenan de lágrimas por el miedo que siento. —No llores

—¿Vas a matarme? —su mandíbula se tensa

—Jamás lo haría princesa, somos una familia, ¿lo olvidas? ¿Por quién me tomas? —sonríe más —yo te quiero Zoe

—No parecía cuando me pegabas

—Solo te disciplinaba —comenta sin dejar su sonrisa

—¿Qué quieres Santiago? 

—A ti —responde seguro —quiero que vuelvas a mi lado como siempre debió ser Zoe, hemos estado demasiado tiempo separados mi amor —Santiago intenta besarme, pero me alejo del bastante rápido.

—No vas a volver a tocarme desgraciado —mascullo retrocediendo —no soy ya la misma de antes, volverás a la cárcel si me tocas un solo cabello —lo señalo y él solo ríe, da un paso hacia mí y yo retrocedo alejándome más de él y del restaurante.

—No te quiero lastimar Zoe, no volveré a hacerlo, quiero que seamos una familia ya te dije, vuelve conmigo

—¡Jamás! —le grito mientras me alejo

—¿Acaso no quieres saber sobre nuestro hijo? —mis pies se detienen de golpe al llegar a la calle —vuelve conmigo y te diré en donde está, estaremos juntos los tres Zoe, pero debes volver a ser mi mujer, mi favorita —él da un paso hacia mí, yo vuelvo a alejarme y entonces solo escucho el sonido del auto, pero no me da tiempo a apartarme y este me golpea lanzándome al suelo, el dolor que siento por todo mi cuerpo me impide ponerme de pie, escucho personas hablando a mi alrededor mientras veo borroso, solo veo a Santiago alejarse de mí como si no me conociera y entonces todo se vuelve oscuro, ¿mi hijo? ¿Sabe Santiago en donde está mi hijo?




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