Él la guio por la muchedumbre, que como a Murdock, lo saludaban sin parar. Se sintió muy insegura cuando los cuerpos dejaron de empujarla y comprimirla.
¿Qué se supone que sucedería a continuación?
Llegaron al extremo apartado donde comenzaban los sofás de estilo café francés. Largas hileras de sillones con tapicería roja y el logo del hotel impreso en ellos. Emily los observó con cierta envidia, su sofá cama estaba deshecho y lleno de pelos de Norberto.
Danton paró donde un grupo con cuatro personas, tres hombres y una mujer, conversaban de forma amena sentados y bebiendo lo que parecían ser cócteles muy elaborados.
—¡Chicos!
—Hasta que llegó el Disco King del que David Bowie tanto hablaba —comentó uno que Emily apenas reconoció por habérselo memorizado hacía apenas unas horas; era Wesley Torton, quien interpretaba a Klaub, el protagonista de The Night Of Dante.
Era alto, se le notaba aun estando sentado, de piel oscura y ojos almendrados. Su rostro era icónico por liderar los posters y las caratulas de la saga desde la primera película.
—Oye, Dan, tu pequeño Mur anda con una jovencita por las partes más oscuras del hotel —murmuró un hombre pálido y desgarbado, sentado frente a Wesley. Se trataba de Peter Townsend, quien encarnaba al frío Effrain en la misma película.
—Lo eduqué bien —bromeó Danton mientras hacía que Emily se sentara junto a Wesley para él sentarse al lado. Todos se movieron un poco para el costado para darles más lugar.
—¿Y tú quién eres? —preguntó Peter inspeccionando a Emily con la mirada interesada—. Tú no eras la compañera de Danton hasta donde yo recuerdo.
—No… —murmuró algo cohibida por la penetrante observación del mismo—, era de Mur, pero me abandonó por la compañera de Danton.
—Aun no me has dicho tu nombre —le dijo Peter abrumándola. El tipo le parecía interesado de forma bastante misteriosa y la hacía sentir incómoda.
—Oh, lo siento, no la presenté, chicos; ella es Emily, la mejor amiga de mi hijo —explicó Dan señalándole los presentes a ella—. Emily, ellos son los chicos.
—Hermano, no aceches a la chica —le dijo un joven afroamericano a Peter, sentado justo a su lado. Dirigió la negra mirada a Emily y le estrechó la mano por sobre la mesa—. Taylor Jordan Kennett, pero puedes llamarme T.J.
—Es un placer, T.J —tartamudeó Emily correspondiéndole algo nerviosa, temía tener la mano sudada o pegajosa.
T.J no se la secó al separarse, ni puso cara rara o de asco, así que podían ser simples alucinaciones de Emily, a esas alturas no le sorprendería ver un unicornio bailando sobre la mesa.
Los nervios bien sabidos, pueden jugarte malas pasadas.
—Yo soy Marmee Wilson —susurró la tierna jovencita que estaba junto a T.J, aunque no tenía mucho aspecto de modelo acompañante, todo en ella era pequeño y su estatura no rebasaba la de Emily.
Marmee pareció notar el desconcierto de Emily porque sonrió tierna para agregar;
—Me agregaron al reparto en esta película, y sé que no la viste porque no estabas en la premier, recordaría tu bonito estilo de Audrey Hepburn.
—Marmee es observadora —le explicó Dan a Emy.
—Muy hermoso de veritas, de veritas, deduzco es de Harlem —agregó aplaudiendo.
—Si lo es.
—¡Es perfecto! —canturreó dando pequeños aplausos.
—Marmee es entusiasta —agregó Peter.
—No sé, a mi aún me sorprende el Disco King —comentó Wesley con cara de querer molestar a Danton.
—No juegues con mi maldita paciencia —respondió el aludido con voz de inframundo, a lo que todos rieron, incluso Emily.
Wesley la observó por un segundo, como si por primera vez se percatara de que la chica se encontraba allí, a su lado. Instantáneamente se la señaló a Dan.
—Reunión de colegas, hermano —comentó haciendo una seña hacia otro lado—. Las conejitas van por allí.
Emily se sintió incómoda. ¿Qué querría decir con conejitas? Y peor, ¿a dónde iría? Los nervios afloraron otra vez y consideró la idea de manchar su vestido muy con alguno de esos tragos que ofrecían los mozos; el daikiri rosa de Marmee parecía muy difícil de sacar con una simple servilleta húmeda.
Supuso que quedarse allí no sería la solución más práctica, así que amagó a pararse, se iría a algún rincón o buscaría a Murdock en las pistas. Pero la mano de Danton alrededor de su muñeca la retuvo en su lugar.
—No conoce a nadie, le prometí que no la dejaría —le respondió a Wesley de lo más natural, dejando asombrada a Emily. Era muy considerado de su parte el retar a su amigo por una casi desconocida.
—¿No conoces a nadie? —cuestionó sorprendida Marmee, sus hermosos bucles saltaron con ella por el desconcierto, como si fuese una simpática caricatura—. Pero si tienes toda la pinta de una importante socialité.
—¿Socialiqué? —cuestionó Emily.
—No, Emily es fotógrafa —explicó Danton y la aludida se preguntó cómo recordaría eso, o como lo sabría.
—Ayudante de fotógrafa —lo corrigió en voz baja.
—Además de vender discos —agregó, equivocándose otra vez.
—Vendo libros.
—Eso mismo —dijo con una gran sonrisa que la chica correspondió, era ya bastante milagroso que supiera que tenía dos trabajos.
Wesley puso los ojos en blanco.
—Vamos —insistió—. Es solo un rato, no la van a secuestrar, Disco King.
Danton puso los ojos en blanco negando con la cabeza, sin dejar de sonreír en ningún momento, como si la petición de Wesley fuera moneda corriente.
Emily pensó que podría ser un problema personal con las…conejitas, o bien algo que no deseaba compartir con una desconocida, cosa que resultaba bastante entendible si se lo miraba así.
Apretó los labios, dispuesta a retirarse hasta la mesa de tragos, donde terminaría por decidir si dejar caer o no una bebida sobre su pulcro vestido. ¡Vino! Algo rojo, algo que no se pueda disimular de ninguna manera.