La Herencia

Capitulo 6


El escuchar eso sí que puso en estado de alerta a María, quien no permitiría bajo ningún concepto que le hicieran algo semejante.
  – Oscar no pudo hacerme algo así, no a mí. No tenía nada que reprocharme, se lo di todo – alegó al borde de la desesperación.
  – “Se que te debes sentir confundida por mi decisión y dirás qué me lo diste todo, tal como solías argumentar siempre; pero esto ha sido lo único que te debo después de todos estos años de descuido, de desamor y de engaños."
Al escuchar eso está se quedó profundamente admirada y en estado de shock.
  – No puede decirme algo así, no después de todos los años de mi vida que le he entregado y los sacrificios que hice por él. El sugerir algo semejante de por sí es una tremenda locura – refuto negándose rotundamente a aceptar algo como eso.
  – “Déjame terminar, por una vez permite que diga todo lo que necesito; supongo que ahora que estoy muerto y no tendrás que volver a escucharme jamás, al menos me he ganado eso. 
Se que te esforzaras por asegurar que no es así, que estoy equivocado; pero ambos sabemos que es cierto y tengo pruebas. Las he tenido por mucho tiempo, solo que no hice nada al respecto y tampoco lo aré ahora por el amor que alguna vez nos tuvimos y sobre todo por nuestros hijos."
Al escuchar eso la actitud de María se tornó un tanto más mesurada y es que entendía bien a lo que se refería, pero sobre todo cuando le podía dañar si es que llegaba a salir a la luz.
  – "Además les dejo a cada uno su auto y demás posesiones como joyas y artefactos comprados para ellos a lo largo de los años.”
Esa noticia en cambio no hacía nada para mejorar el malestar y dolor que cada uno de ellos sentía.
  – “A mi viejo amigo y abogado, Lucas Torre le dejo el 15% de mis acciones de la compañía, mi colección de libros antiguos y el auto clásico que encontramos en esa subasta hace años. Se cuanto te gusta y espero que lo disfrutes más que yo.”
El leer eso saco una sonrisa en Lucas, no tanto por el dinero que le otorgo; sino por el hecho de que se acordará de él.
  – “A Maximilien, un joven al que vi creer y que tanto orgullo me hizo sentir con cada uno de sus logros; a ti te dejo la casa de campo a las afueras de la ciudad y una caja de seguridad en el banco central, misma que solo será abierta en exactamente dos años a partir de esta fecha.”  
Max no se esperaba en lo más mínimo que Oscar se hubiese acordado de él en su testamento y es que si bien era cierto que eran muy cercanos, no creyó que lo tuviese en cuenta en algo como eso.
  – “En cuanto al resto de mi fortuna. La cual consta del dinero que tengo en mis cuentas bancarias, inversiones, acciones y activos de mis empresas, autos y propiedades; incluida la mitad de mi mansión y todo lo enlistado a continuación con su correspondiente tasación a la fecha en curso se lo dejo a la señorita Renée O´Brien."
El escuchar eso valla que causo una mayúscula sorpresa de todos los presentes, quienes apenas eran capaces de procesar todas sus palabras.
  – “Previendo la posible reacción de mi familia he estipulado que la herencia no podrá ser transferida de nueva cuenta a estos, ni la misma podrá ser compartida con su esposo de tenerlo; sino que está quedara solo en su poder y no entrara en el caudal matrimonial. En cambio, si podrá otorgarse a sus hijos o a alguna organización benéfica, elegida de común acuerdo con Lucas; quien será el albacea y se encargará de que lo estipulado en este testamento se cumpla puntualmente."
Renée lo había estado escuchando todo cada vez más incómoda, pues sentía que no tenía nada que hacer ahí y es que aquel era un asunto puramente familiar; además de que era algo muy delicado.
No conocía bien a aquel hombre y mucho menos a su familia; pero este le caía cada vez mejor y es que les estaba jugando una partida maestra a estos, una digna de reconocimiento. No podía negar que el verlos derrumbarse de sus pedestales era digno de observarse, más fue entonces que escucho la tontería más grande que jamás había oído y su gracia se esfumo de golpe. 
  – Disculpe, ¿que acaba de decir? – interrogo a Lucas esperando lo repitiera todo y descubrir que solo escucho mal.
  – Que usted es la principal heredera del Señor Oscar Greyson – expreso justo lo que más temía.
  – No, eso no puede ser – negó convencida de que aquello era una tremenda locura, una mala broma en el mejor de los casos.
  – En efecto no puede ser, no puede dejarnos a todos en la calle y dárselo todo a esta mujerzuela – le dio la razón Samantha, más rematando con un terrible insultó hacia ella.
  – ¿Como me has llamado? – le cuestiono Renée tornándose a la defensiva.
  – Mujerzuela, ¿algún problema con eso? – respondió sin temor alguno hacia está.
  – La que tendrá un problema serás tú si continuas llamándome así, ya lo verás – le amenazo.
Estaban a punto de pelearse, cuando de pronto Lucas volvió a llamar al orden.
  – Aún no he terminado, así que por favor tengan calma – les pidió aun cuando dudaba que fuesen capaces de hacerlo.
  – “Soy consciente de que pensaran que me he vuelto loco, pero no es así. Hoy día estoy más cuerdo que en toda mi vida y se bien lo que estoy haciendo.
No les he dejado en la calle aun cuando se lo merecen y podría hacerlo; a cada uno les he dado lo necesario para comenzar un negocio, para iniciar la construcción de su vida, ni más ni menos. 
Les he dado siempre lo mejor de lo mejor, creyendo de ese modo podrían tener grandes vidas, oportunidades de crecer; más no fue así. Eran niños buenos y se convirtieron en parásitos, en inútiles y no permitiré que continúen siéndolo ahora que no estoy más para solucionar sus desastres. Deberán trabajar para salir adelante, lo cual debía haberles obligado a hacer desde hace mucho tiempo; lo único que lamento es que no estaré ahí para ver como encaminan sus vidas. 
Aún a pesar de todo los amo y me apena no poder estar presente en sus vidas. Adiós y buena suerte."
  – ¿Eso es todo? – cuestiono María incrédula de que fuese así.
  – No puede ser, esto es una locura – alegó Samantha. 
  – Mi padre no estaba en sus cabales, eso es claro y pienso impugnar el testamento – sentenció dispuesta a todo por mantener el nivel de vida al que estaba acostumbrada.
  – Señoras, calma por favor. Oscar estaba en pleno uso de sus facultades mentales y físicas cuando redacto este testamento, lo hizo constar por varios médicos temiendo lo dudarán e intentarán impedir su voluntad. Este testamento fue hecho y será ejecutado conforme a la ley; así que no tendrán base alguna para apelar su decisión; además les advierto que será un proceso largo y muy costoso, mismo para el cual no tendrán los recursos para solventar – les advirtió siendo muy claro y es que quería evitarles una batalla como esa, misma que sabía estaba perdida de inicio; después de todo les quería y deseaba evitarles un trago amargo como ese.
  – No, mi esposo no pudo dejarnos en la total ruina – respondió María, negándose rotundamente a creer en algo semejante.
  – Como él bien se los dijo, no lo están; además de eso se me dio instrucciones de que sus seguros de vidas y gastos médicos siguiesen siendo solventados, tal como hasta ahora – opino creyeron eso les dejaría un poco más tranquilos, pero no podía encontrarse más equivocado al respecto. 
  – ¡Valla! Hace falta morir para poder obtener el dinero que nos pertenece – menciono de pronto Derek, llamando la atención de todos.
  – Aunque no todos, porque está mujer por el simple hecho de ayudar a nuestro padre se ha quedado con todo lo nuestro – expresó con crueldad, poniéndose de pie para acercarse hasta ella e incluso pareció que deseaba golpearla. 
Apenas parecía poder contener sus impulsos, más eso a Renée no le alteró en lo más mínimo y es que era más fuerte que eso. Por lo mismo no se inmutó o movió ni un milímetro. Solía creer en ese refrán que reza “perro que ladra, no muerde" y en esos momentos eso hacia Derek. Ladraba para hacerle ver su dominio, más estaría mucho más preocupada si solo estuviese quieto esperando el momento oportuno para atacar; hecho que por supuesto no era el caso.
  – ¿Eso es todo lo que dice? – le cuestiono María a Lucas con la esperanza de alguna cláusula extra que les favoreciera de algún modo.
  – De momento si – acepto, mostrándose un tanto críptico.
  – ¿Qué demonios significa eso? – indagó Samantha, al haber escuchado tal afirmación.
  – Significa que este es el testamento, más dejo nuevas instrucciones dispuestas a abrirse justo al año en qué fuese leído su testamento – respondió siendo claro al respecto.
  – ¿De qué se trata? – pregunto María aún con la esperanza de que todo cambiaste.
  – Ábrela de una vez y terminemos con esto – le exigió Derek.
  – No puedo hacerlo aunque quisiera y es que previendo cualquier contratiempo la guardo en una caja de seguridad de un banco, de dónde solo la puedo sacar en la fecha marcada – le respondió zanjando de una buena vez el tema.
  – Lo que si les puedo decir es que dejó algunas cartas escritas para ustedes, las cuales les serán entregadas cuando las cosas estén en su sitio deseado – expuso causando aún más intriga entre los presentes.
  – ¿Qué quieres decir con eso? – cuestiono Samantha un tanto preocupada por lo que su padre aún les podía tener guardado.
  – Que cuando ciertas cosas pasen estás les serán entregadas y no antes – expreso con sobriedad.
  – ¿Qué cosas con exactitud? – le interrogó tratando de recabar un poco más de información.
  – Lo ciento, pero es todo cuanto puedo decirles. Como su abogado que era estoy obligado a guardar silencio en cuanto a los deseos de mi cliente – mencionó haciéndoles una vaga referencia de que él sabía todo y aun así no les ayudaría.
 




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