Capitulo 15

Mientras tanto, en la empresa Lucas salía de su oficina despuesto a marcharse, cuando de pronto algo llamo a su atención y es que a pesar de ser bastante tarde la luz de otra oficina se encontraba encendida y sabía muy bien de quien se trataba. 
Anduvo hasta la puerta de esa oficina entrando sin llamar y es que no lo veía necesario. Al entrar se encontró con Max en su escritorio, trabajando entre una infinidad de documentos pero los cuales manejaba con tanta confianza que era claro que sabía muy bien lo que contenía cada uno de estos.
Siempre había sabido lo inteligente y dedicado que era, había sido testigo de eso a lo largo de los años y aquel momento era una prueba más de eso. Es por eso y mucho más que había tenido la confianza de recomendarle a Renée que fuese él quien tomara las riendas de la empresa y es que lo sabía la menos opción para hacerlo. 
  – Buenas noches, hijo, ¿aun por aquí? – le cuestiono aun cuando fuese obvio, más se trataba de una forma de decirlo.
  – Buenas noches, tío. Si, aún estoy aquí y es que tenía muchos pendientes por terminar – admitió, viendo el reloj en su muñeca para comprobar la hora. 
  – Y creo que aún me faltan un par de horas por terminar – reconoció comenzando a levantar los papeles dispersos por el escritorio para poderlos en orden el un folder, mismo que guardo en un cajon del escritorio.
  –¿Hay algo en lo que pueda ayudarle? – indago dispuesto a hacer lo que sea que necesitase.
  – De hecho iba a ir a buscarte a tu apartamento cuando vi la luz de tu oficina – le dijo acercándose hasta el escritorio para tomar asiento con algo de cansancio y es que había tenido un día muy atareado preparando los papeles necesarios para cumplir con la decisión de Renée.
  – Dígame lo que necesite – pidió un tanto extrañado, pues no lograba acertar a suponer lo que podía tratarse, en especial para no poder esperar al día siguiente. 
  – Necesito que firmes estos papeles – le dijo dejando sobre el escritorio un folder, mismo que Max tomo enseguida.
  – De acuerdo, ¿de qué se trata? – le pregunto mientras lo colocaba ante él.
  – Descuida que se trata de algo muy bueno para ti – afirmo convencido de que sería de ese modo.
Max se encontraba a punto de firmar, confiando por completo en su tío y es que sabía que este jamás sería capaz de causarle daño alguno; después de todo confiaba ciegamente en él.
Acababa de tomar el bolígrafo, cuando de pronto reparo en el contenido del documento y detuvo su mano a escasos centímetros del papel.
  – ¿Qué es esto? – cuestiono levantando el rostro para ver a Lucas.
  – Tu nombramiento como presidente de la empresa y de la junta directiva; además de apoderado legal de Renée le explico en pocas palabras lo que contenían aquellos documentos y es que sabia que Max era perfectamente consciente de lo que eso significaba.
  – ¿Por qué yo?, pensé que usted era quien tomaría las riendas de la empresa para ayudar a Reneé – le cuestiono sumamente confuso por aquella situación.
  – Eso mismo fue lo que ella me pidió, que me hiciera cargo – reconoció.
  – ¿Y?
  – Que ya estoy demasiado viejo para eso, tu mejor que nadie sabes todo el trabajo y esfuerzo que requiere llevar una empresa como esta y no creo ser capaz a estas alturas – admitió dejando salir un cansado suspiro de su pecho.
  – En efecto se lo difícil que es, pero eso no explica porque yo – trato de entender, pero le era muy complicado.
  – Eres el único en quien confió para realizar esta labor y si te soy sincero no dude en hacérselo saber a Renée, quien por fortuna atendió a mi consejo. Se que la empresa no podría estar en mejores manos que las tuyas – le hablo con toda convicción al respecto.
  – Yo… No… – trato de excusarse, pero sin encontrar la forma de hacerlo después de tan sinceras palabras.
  – Son lógicas tus dudas pero no tienes nada a lo que temer – le aseguro sacando de su saco un sobre de papel.
  – Si no crees en mis palabras o la confianza que Renée a decidido depositar en ti, entonces tal vez esto ayude – le dijo entregándole un sobre.
Una vez Max lo tuvo en sus manos vio su nombre escrito en este, con una letra que reconocía muy bien.
  – Es de Oscar – dijo sabiendo bien que era de ese modo.
  – En efecto y es que es una de las cartas que dejo dispuestas, esta te pertenece – reconoció brindándole una pequeña sonrisa antes de levantarse.
  – ¿A dónde va? – le cuestiono intrigado.
  – Creo que lo mejor será que leas esto solo – admitió marchándose de una vez.
Max entonces se quedó viendo el sobre con detenimiento, debatiéndose entre leerlo y no hacerlo. Fue de ese modo hasta que al fin tomo la decisión y tomando el abrecartas rompió el sobre; comenzando a leerlo con calma.
“Hijo, te llamo de ese modo porque justo así es como te he visto desde que te conocí. Puede que suene un tanto trillado, pero es la verdad; eres el hijo que me hubiese gustado tener.
Ante mis ojos te has convertido en un hombre trabajador, responsable, valiente, inteligente y sumamente noble. Eres un abogado justo e incansable en tus deseos de ayudar a todos a tu alrededor. 
Deseo que sepas que me siento sumamente orgulloso de ti y justo por eso es por lo que le he pedido a Lucas que te entregara esa carta cuando comenzases a dudarlo, cuando te sintieses inseguro en tus habilidades. Solo espero que mis palabras te ayuden a recuperar la confianza perdida, pues aunque no este mas hay, lo que digo no es menos cierto. 
Lo que sea que te propongas lo conseguirás, yo confió en que será de ese modo; pues me lo has demostrado siempre.
Te quiero mucho, hijo.”

Una vez Max termino de leer eso, sus ojos se encontraban llenos de lágrimas. Conmovido de lo dicho por Oscar, en especial pues era una persona que le significaba tanto y era de ese modo aun cuando ya no estaba más a su lado. El escuchar lo que pensaba de él le daba la confianza de que podría lograrlo todo, de que no había nada que le detuviese. 
Por lo cual, apenas se calmó un poco tomo de nueva cuenta el bolígrafo y firmo los documentos; decidido a hacer todo lo necesario para honrar la confianza que había depositado en él, tanto Oscar como Renée.