Derek siguió las indicaciones que Renée le iba dando hasta tomar carretera para salir de la ciudad. Una vez estuvieron en una carretera libre este piso el acelerador y en cuanto lo hizo sintió como los brazos de Renée lo sujetaban aún más, veía sus manos sujetarse a su pecho con fuerza y como su cuerpo estaba pegado a su espalda. Extrañamente se sintió nervioso y a decir verdad no le había pasado algo así en mucho tiempo.
– ¿Puedes ir más rápido? – le cuestiono Renée de pronto.
Este quedo un tanto sorprendido con su petición, pues ni siquiera le había dicho a donde es que iban y aun así accedió, todo con tal de ganársela, pues el que no estuviera rendida por él le había lastimado el orgullo.
– Claro, pero deberás sujetarte muy bien – sugirió con cierto tono galante.
– Descuida, que estaré bien – le aseguro.
Derek entonces acelero aún más la motocicleta, hasta que luego de 20 minutos esta le pidió que se detuviera a un costado de la carretera.
– Espérame un momento – bajo entonces con premura de la motocicleta para adentrarse en la maleza que había a un costado y así hasta desaparecer.
– Renée, ¿a dónde vas? – la llamo desconcertado por su actitud, mas esta no respondió.
Él no tenía la menor idea de lo que hacían en aquel lugar, después de todo no parecía haber nada en los alrededores. Sabía que no podía dejarla sola, que cualquier cosa podría sucederle; así que bajo de la motocicleta y decidió seguirla hasta donde sea que fuese.
Luego de un par de minutos de andar entre la alta maleza le dio alcance, viéndola parada a la orilla de un mirador. Estaba de espaldas a él, pero aun así lograba distinguir que tenía algo en las manos y al acercarse un poco más se dio cuenta de que se trataba de una cámara.
– Renée… ¿Me podrías decir que hacemos aquí? – investigó confuso.
– Tengo que tomar algunas fotografías – le contesto lo obvio, dado lo que tenía en las manos.
– Ya lo veo, pero a lo que realmente me refiero es, ¿por qué?, ¿qué tiene de especial este sitio? – continuo indagando.
– El paisaje – le contesto lo que a su parecer era innegable, teniendo en cuenta la maravillosa vista que tenían ante ellos.
Al escucharla este volteo al frente, intentando ver de lo que se trataba y a decir verdad la vista le parecía bastante común; aunque tal vez se debiera a que nunca fue la clase de persona que gustaba de los paisajes naturales, no poseía un ojo artístico y es que sus gustos eran más bien otros, más mundanos.
Renée le volteo a ver de reojo solo para darse cuenta de la expresión de confusión que tenía impresa en el rostro y creía saber a lo que se debía, pues no todo el mundo era capaz de ver lo mismo.
– Descuida, no tardare mucho – le tranquilizó
Ante ellos se encontraba una vista impresiónate del bosque con la cuidad de fondo y aunque esa era una postal maravillosa, había elegido esa hora en particular por un motivo. En esos momentos el sol descendía para darle paso a la noche, prácticamente estaba en cuenta regresiva para desaparecer en el horizonte y eso es justo lo que volvía de la vista algo tan magnifico. El sol tocaba el alto de los edificios causando un efecto de luz maravilloso sin duda alguna, pues estos se veían negros contra la luz aun existente y el cielo adquiría una gama de tonos naranjas y morados impresionantes. Volvía así la ciudad una mera sombra ante aquel cielo magnifico.
En ese momento Renée sujeto su cámara he inicio a tomar fotografías sin parar, lo hizo para después agacharse y tomar una tanda más.
– Sigo sin entender lo que hacemos aquí – acepto una vez el sol se ocultó por completo en el horizonte y ella bajo la cámara.
– Tal vez esto te ayude – sugirió mostrándole el contenido de la cámara mientras se preparaba para regresar a la motocicleta.
Derek no creía que eso le serviría de algo, más al ver las fotografías que había tomado le quedo claro porque es que habían ido hasta ahí y en especial a esa hora.
– ¡Valla! – exclamó de pronto, genuinamente sorprendido por lo que veía.
– Tienes un gran talento – aseguro con sorpresa.
– Gracias. Aunque si lo que buscas es alagarme te aconsejaría que lo hicieras actuando menos sorprendido – le pidió.
Este debía reconocer que tenía la razón, más cuando estaba por disculparse se dio cuenta que iba de regreso hacia la motocicleta y tuvo que apresurarse para alcanzarla.
– Renée te aseguro que no era mi intención ofenderte – afirmó una vez la alcanzo.
– Descuida, eso ya lo sé – respondió sin ponerle mucha atención y eso solo lo preocupo aún más.
– En verdad no quería hacerlo – afirmo tomándola por el brazo para detenerla.
– Lo sé, ya te he dicho que no te preocupes – reitero confundida por la actitud que estaba adoptando y es que le parecía realmente extraño qué se esforzase tanto por no ofenderla, en especial cuando unos días atrás ese parecía ser su pasatiempo favorito y eso sí que no tenía sentido.
– ¿Qué te pasa? – trato de comprenderlo.
– No sé a lo que te refieres – afirmo tratando de parecer tan sincero como le fue posible.
– Por favor, al menos dame más crédito que eso. Ambos sabemos que no soy ninguna tonta, así que no me trates como tal y dime lo que pasa – estaba consciente de que su actitud no era para nada normal.
– La verdad es que… Solo quería disculparme por todo lo que ha pasado, creo que lo mejor para todos es que tratemos de llevarnos lo mejor posible; lo digo por el bien de todos nosotros – hablo con toda la sinceridad de la que fue capaz.
Renée en cambio no estaba segura sobre lo que podía pensar al respecto y es que un cambio como ese no llegaba de buenas a primeras, era así en especial cuando no habían dejado de jurar que arian hasta lo imposible para recuperar lo que les pertenecía y a decir verdad los creía capaces. Aun a pesar de todo eso era consciente de que no le conocía lo suficiente como para crearse una opinión concreta de él y es que no se conocieron en las mejores circunstancias, por ende tendría que brindarle al menos una pequeña oportunidad, el beneficio de la duda.
En una situación como la que vivían todos podían actuar de diferentes formas y no siempre era acorde a lo que en realidad eran, así que decidió que al menos podía darse la oportunidad de acercarse.
– De acuerdo, te perdono – accedió para su sorpresa.
Subieron a la motocicleta y partieron de regreso a la ciudad; sin embargo y para su desgracia cuando se encontraban a más de medio camino, esta se detuvo de pronto. Lo ocurrido tomo por sorpresa a Derek y es que su máquina siempre estaba perfectamente, se aseguraba que fuese así y por ende el que ocurriese un desperfecto precisamente en esos momentos, le parecía de lo más extraño.
– ¿Qué está pasando? – le cuestiono Renée.
– No lo sé – reconoció volviendo a intentar encender la motocicleta en vano, pues no funcionaba.
– Quizás te hayas quedado sin combustible – sugirió con calma, pero sus palabras no hicieron más que despertar la molestia de este.
– No digas tonterías, por favor, Renée – estaba indignado por esa sola insinuación y es que jamás podría ser algo tan básico como eso.
– No te molestes, solo lo digo porque eso es lo que indica el medidor de combustible – expreso haciéndoselo notar.