Ya una vez en el pasado había dejado atrás todo lo que poseía en aras no solo de una mejor vida, sino de su supervivencia y temía que esa fuera una vez más su mejor opción. Cavilaba al respecto, cuando de pronto escucho como un auto se detenía justo a su lado y eso solo empeoro aún más su situación.
– ¿Te llevo? – le cuestiono aquel que lo conducía.
Su cuestionamiento no hizo más que aumentar su alteración, pues temía la clase de loco que se pudiera tratar, pero en especial lo que este buscase de ella.
– ¿Porque no te vas al infierno? – le respondió de forma agresiva, volteando a verlo de forma severa.
– Dalia – le grito haciéndose oír y no fue hasta entonces que reconoció su voz.
– ¿Max? – cuestiono tratando de constatar que en efecto se tratase de él.
– Si, soy yo, Anda sube al auto, te llevo a casa – ofreció, sabiendo que no era nada seguro que anduviese a tales horas ella sola.
– No, descuida puedo ir andando – se negó tratándose de alejar de él tan pronto como le fuese posible y es que, aunque lo sabía diferente a Derek y su familia, no podía evitar recordar lo cercano que era a estos.
– Insisto, no es hora para andar en la calle. Por favor, déjame hacerlo – reitero tratando de convencerla.
– Está bien, pero solo porque estoy cansada – termino por acceder, aunque lo hizo más que nada para hablarle y hacerle saber que lo quería lejos de ella.
Dalia entonces subió al auto, aunque sin evitar sentirse algo nerviosa; después de todo recordaba una ocasión muy parecida a esa y que le trajo serias consecuencias.
Habían avanzado no más de unos pocos metros, cuando este se dispuso a comenzar a hablar y es que no se podía contener para no hacerlo; más ella se le adelanto.
– Gracias por mentir – le reconoció, consciente de que no tenía por qué hacerlo, en especial si Renée era su amiga.
– ¿Porque lo hiciste?, ¿porque dijiste que no nos conocíamos? – le cuestiono Max a su vez, pues si había mentido quería saber porque motivo es que lo hizo.
– Vi a Derek hace poco – le revelo para comenzar.
– Valla, pues él no me dijo nada al respecto – comento un tanto extrañado, pues aquel era un detalle que estaba seguro Derek desearía compartirle y en especial cuando su nombre había entrado a colación en su última conversación.
– Porque él no me vio a mi – admitió, aun sintiéndose feliz porque hubiese sido de ese modo.
– ¿Es por eso por lo que has decidido guardar silencio de nuestra relación de amistad?, no lo entiendo – reconoció visiblemente confundido porque hubiese sido de ese modo.
– Apareció por el bar y ambos sabemos que no es el tipo de sitios que suele frecuentar, pero decidí tomarlo como una mera casualidad. En cambio ahora apareces tu y ambos cerca de Renée, lo cual me es una clara señal. ¿Como se conocen? – trato de entender para saber a lo que atenerse con todo aquel asunto, en especial antes de que llegase a más.
– Oscar murió hace un par de meses – comenzó a explicarse.
– Lo sé, lo leí en el periódico y lo siento mucho. Se cuanto le querías – admitió, habiéndolos visto juntos en más de una ocasión en los periódicos y revistas y en especial con el cariño que lo hacían.
– Gracias por tus palabras. Bueno, el caso es que en su testamento le jugo un golpe maestro a su familia y se lo dejo todo a Renée – le conto aun sin poder recuperarse del todo de tal suceso y es que en el fondo le parecía un insulto perfecto para la vanidad de su familia.
Aquella noticia por supuesto que sorprendió a Dalia, pues conocía a María y estaba segura de lo mucho que eso le dolió, lo cual le encantaba.
– ¿Quién es ella?, ¿la nueva conquista de Derek? – decidió preguntarle sin poder evitar que sus palabras adquirieran un cierto tono de antipatía hacia ella, misma que no le pasó desapercibida a Max.
Fue de ese modo, pues lejos de sugerir que se trataba de la amante o hija ilegitima de Oscar, decidió preguntar por su relación con Derek. A su parecer era claro que aun existía un sentimiento hacia este, solo que no sabía si podría ser en beneficio de alguno de los dos.
– En absoluto, creme cuando te digo que su relación con la familia no está en sus mejores términos. Es así en especial cuando están obligados a compartir la misma casa – admitió.
– Entonces no estaba equivocada al pedirte que callaras, pues deseo estar tan lejos de esa familia como sea posible – le dijo sin poder evitar que un escalofrío la recorriera por entero de solo pensar en ellos.
–¿Porque?, ¿qué fue lo que paso Dalia? – le pregunto en verdad confundido por su actitud.
Al no recibir respuesta alguna de su parte decidió seguir hablando, esperando que le contase lo que pasaba.
– La última vez que nos vimos estabas feliz con Derek, de hecho, se iban a casar sin importar lo que todo el mundo pudiese opinar. Nunca había visto a Derek tan feliz como cuando estaba a tu lado, se amaban y de eso no tengo la menor duda. Entonces salí de la ciudad con Oscar y mi tío por negocios y a mi regreso me enteré de que tu desapareciste de la faz de la tierra y él abandono el país por años – le dijo tal y como él lo había visto todo.
– ¿En verdad no sabes lo que sucedió? – le cuestiono un tanto incrédula de que fuese de ese modo.
– No. Anda cuéntamelo – le insto más interesado que nunca en conocer aquello que destruyo su relación, en especial cuando nadie sabía o quería decir palabra alguna.
– Estábamos felices y muy enamorados como bien lo dices. Soñábamos con construir una vida juntos y estábamos dispuestos a todo por lograrlo, nada nos asustaba. Esa semana, tú en efecto estabas fuera; fue entonces que decidimos hacer una locura y nos casamos – le confeso sin poder evitar que una pequeña sonrisa apareciese en sus labios.
– ¿Como dices?, ¿se casaron? – le interrogo casi sin poder creer lo que estaba escuchando y es que esa noticia valla que lo tomo desprevenido.
– Así es y puedo decirte que el que podría haber sido el día más feliz de toda mi vida se convirtió en el comienzo de la más terrible de las pesadilla – admitió al tiempo que la sonrisa de su rostro desaparecía, tornándose un gesto de angustia y desesperación.
– ¿Qué fue lo que paso? – le cuestiono al verla ponerse en ese estado por el solo recuerdo.
– No vale la pena mencionarlo, lo único que puedo decirte es que descubrí quien era en verdad Derek. Me arrojo a los leones sin piedad alguna y eso es algo que jamás le perdonare – respondió aunque fue más bien criptica al respecto.
– ¿Tan malo fue? – trato de entender.
– Tú de entre todos deberías saber la clase de personas que son esa familia y de lo que son capaces cuando te interpones en su camino – le recordó, pues ella misma había sido testigo de lo que estos eran capaces.
– Ellos son también tu familia, ¿acaso no estas casada con Derek? – le pregunto tratando de recabar al menos un poco más de información sobre lo que pasaba y es que sus palabras le habían dejado muy impresionado.
– Lo estuve y por fortuna nuestro matrimonio fue muy corto. A decir verdad no tuve opción al respecto, aunque si la sensates de apartarme de ellos antes de que terminaran con lo poco que quedaba de mí y si tú y Renée fuesen lo suficientemente inteligentes arian lo mismo antes de que los destruyan. Ahora por favor aléjate y no me busques de nuevo, has como si nunca nos hubiéramos encontrado. Olvida lo que Renée te pidió y olvídame a mí, si algo te importo solo hazlo – le exigió justo cuando se detenía en un semáforo, bajando del auto sin que este pudiera hacer algo para evitarlo.
Max solo pudo verla alejarse hasta que desapareció. No tenía la menor idea de lo que había pasado hacia 5 años, más si algo tenía en claro es que había sido terrible y eso podía saberlo en el dolor de sus ojos, en su cambio. Dalia ya no era la misma chica alegre y llena de luz que conoció y a la cual quiso como a una hermana y temía que fuese producto de algo aún peor de lo que su mente era capaz de concebir.
Entonces de pronto comenzó a recordar lo sucedido tiempo atrás.