La herencia de la hija del billonario

Capítulo XIV

Sin embargo, el doctor Néstor la convence y ella decide ir a Cancún. Victoria sin saber lo que va a pasar en el futuro, cuando regresen de viaje, la relación odiosa y distante entre Sara y Miguel Ángel va a comenzar a florecer.

Aquel viaje a Cancún, Victoria se va a lamentar por el resto de su vida.

Después de hacer el equipaje, los tres van en limusina hasta un inmenso rancho donde hay una pista de aterrizaje. El doctor Néstor tiene un avión privado para viajes de negocios y otro para viajes de ocio.

Sara se impresiona al ver los lujosos e imponentes aviones de su padre; Victoria, por su parte, es la primera en subir, junto con varios empleados que estarán pendientes de ella para complacer todos sus caprichos.

—Papá, estoy impresionada por estos aviones privados, nunca me he subido a uno en mi vida. —Su tono es alto y largo, demostrando admiración.

—Me alegro de que te agraden, mi amor, y este es solamente nuestros primeros viajes juntos, ya que en el futuro tendremos muchos más, no solo de ocio, sino también de negocios. —La expresión de su rostro refleja intensidad y vitalidad.

—Gracias, papá, eres el mejor. Sara le abraza a su padre con cariño.

—Mi amor, me haces emocionar. —Una lágrima cae por su rostro.

—Solo hace falta mamá para completar nuestra felicidad. —Le dice ella.

—Pronto vamos a viajar a España para recorrer toda Europa contigo y mi amada Guadalupe. —Muestra un intenso brillo en los ojos cuando habla de doña Guadalupe.

—Papá, tus ojos brillan de felicidad al nombrar a mi madre. —Te quiero mucho. Sara sonríe.

Durante el corto viaje de Ciudad de México a Cancún, Sara se queda dormida en brazos de su padre.

Desde el asiento trasero, Victoria observa con odio cómo su prima se gana poco a poco el cariño de su padre. Le molesta porque tiene miedo de perder su inmensa fortuna.

« ¡Maldita zorra! ¡Solo falta deshacerme de ti para ser feliz! Tengo a Miguel Ángel a mi lado, soy multimillonaria, guapa y elegante, pero aún no tengo en mi poder todos los bienes y la compañía petrolera de mi tío, aunque pronto pensaré un plan para quedarme con todo, ja, ja, ja».

Sus empleados, que le sirven varios suculentos bocadillos y una copa de champán, escuchan las siniestras risas de Victoria, ellos le tienen mucho miedo.

El viaje dura menos de una hora y, al llegar, el avión se estaciona cerca de la playa privada de la petrolera. El ambiente y el clima son agradables, con el firmamento completamente despejado.

Cancún es una de las playas más visitadas de México, con costas exóticas y agradables para la vista. También las aguas del mar son cristalinas. Hay todo tipo de comida del mar y también se pueden visitar las hermosas islas, donde la gente puede ir a pasear en familia.

Además, Cancún cuenta con varios centros comerciales, áreas de juego y muchas zonas de entrenamiento.

Sara está emocionada por contemplar el hermoso paisaje; ella y su padre caminan hasta la lujosa suite, ubicada a veinte metros del mar.

—Papá, este lugar es maravilloso: la playa, el mar, el clima, la suite... ¡Todo es perfecto! —Su tono de voz indica lo asombrada que está.

—Esto es solo el principio, hija mía. Tenemos muchos lugares para viajar juntos: las Islas Malvinas, Hawái, las Galápagos, Pompei y otros lugares maravillosos. La expresión de su rostro refleja intensidad y vitalidad.

Después de arreglar el equipaje en sus respectivos dormitorios, padre e hija van a dar un paseo por la playa.

Victoria, por su parte, está planeando la manera de desacreditar a su prima, hacerle quedar mal delante de su tío o quizá algo más siniestro que tiene pensado hacer un par de días después.

Al llegar la noche, el doctor Néstor decide salir con Sara y Victoria a un agradable bar cerca de la playa. Todos se divierten, aún Victoria, aunque solo por apariencia. Incluso decide conversar amigablemente con su prima.

— ¿Cómo te sientes, prima querida? —Le pregunta Victoria, mostrando su sonrisa.

—Estoy muy bien, gracias. Sara expresa asombro en su rostro ante la aparente amabilidad de su prima.

—No pongas esa cara, desde hoy he decidido llevarme bien contigo, tal y como mi tío desea para las dos. —Le responde amigablemente.

—Me sorprende tu inesperado cambio de actitud. Ella dibuja una sonrisa en la barbilla.

Desde la distancia, el doctor Néstor llama a su hija para salir a bailar una bella melodía.

«Ja, ja, ja, no sabes lo que te espera, querida primita, ja, ja, ja, ja. Victoria se ríe expresando su cruel sonrisa.




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