—Mi amor, te ves hermosa, te pareces tanto a tu madre que me estoy volviendo a enamorar. —Le dice Néstor a su hija con la voz agradable, suave y cariñosa.
—También estás guapo, papá. Y gracias por el piropo. —Su voz es tierna y afectuosa.
—Me recuerdas mucho a tu madre cuando era joven. En aquellos años dorados, bailábamos juntos en una pequeña pista de baile en Madrid. Él suspira y muestra una mirada nostálgica.
—La historia de amor de los dos es hermosa. Me gustaría que me contaras cómo le conquistaste a mi madre. Sara coloca su cabeza en los brazos de su padre mientras bailan lentamente al ritmo de la música.
—Es una historia larga, pero emocionante, claro antes de que tu abuelo se entrometiera en la vida de Guadalupe. Néstor agacha la cabeza, mostrando tristeza en sus ojos.
—No te pongas triste, papá, eso es pasado. Ahora todo es distinto, tú y mamá estáis bien por fin. Ella le acaricia las mejillas.
—Tienes razón, el próximo mes vamos a visitar a tu madre para pasear por el tranquilo pueblo de Brahui. Me encanta ese sitio, porque hay mucha paz. —Le dice.
— ¡En serio, papá! —Ella le responde emocionada.
—Sí, cariño, de nuevo nos reuniremos como la gran familia que somos, aunque me encantaría que Guadalupe se viniera a vivir con nosotros.
—Esperemos que sí, papá. Sigamos bailando. —Ella dibuja una cálida sonrisa en la barbilla.
Ellos pasaron toda la noche bailando y conversando de muchas cosas. Victoria desde la mesa se limita a ver cómo bailan, mientras fuma un cigarrillo tras otro.
Hay varios hombres que le invitan a bailar, pero ella se niega porque está pensando en Miguel Ángel.
El día llega a su fin y regresan a la suite. Mañana será un nuevo día, Sara seguirá paseando con su padre por las playas de Cancún. La verdad es que el doctor Néstor quiere aprovechar cada minuto con su querida hija.
Es consciente de que en algún momento volverán esos fuertes dolores de colon causados por el cáncer que padece. Las quimioterapias son muy dolorosas para él y teme que algún día no pueda soportarlas.
Después de dos días de disfrutar de las playas de Cancún, Victoria decide invitar de manera sorpresiva a su prima a tomar unos cócteles en un rústico bar de la zona. Sara no sospecha lo que le espera esta noche al salir con la malvada de Victoria.
—Querida prima, acompáñame a un bar cerca de la playa, es un lugar rústico pero encantador. —dice Victoria, mostrando su aparente sonrisa.
— ¡En serio! ¿Quieres invitarme a salir? Su tono de voz indica lo asombrada que está.
—Así es, vamos a pasar una noche de ensueño entre primas y quizá encontremos algún chico interesante. —le responde ella.
— ¿Vamos a ver chicos? La idea no me convence, prima. Sara torna su semblante pensativo.
— ¿Y por qué no? Las dos somos solteras, jóvenes, guapas y millonarias. Disfruta de tu juventud, Sara, y ¿qué mejor que hacerlo en las hermosas noches de Cancún con chicos guapos?
—Está bien, prima, pero no nos hagamos muy tarde para no preocupar a papá. —le dice ella.
—El tío Néstor está cansado de haber caminado conmigo toda la tarde por la arena, si vas a verlo, está profundamente dormido, es mejor dejarlo descansar.
Después de convencer a su prima, se arreglan con ropa ligera y algo de maquillaje. Quedan muy guapas.
El doctor Néstor, sin darse cuenta, bebió una soda con somníferos que Victoria le puso para que se quede dormido y no sea un estorbo para lo que ella le tiene preparado a Sara.
Llegando al bar rústico, Victoria pide un cóctel suave y brinda con Sara por la supuesta amistad que están teniendo; sin embargo, todo es solo un montaje.
Desde lejos, hay varios chicos e incluso hombres adultos mirándolas a las dos; Victoria sonríe, pero Sara se limita a mirarlos con cierto recelo.
Minutos más tarde, dos hombres se acercan a donde están sentadas para invitarlas a bailar; Victoria sale con uno de ellos. Sara rechaza la invitación.
Él intenta entablar conversación con ella, pero Sara se da cuenta de sus intenciones. A este hombre lo que le interesa es llevarla a la cama.
Victoria se divierte mientras sigue tomando un cóctel. En secreto, espera el momento oportuno para ponerle a ella somníferos en la bebida.
Quiere que cualquiera de estos dos hombres ultraje a su prima. Su deseo es verla humillada, deshonrada y avergonzada.
Las horas pasan hasta que son la una de la madrugada. Sara está un poco aburrida y solo ha bebido un par de cócteles. Victoria deja de bailar por un rato para acercarse a donde está su prima.
—Sara, brindemos por esta noche maravillosa que estamos pasando entre primas y con estos chicos guapos. Victoria alza la copa para hacer el brindis.
— ¡Salud, Victoria! —le dice Sara, dejando salir un pequeño bostezo.
—No te aburras, prima, todavía es temprano. —Victoria vuelve a brindar.
—Son la una de la madrugada, es hora de irnos. —le contesta Sara.
—De acuerdo, un cóctel más y nos vamos.