Mientras tanto, en la compañía petrolera, Victoria regresa a su puesto de trabajo tras unas vacaciones en Cancún. Al enviar una documentación al departamento comercial donde trabaja Pamela, la secretaria le informa de que no ha ido a trabajar.
Con este pretexto, Victoria seguramente la va a multar o, simplemente, como ha hecho con muchos de sus ex trabajadores, la va a obligar a renunciar sin poder recurrir a ningún derecho.
Lamentablemente, Pamela, en su desesperación por lo sucedido con su madre y el incendio de su departamento, no se presentó en la oficina para decir que había sufrido una calamidad doméstica.
Por otro lado, Sara está en una reunión en la sala principal de negocios con su padre, la directora del área comercial, Diego Brindissi, y para su sorpresa, también con Miguel Ángel.
El doctor Néstor de la Torre empieza la reunión proponiendo una alianza con nuevas empresas del sector automotriz.
Todos están atentos, pero Sara y Miguel Ángel no; ambos se miran disimuladamente, él le sonríe sin que nadie se dé cuenta, pero Diego se percata de los coqueteos de Miguel Ángel.
La reunión se pone tensa cuando no se llega a un acuerdo para que las empresas automotrices del padre de Miguel Ángel se alíen con la petrolera. Diego, al sentir celos por los coqueteos de Miguel con Sara, se pone a la defensiva y argumenta que no es muy conveniente que la petrolera se una a empresas o concesionarias automotrices.
Por respeto al doctor Néstor, ambos bajan la voz y la reunión se pospone para otro momento. Sara simplemente se limitó a observar la discusión entre sus pretendientes.
Una vez terminada la reunión de negocios, Miguel Ángel se acerca a Sara para decirle algo.
—Creíste que podías escapar de mí al salirte o cambiarte de horario en la universidad, pero ya ves, aquí estoy, decidido a hacerte mía. Su lenguaje corporal frío y cerrado parece altanero.
—No te tengo miedo, idiota. Puedes seguirme hasta el fin del mundo, pero no vas a recibir ni un solo beso de mi parte. Ella tiembla de rabia.
— ¡Así me gusta una mujer! ¡Que sea difícil de conquistar! Ahora el juego se ha puesto más emocionante. Miguel se acerca a ella para robarle un beso.
— ¡Quita tus sucios labios de mis mejillas! Sara mantiene el labio superior tenso al controlar sus sentimientos.
—Estás nerviosa, sé que te gusto, pero lo niegas. Ven, dame un beso y te mostraré lo que es llevarte al cielo. Él intenta besarla.
— ¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Aléjate de mí, salvaje! Nunca seré tuya. Sé que estás saliendo con mi prima. —Está enfadada, se le tensa la frente.
—Ja, ja, ja. —O sea que Victoria ya te ha hablado de nuestra efímera relación. ¡Es una idiota! —susurra.
—No me lo dijo, simplemente una noche los vi a los dos besándose en la puerta principal de la sala. —replica ella.
— ¡Ah! Entonces me has estado espiando en silencio, eso quiere decir que te gusto. Cierra los ojos y déjame besarte. Migue Ángel la besa en los labios.
Ella permite el beso durante unos segundos, hasta que una voz ronca y fuerte les interrumpe.
— ¡Suéltala! —Es Diego.
— ¿Quién eres? —Tú no tienes nada que hacer aquí, vete antes de que sea demasiado tarde. Miguel Ángel le planta la mirada.
— ¡Suéltala! —O no entiendes. —Diego le replica con voz fuerte.
—No quiero, así que es mejor que te vayas.
—Por última vez, ¡suéltala! Diego se alza las mangas para darle un puñetazo.
Miguel Ángel suelta a Sara para plantarse cara a cara con Diego. Ambos se cuadran, sin embargo, el doctor Néstor se acerca a ellos sin darse cuenta de lo que está sucediendo para invitarles a una cena formal y llegar finalmente a un acuerdo.
Sara está desesperada al ver que estos dos hombres estuvieron a punto de darse a golpes en plena oficina. Por fortuna, llegó su padre y evitó una desgracia.
—Mi amor, es raro que Diego y Miguel Ángel no estén de acuerdo con la gran idea de aliar a la petrolera con una de las más grandes concesionarias de Latinoamérica. —Le dice el doctor Néstor a su hija mostrando inquietud en su semblante.
—Papá, apenas estoy aprendiendo a cerca de los negocios. Quizá esta noche en aquella cena se pongan de acuerdo y las cosas marchen bien. —Ella le comenta.
— ¿Quieres venir conmigo a la cena? —Le pregunta.
—No papá, debo ir al gimnasio con Estefany y en la noche tengo que estudiar para un examen de la universidad.
—Está bien mi amor, mañana te aviso como nos fue en la cena de negocios.
Sara está intranquila por lo sucedido después de la reunión. Sabe con certeza que en la empresa no va a tener paz. El primer inconveniente que tuvo al llegar a Ciudad de México fue conocer a Miguel Ángel; en segundo lugar, la fuerte oposición de su prima, y en tercer lugar, que dos hombres que trabajan en la misma empresa están peleando por su amor.
Solo por amor a su padre no se regresa a vivir con su madre a España para evitarse tantos problemas, sobre todo de índole sentimental.
Al salir del trabajo, Sara se dirige al gimnasio para hacer ejercicio con su amiga Estefany.