La hija de la Madre Luna

Capítulo 19

En la biblioteca de la Mansión Höller en el vecindario privado de Renania, Santiago de Surco, Lima, Perú.

  • Imagino el motivo de tu preocupación -dijo muy serio Maximiliam a su hijo y se sentó en el sillón del escritorio.
  • ¿Terminaste tu relación con Laura antes de dejar Inglaterra? -preguntó Elrond, intuyendo que ese era el motivo.
  • Sí y no -Stefan se tomaba la cabeza en un claro gesto de confusión.
  • Sé más claro, Stefan. Debiste terminar porque sabías que viajarías a Perú para encontrarte con Amelia -dijo Ravi con fastidio y decepción en la voz.
  • Sí, Ravi, lo sé. ¡Soy un imbécil! –dijo Stefan apretando los puños hasta dejar blancos sus nudillos.
  • Pero ¿por qué la duda si lo hiciste o no? -preguntó un calmado Haldir dando la espalda a los demás mientras jugaba con el reloj de arena que estaba en uno de los estantes.
  • Porque Laura no me dio una respuesta clara. Además, yo quería rechazar a Amelia.

Todos, excepto Haldir, miraban sorprendidos a Stefan. No se imaginaban que el romántico y enamorado hombre que tenían enfrente en algún momento se propuso ir en contra de lo predestinado y rechazar a su alma gemela. Stefan dejó de mirar el suelo para pasar a ver las miradas de su padre, cuñado y sobrinos que lo juzgaban duramente.

  • Claro, para todos ustedes es muy fácil mirarme así -dejó su asiento y comenzó a caminar alrededor del salón-. He crecido con la carga de la Profecía. Cuando toda mi generación, incluido mi séquito, encontraron a sus compañeras, yo aún seguía esperando. Por esos años me repetía que quizás la Profecía no se revelaría en mi era, y por ello, con diecinueve años, decidí proponerle a Laura iniciar una relación que duraría hasta que encontremos a nuestras almas gemelas. ¿Por qué lo hice? Porque no quería estar solo -calló, apretó la mandíbula y los puños porque sintió que iba a llorar-. Ahora tengo a Amelia y entiendo todo lo que me han dicho sobre la conexión de almas. No quiero dañar a mi Luna. Yo la amo, ella es mi compañera y no quiero que tome a mal lo que pasó con Laura.
  • Stefan -comenzó Maximiliam algo molesto-, sea cual fuese el motivo por el que iniciaste una relación con Laura Barone, es completamente tu responsabilidad enfrentar las consecuencias de tus decisiones. Ahora entiendes por qué te pedí tantas veces que termines con esa relación.
  • Sí, padre, lo entiendo, y me arrepiento de haber caído por envidia, ya que si tuve algo con Laura fue solo porque quería tener lo que otros poseían: una compañera.
  • Stefan -Haldir se volteó y le miró fríamente-, no entiendo por qué tanto problema. Acabas de decir que al proponer la relación dejaste en claro que duraría hasta que encontraran a sus compañeros predestinados. Ya encontraste a Amelia, así que la relación llega a su fin. Solo debes llamar a Laura y decirle que conectaste con Amelia, que es tu compañera, que ya la marcaste y cierras esa etapa.
  • No es tan fácil, Haldir-dijo Stefan y empezó a narrar lo sucedido con Laura Barone-. Cuando llegaste junto a Marion y mis padres a Saffron Walden, hace poco más de dos meses, Laura me preguntó por el motivo de la visita, y le comenté que Marianne encontró a mi Luna y que acordamos viajar a Perú para conocerla. Su respuesta no fue nada comprensiva. En ese momento me dijo que no quería terminar la relación, que podríamos seguir con lo nuestro a escondidas. Yo rechacé esa propuesta porque sabía que si Amelia era la prometida yo no tendría cabeza, corazón ni alma para nadie más que ella. Ahí fue que Laura soltó su amenaza: si ella no era feliz, porque aún no encontraba a su compañero, tampoco yo lo sería.
  • ¿Y qué es lo que te preocupa? -preguntó Ravi.
  • Que Laura pueda dañar a Amelia –a Stefan se le apagaba la voz porque no quería ni imaginarse que algo le sucedía a su Luna.
  • ¡Eso no va a ocurrir! -dijo Maximiliam golpeando el escritorio y levantándose de su asiento-. Si Laura Barone se atreve a poner un pie en Perú para dañar a Amelia, haremos que se arrepienta de ello.
  • Disculpen que me entrometa, ya que soy el más joven -interrumpió Kiram-, pero opino que debemos considerar que repeler violentamente cualquier acción de Laura va a traer consecuencias que nos enemisten con la Manada Barone. Ella es la hermana de Gianluca, quien ahora es el Alfa, y creo que no le va a gustar que hagamos algo en contra de ella -las palabras de Kiram mostraban un aspecto que hasta ese momento no habían considerado.

»Lo que nos convendría -continuó Kiram- para evitar una guerra entre manadas, es que el problema sea tratado entre Alfas. Sin embargo, que sea el abuelo quien trate con Gianluca no nos conviene, ya que el abuelo estaría reclamando por el daño, o intento de dañar, a Amelia, quien aún no es la Luna de nuestra manada, por lo que el supuesto ataque de Laura sería considerado solo hacia la compañera de uno de los nuestros. Sin embargo, si Amelia es nuestra Luna, la situación se agravaría para los Barone, ya que, al poner en riesgo a la Luna de nuestra manada, están poniendo en riesgo al Alfa, atacándonos así a todos. Por ello, considero necesario que la Ceremonia de Entrega del Mando Alfa y de Séquito del tío Stefan se realice lo antes posible, ya que así no solo él podrá tratar directamente con Gianluca, sino que tendrá el poder sobre la manada y nuestros guerreros ante una posible guerra. Además, siendo Alfa sus habilidades aumentarán exponencialmente a la necesidad de proteger a su Luna, resultando que sea el mejor guerrero entre las manadas, ya que Amelia, además de ser la hija de la Madre Luna, es humana -todos miraban sorprendidos a Kiram, ya que no se esperaban tan buen análisis de la situación siendo apenas un joven de dieciocho años. En Ravi no cabía el orgullo por su hijo, quien pensaba como todo un estratega.




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