Capítulo 29
Caminé hacia la terraza, aún no acababa la fiesta. Vi a Marion y le pregunté si la Manada Evans seguía celebrando. Señaló la pista de baile, William bailaba con Abigail, su Luna. Le comenté que necesitaba hablar con ellos, en mi tono de voz se notaba urgencia y don de mando que antes no había manifestado.
- Espéranos en la biblioteca. En unos minutos los llevaré ante ti -como lo indicó Marion, William y Abigail ingresaron a la biblioteca unos minutos después. Le pedí a Marion que nos dejara solos, no quería que ella escuche lo que les iba a preguntar.
- Gracias por dejar la celebración y acceder a reunirse conmigo, William y Abigail –dije para empezar la charla que tendríamos.
- Es un honor para nosotros, hija de la Madre Luna -dijo William y ambos hicieron una reverencia.
- Stefan me comentó que fuiste quien le ayudó a acostumbrarse a Cambridge -sonreí a manera de agradecimiento-, e imagino que ustedes ya eran compañeros predestinados cuando él llegó a la universidad -ambos asintieron-. William, quiero saber por qué desaprobabas la relación de Stefan con Laura -ambos se miraron sorprendidos, estaban incómodos.
- Porque siempre creí que debía esperar por ti -algo me ocultaba, su nerviosismo lo delataba.
- Si te pregunto por ello, no es para mortificarme. Intuyo que hay razones más fuertes que la tradición para desaprobar que Stefan se involucrara con ella -miró a su compañera, y ella asintió, aconsejándole que fuera sincero conmigo. Luego se dirigió a mí más calmado.
- Siempre le pareció a Abigail que Laura era una mujer oscura. Más allá de su desgracia por no hallar a su compañero predestinado, Laura tiene un aura que la hace peligrosa.
- ¿Sucedió algo que confirmara las sospechas de Abigail?
- El primer verano que Stefan viajó a Bonn encontramos cadáveres de animales a las afuera de Cambridge. Lo extraño era que no había señales de que el ataque se hiciera por conseguir alimento. Tanto aves como mamíferos habían sido violentamente despedazados por un lobo. Al principio no podíamos dar con el licántropo. En parte no creíamos que uno de nuestra especie pudiera hacer ello, ya que respetamos a todos los seres de los bosques y de la naturaleza en sí. Sin embargo, una bruja que forma parte de nuestra manada tuvo un sueño en donde vio que el lobo poseía una piedra ámbar que estaba hechizada, por lo que podía ocultar su olor y su rastro.
»Como los brujo que forman parte de nuestra manada no son tan poderosos, pedimos ayuda al pueblo de los brujos. Maia, bruja de Islandia, llegó para ayudarnos. Ella pudo quebrar el hechizo de la piedra ámbar y detectamos su olor. A mí me pareció haber olido antes ese aroma, pero no recordaba dónde. Pocos días después fui a la oficina de grados en la universidad y me topé con Laura. Ahí sentí nuevamente ese olor. Ella era quien había estado matando a los animales silvestres.
»En se momento no podía confrontarla, así que decidí ir a verla más tarde a su casa. Pedí a mi futuro séquito que me acompañe, ya que aún no era el Alfa. Cuando llegamos nos dijeron que no estaba, en eso nos llegó un aullido de alerta; nuestros guerreros estaban persiguiendo al perpetrador de los ataques. Fuimos inmediatamente a seguir el aroma y las huellas que dejaba, y la pudimos acorralar. Intentó escapar peleando, pero no pudo con nuestros guerreros. Cuando se transformó la confronté, y sin arrepentimiento alguno respondió que lo hacía porque se sentía sola y aburrida, ya que Stefan estaba en Bonn. No pude entender qué clase de ser era, ya que ningún licántropo dañaría a seres indefensos solo por diversión o para pasar el rato. Le increpé su actuar y solo se encogió de hombros y se rio.
»Comuniqué a mi padre sobre la identidad del asesino de los animales, y se contactó con el padre de Laura. Lo que dice la ley de las manadas sobre estos casos es que debíamos denunciarlo ante el Consejo de Alfas para que ellos decidieran su destino, el cual hubiera sido la muerte porque quebrantó dos leyes de las manadas: no dañar a la naturaleza y no asesinar inocentes. Sin embargo, no procedimos a más porque la compañera de Gianluca, hermano de Laura y actual Alfa Barone, es mi prima Nicolle, y por ese lazo es que mi padre acordó con el padre de Laura pasar por alto lo sucedido si ella abandonaba nuestro territorio. El problema era que Laura debía seguir en la universidad por unos estudios complementarios que tomaría los dos siguientes años, y como ella alegó que tuvo ese comportamiento por no estar cerca de Stefan, convinieron que Laura solo podía estar en Cambridge durante la temporada de estudio, por eso la noche anterior al inicio de vacaciones ella debía dejar el territorio de la Manada Evans.
»Todo esto era un secreto entre las Familias Evans y Barone. Nunca lo comentamos ni con el séquito ni con otras familias. Ni siquiera toqué el tema con Stefan, pero siempre le hice ver que Laura no me gustaba para nada. Ahora he roto el secreto al revelártelo, pero eres la hija de la Madre Luna, y no podemos negarnos a cumplir tus deseos y designios».
- Sé que el celo en los licántropos machos puede llevar a la locura. Lo de Laura, ¿se puede atribuir a algo parecido? -consulté, ya que había información sobre los licántropos que aún desconocía.
- No. Aunque no hay nada escrito o dicho sobre si la hembra puede sufrir alteraciones psicológicas o psiquiátricas por no encontrar a su compañero, lo de Laura no es una condición que escape de su control. Ella es egocéntrica, malcriada, prepotente. Hasta ahora creo que su comportamiento no tuvo nada que ver con que extrañaba a Stefan, sino porque él no quiso ir con ella a Teramo a conocer a sus padres ni llevarla a Bonn, él no quería pasar el verano con ella. Para mí, ella está obsesionada con Stefan.
- ¿Sucedió algo cuando ella se enteró que Stefan vendría a Perú para conocerme? -volvieron a mirarse nerviosos, pero asintieron y William continuó hablando.
- El día que Stefan le dijo que al terminar la maestría iría a Perú para encontrarse con su alma gemela, ella estalló. Primero, atacó a Stefan, y creemos que su intención era matarlo porque la habitación de la Casa Barone donde pelearon quedó destrozada. Stefan en ningún momento se transformó, sabía que si lo hacía era para arrancarle la garganta, y nada hubiera sucedido contra él porque habría sido en defensa propia, pero pudo contenerla manteniendo su forma humana. Cuando Stefan se retiró de la Casa Barone, Laura quiso nuevamente asesinar para aliviar su dolor, pero esta vez no fue por animales silvestres. A las afueras de la ciudad universitaria, cerca de la zona de bares, mató a dos ebrios que andaban solos. Los despedazó sin piedad. Tras ese hecho la acorralamos, reducimos y esperamos que llegara el Alfa Barone a recogerla. En ese momento el Alfa ya era Gianluca, su hermano. Por todo esto, Laura está prohibida de volver al territorio de la Manada Evans.
- ¿Stefan conoce sobre lo que acabas de contarme? -pregunté preocupada.
- No. Nicolle me llamó y me pidió que ayude a Gianluca con este tema, callando la verdad para que no llegara a los oídos del Consejo de Alfas. Para Los Barone, Laura se ha convertido en una maldición, así que, como Alfa Evans, decidí no comunicar nada al Consejo de Alfas y actuar como mi padre lo hizo en el pasado.
- Si algo peor sucede con Laura y otro Alfa decidiera denunciarla ante el Consejo de Alfas, ¿cómo les afectaría a ustedes? -propuse ese escenario con mi actitud más fría posible.
- Creo que nuestra situación no sería nada favorable. Hemos cometido el mismo error dos veces, así que podríamos ser duramente castigados -William agachó la cabeza y Abigail se abrazó a él, tratando de consolarlo.