Capítulo 11: El lado oscuro de la riqueza y el lujo
Desde que ingresé al mundo del narcotráfico, había sido testigo de la opulencia y el lujo que rodeaba a los narcotraficantes. Pero nunca había visto el lado oscuro de esa riqueza hasta aquel fatídico día en el que me encontré cara a cara con la violencia y la crueldad que se escondían detrás de todo aquel esplendor.
Era una tarde soleada cuando recibí una llamada de mi padre, el famoso narcotraficante conocido como El Jefe. Me pidió que me reuniera con él en su mansión, ubicada en las afueras de la ciudad. Sabía que algo importante estaba sucediendo, ya que mi padre no solía llamarme a menos que fuera necesario.
Al llegar a la mansión, me encontré con un ambiente tenso. Había hombres armados por todas partes, y el silencio era abrumador. Mi padre me recibió en su despacho, rodeado de sus hombres de confianza. Su rostro reflejaba preocupación y seriedad.
"Mi querida hija", dijo mi padre con voz grave. "Ha llegado el momento de que conozcas el lado oscuro de nuestra vida. Quiero que entiendas las consecuencias de nuestras acciones y la violencia que se esconde detrás de nuestra riqueza".
Me senté frente a él, ansiosa por saber qué estaba pasando. Mi padre comenzó a contarme una historia que me heló la sangre.
"Hace unos días, uno de nuestros socios decidió traicionarnos. Descubrimos que había estado filtrando información a la policía y a los cárteles rivales. No podíamos permitir que esto quedara impune, así que decidimos tomar medidas drásticas".
Mi padre hizo una pausa, como si estuviera buscando las palabras adecuadas para continuar. Finalmente, continuó su relato.
"Ordené a mis hombres que lo capturaran y lo trajeran aquí. Quería que enfrentara las consecuencias de su traición. Lo encerramos en una habitación, donde lo esperaba un destino terrible".
Mis ojos se abrieron de par en par, incapaces de creer lo que estaba escuchando. ¿Mi padre realmente estaba hablando de tortura y asesinato?
"Mi querida hija, sé que esto es difícil de aceptar", continuó mi padre. "Pero es importante que entiendas que el mundo en el que vivimos no es solo riqueza y lujo. Hay un lado oscuro que debemos enfrentar".
Me levanté de mi silla, sintiendo náuseas. No podía creer que mi padre estuviera involucrado en algo tan cruel y despiadado. ¿Cómo podía justificarlo?
"¿Cómo puedes hacer esto, papá?", pregunté con voz temblorosa. "¿Cómo puedes justificar la tortura y el asesinato?"
Mi padre suspiró, visiblemente afectado por mi reacción. "Hija, entiendo que esto sea difícil de aceptar. Pero en nuestro mundo, la traición no puede quedar impune. Si permitimos que alguien nos traicione sin consecuencias, nuestra organización se debilitaría y estaríamos en peligro".
"No puedo creer que estés justificando esto", respondí, sintiendo una mezcla de rabia y tristeza. "¿Qué tipo de persona eres?"
Mi padre se levantó de su silla y se acercó a mí, colocando sus manos sobre mis hombros. "Hija, sé que esto es difícil de entender. Pero debes comprender que nuestras acciones tienen consecuencias. No podemos permitir que nadie se interponga en nuestro camino".
Me aparté de su agarre, incapaz de soportar su justificación. "No puedo ser parte de esto, papá. No puedo ser parte de un mundo tan oscuro y cruel".
Mi padre me miró con tristeza en sus ojos. "Hija, te entiendo. No espero que aceptes esto de inmediato. Pero quiero que sepas que, en nuestro mundo, no hay lugar para la debilidad. Si decides alejarte, estarás poniendo en peligro tu vida y la de aquellos que amas".
Me quedé en silencio, luchando con mis emociones. Sabía que mi padre tenía razón en cierto sentido. Alejarme de ese mundo significaría poner en peligro mi vida y la de mi familia. Pero no podía aceptar la crueldad y la violencia como algo normal.
"Lo siento, papá", dije finalmente. "No puedo ser parte de esto. No puedo aceptar la violencia y la crueldad como algo normal".
Mi padre asintió, con una expresión de resignación en su rostro. "Entiendo tu decisión, hija. Pero debes saber que no será fácil. Nuestros enemigos no dudarán en atacarnos si ven una debilidad".
Me levanté de mi silla, decidida a alejarme de aquel mundo oscuro y cruel. "No importa lo que pase, papá. No puedo vivir con la culpa de ser parte de algo tan terrible".
Salí de la mansión, dejando atrás todo aquel lujo y riqueza. Sabía que mi vida nunca volvería a ser la misma, pero estaba dispuesta a enfrentar las consecuencias de mi decisión. No podía permitir que la violencia y la crueldad se convirtieran en mi realidad.
Desde aquel día, he luchado por encontrar mi lugar en el mundo. He buscado la redención y la paz en medio de la oscuridad. Aunque sé que mi pasado siempre estará presente, estoy decidida a construir un futuro mejor, lejos de la violencia y el lujo desmedido.
El lado oscuro de la riqueza y el lujo es una realidad que muchos prefieren ignorar. Pero yo he decidido enfrentarlo y luchar contra él. Porque solo así podré encontrar la verdadera felicidad y la paz que tanto anhelo.
Capítulo 12: El peso de la responsabilidad heredada
Desde que tomé la decisión de alejarme del mundo del narcotráfico, mi vida ha sido una constante lucha por encontrar mi lugar en el mundo. Me he enfrentado a mis propios demonios y he buscado la redención en cada paso que doy. Pero hay algo que siempre me ha perseguido: el peso de la responsabilidad heredada.
Después de abandonar la mansión de mi padre, me encontré en un mundo completamente desconocido. No tenía dinero ni recursos, y mi pasado me perseguía como una sombra. Sabía que no podía escapar de mi apellido y de todo lo que representaba, pero estaba decidida a construir una vida diferente.
Me instalé en un pequeño apartamento en el centro de la ciudad. Era humilde y modesto, pero era mi refugio. Trabajé en empleos de medio tiempo para poder sobrevivir, pero siempre sentía que estaba arrastrando el peso de mi pasado.
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peligros, entorno de violencia y corrupción, traiciones y desiciones difíciles
Editado: 18.12.2023