cinco años antes.
—¿Dónde esta Vaden? Tengo algo que decirle y no puede esperar.
—¿Vaden? — me mira juzgona —Creí que lo sabias, Liv. Mi hermano se fue del país esta madrugada, tenía que salir a arreglar unos asuntos. No volverá pronto, tal vez tarde unos años en regresar.
—¿Cómo que se fue? Pero no me dijo nada, Muriel. ¿Años? Por favor, debe ser una broma.
—Liv, te advertí que no te enamores de mi hermano y no me hiciste caso.
Yo… ella tiene razón, me advirtió muchas veces pero estaba cegada por el amor hacia Vaden.
—Se fue sin despedirse de mí— corren las lágrimas por mis mejillas. Ayer estábamos bien, salimos a cenar y de pronto se va sin avisarme.
—¿Qué es eso que tienes que decirle?
Que estoy esperando un hijo suyo…
—Nada, no es nada. Si te pregunta por mí, dile que me fui a terminar mis estudios a Suiza. —me limpio las mejillas —Y que es un imbécil.
Me retiro de esa casa con el corazón roto y jurando nunca decirle a Vaden que tiene un hijo, será mío, de nadie más.