Poco a poco, los días fueron pasando, Ángela a veces se ponía a pensar: "¿CÓMO ES QUÉ EL TIEMPO PARECE QUE SIEMPRE QUIERE HACERTE LA CONTRA?". Antes cuando estaba peleada con Tomás transcurría lento y cuando se reconciliaron rápido, muy rápido. Era una cargada; el tiempo pasa cuando te diviertes.
La semana de suspensión terminó, no obstante, ella no se atrasó con los estudios porque todos los días hábiles, sin falta, Micaela le pasaba la tarea y de paso charlaban. Incluso en algunas ocasiones venía acompañada de Soledad.
Ángela Morales seguía bajando de peso a una velocidad sorprendente. A este paso no llegaría a los quince.
Era sábado, Ángela iba al centro de la ciudad de Justo para comprar ropa, con Soledad y Micaela. ¿Quién pensaría qué dentro de poco se toparían con Cecilia y Carolina?
Tomás Ramírez antes nervioso y preocupado por lo ocurrido con Ángela, se logró calmar gracias a Luís. Luís lo invitó para jugar a la play, y olvidar aquella "absurda" idea.
De hecho, Luís ni siquiera supo como logró tranquilizar a su amigo. Pero dio gracias a Dios por lograrlo.
Jugaban a un juego de multijugador, compitiendo, por el momento Luís ganaba 5-3, él era muy bueno en aquel juego. De pronto, a Tomás le vino un escalofrío que recorrió todo su cuerpo, una sensación de temor. Ocurrió algo que él no se enteró, pero que de una u otra forma pasó.
Cuando fijó su vista devuelta a la televisión, el contador del juego marcaba 6-3. Ya no importaba. Aquella... terrible sensación persistía por todo su cuerpo, poséyendolo, atrapándolo, devorándolo por dentro.
Era inevitable ignorarlo.
―Estás perdiendo, capoide.―Aseguró Luís excitado.
―Disculpá, me voy, tengo una sensación que no me deja en paz. Seguí jugando si querés.
―¿Dónde vas? ¿Es por Ángela, Romeo?―Preguntó Luís exaltado.
―¡No!―Contestó. Simplemente no podía, no sabía bien de quien se tartaba o que ocurría con exactitud, solo que debía ir a (???) esa era la pregunta del millón, ¿dónde?
Tomó su campera con rapidez y Luís decidió acompañarlo donde quiera que fuese. Solo esperaba que no se metiera en más líos.
Tomás envió un mensaje de texto a Ángela, no obtuvo ninguna respuesta. Luís hizo lo mismo pero enviándolo a su novia. Al principio no ocurrió nada, pero luego le llegó un txt.
Ponía lo siguiente:
Sol: "Amor, veni rapido t necesitamos".
Luís: "Dónde están?".
Sol: "En el centro de Justo, tengo mucho miedo algo le pasó a Ángela y a Mica".
Luís: "Ke?".
No envió ningún otro mensaje más.
Tomaron el colectivo, Tomás pagó su pasaje y el de Luís, ya que éste se olvidó la tarjeta sube. Estaban a dos paradas antes del centro de Justo. Por fin llegaron, lo primero que vieron fue a Soledad con el labio partido, la frente sucia y ensangrentada y las mejillas mojadas.
Luís abrazó inmediatamente a su amada, mientras lloraba al igual que ella, estaba asustado. Tenía moretones en los brazos. El corazón de él latía muy fuerte por causa del susto.
Por otro lado Tomás miraba a su alrededor inquieto, no veía por ninguna parte a Ángela "¿DÓNDE ESTÁ?". Se volvió a Soledad, con un rostro que anunciaba quebrar en llanto y le dijo:
―¿Y Ángela? ¿Qué pasó con ella?
―Ella... Mica tenía razón... soy una pelotuda, no debí provocarlas.―Su voz sonaba cada vez menos audible, se deshacía como ovillo de hilo, hasta convertirse en un lamento.
―¿Qué? ¿Qué mierda pasó con ella?―Preguntó Tomás furioso, siendo por primera vez grosero.
―Ey, no te hagás el gallito con mi novia, eh.―Ordenó Luís protegiendo a Soledad.
―Nos patotearon, Ángela está en una ambulancia y Micaela también, pero ella no está grave... Ángela en cambio.―No consiguió poder seguir, rompiendo en sollozos.
Al escuchar aquello, Tomás Ramírez tuvo un conflicto interno entre si sumergirse ante la impotencia o intentar respirar tranquilo. Serenarse. Cuando Luís interrumpió:
―Contá todo mientras vamos para allá, ¿te parece mi amor?―Lo dijo dirigiendose a ella con cariño.
Lo relató, sollazando al tiempo que lo contaba; Luís fue su soporte, incluso luego de que se le pasara la bronca, incluso Tomás sintió pena al verla en aquel estado. Lo que ocurrió fue así:
Cuando terminaron de comprar ropa eran las 13:47, Tomás jugaba con Luís, iban 2-1. Ahora tenían en mente pasar por una zapatería y comprar algunos pares. De repente, el grupo de Cecilia y Carolina apareció. Querían golpear no solo a Ángela, sino también a Soledad. No eran sólo dos, sino seis.
Se encontraron cara a cara ―face to face―. Ángela en aquel momento no estaba en las mejores condiciones. Carolina se hallaba furiosa, si en un inicio deseaba humillarla... habría quedado atrás la idea, ahora solo quería lastimarla, según ella: Ángela iba por ahí haciéndose la chica linda, estudiosa y dulce como la miel. "¡NO LA SOPORTO, ES INFUMABLE LA GILA ÉSTA!".
Comenzaron otra pelea en plena vía pública. A Ángela la golpearon, la arrojaron al suelo, la patearon. La odiaban, era demasiado linda. Micaela intentó ayudarla al igual que Soledad, aunque no pudieron porque las estaban reteniendo. Tenían que ver esa monstruosidad. Soportar ver a su amiga recibir golpe tras golpe, patadas, insultos....
El mundo de hoy en día ―aunque quizás siempre lo fue―, es muy violento. Golpean a una chica si es muy linda si es otra, o si es fea; o incluso sin ningún motivo aparente. (Venganza-Odio_Rabia). La sangre ya hizo su recorrido en el rostro de la víctima. La última patada que recibió, la noqueó instantáneamente. Sin piedad alguna golpearon a Soledad y Micaela, mientras las otras seguían apresandoles sus brazos para que no escaparan.
Micaela logró zafarse, cuál animal salvaje logra la libertad, sin embargo; Cecilia le metió la pierna haciéndola tropezar, y ―auch, eso debió doler―, golpeándose la cabeza contra la pared. Noqueándola en el acto.