—Emmy, ¿estás lista? —dijo mamá entusiasmada.
—Sí, ¿Anny dónde está? —pregunté al ver que sólo había entrado ella. Mamá le dirigió una mirada a la enfermera, y luego la dirigió hacia mí nuevamente.
—Ella está con tu papá, se han ido primero para acomodar nuestra nueva casa. —Sonrió complacida, y me ofreció ayuda para ponerme de pie.
Nos despedimos de la enfermera y nos fuimos.
—Hoy empieza una nueva vida, Emmy. —dijo mamá.
—Estoy segura de que así sera. —afirmé.
8 horas después.
El lugar era tranquilo, la casa donde ahora viviríamos lucía cómoda.
Tal como había dicho mamá, todo estaba acomodado. Anny y papá se habían lucido.
—Emmy, mañana conocerás tu nuevo colegio, ¿de acuerdo? Descansa, mañana será un día agotador.
******
—Emmy, levántate, por favor. —rogó mamá.
—¡No quiero ir! —grité.
—¡No tienes diez años!, compórtate, te levantas y te arreglas, o haré que tu padre te lleve así como estás, tienes 20 minutos. —Mamá salió dando un portazo.
—¡Mierda! —grité molesta. No quería salir de aquí.
Entré a la ducha rápidamente y Anny estaba lavando sus dientes. Se veía hermosa incluso acabando de despertar.
—Nos irá excelente hoy, Emmy. —Me sonrió del mismo modo de siempre.
Papá nos llevó al colegio, y corrimos al salón. Esto era nuevo, el colegio era inmenso.
—Miren quién está acá, carne fresca, ¿por qué estás aquí? ¿Tus papás también creen que estás loca? —preguntó un chico alto, de cabello castaño y ojos oscuros.
—No estoy loca. —dije indefensa.
—Todos aquí lo estamos. —El chico sonrió y se fue con sus amigos.
Cuando volteé para hablar con Anny, ella no estaba. Pasé horas buscándola, mi calma se había esfumado, mis nervios aumentaban con el pasar de los minutos, hasta que a la lejanía, la vi, agachada detrás de un mesón.
—¡Anny! ¿Qué sucede? —pregunté alarmada al verla en este estado.
—Una chica se ha burlado de mí. —Sollozó en mi hombro. Sentí como se destrozada mi corazón, odiaba verla así.
—No llores más, por favor, nos vengaremos de esa chica, ¿vale? —limpié sus lágrimas, y la ayudé a levantarse.
—¿Lo harías por mí? El brillo de sus ojos volvió, y con ellos mi felicidad.
—Sí, planearemos la venganza. —Le sonreí.
*****
Los días pasaban de forma lenta y agonizante. Mis noches se basaban en planear mi venganza. Ella sufriría lo que le hizo a mi hermosa Anny.
Habían transcurrido dos semanas. Ese día, el instituto estaba repleto de alumnos, pero un lugar estaba solo. El parque central. Y acostada debajo de un árbol estaba ella, la chica que molestó a Anny. Su cabello era oscuro, y su piel era blanca. Me acerqué con cautela, y me situé detrás del árbol. Observé que no estuviese nadie cerca, y me apresuré a tapar su boca, luego la amarré de pies a cabeza, y la arrastré a un lugar más solitario.
>La chica pataleaba sin descanso, y yo sólo reía, mientras notaba como Anny se escondía detrás de un arbusto, a pesar de su temor, sabía que ella disfrutaba de esto.
Incluso yo tenía miedo, no quería hacerle daño a alguien. Pero no podía permitir que se metieran con Anny.
Con toda mi furia comencé a golpear su rostro hasta dejarlo deformado, me senté al lado de la chica, y con un pequeño cuchillo que había traído de la casa, corté toda su ropa.
La chica me miraba horrorizada. Me temía. Eso me llenó de placer, el miedo se había alejado, sólo quería continuar. Anny comenzó a llorar, y a pedirme que me detuviese.
Pero no podía, ver a esa chica suplicarme por piedad era excitante. Quería más, más dolor, más sumisión. Enterré el cuchillo en las clavículas de la chica, y luego en su abdomen. Anny lloraba y me sujetaba, pero el deseo de tener más control me invadió.
Ella aún respiraba, pero no tenía fuerza, así que clavé el cuchillo en su pecho izquierdo, deformándolo. Mis carcajadas resonaron por todo el lugar. Pero Anny no reía, ella me reprochaba el dolor que le infligí a chica. Pero no me importaba, ella había hecho sufrir a Anny, y debía pagarlo. Segundos después, la chica dejó de respirar. Y me fui con Anny a casa.
Editado: 29.11.2018