La historia de Emmy Kell

4, Deseos infernales.

No entendía por qué, Anny era perfecta. ¿Por qué se burlaban de ella? ¿Por qué la insultaban?, ella era perfecta y deslumbraba con su belleza. Era tan radiante, que la luna más resplandeciente se sentiría opacada ante tanta majestuosidad. Anny era la luz que yo nunca podría ser, la belleza que jamás tendría, ella es lo que yo nunca iba a poder ser.

Ella era tan angelical que mi deber era protegerla. Ante cualquier circunstancia debía estar yo para defenderla.

Llevaba dos meses protegiéndola, cada venganza era peor que la anterior. Aún podía saborear el recuerdo de cada una de ellas.

Amintha Crowl, su cabello oscuro caía en hermosas ondas sobre su pecho, era hermosa. Pero no más hermosa que Anny. No fue difícil, luego de varios días observándola, pude vislumbrar su punto débil. Le gustaba desayunar sola, en la parte de atrás del comedor. La perseguí en su hora de comer, y rápidamente coloqué en su nariz un pañuelo repleto de cloroformo, fue glorioso observar como su delicado cuerpo se rendía ante mis pies. La saqué de allí, y me dirigí a las afueras del colegio. Todos estaban en el comedor, fue tarea fácil deshacerme de ella.

Sujeté una cuerda al árbol, y realicé un nudo en el otro extremo de la cuerda; con cuidado acomodé su cuello en el nudo, y la dejé caer. Su rostro poco a poco palideció, sus labios se tornaron de un morado grisáceo. Poco a poco su respiración se volvió lenta, hasta que dio su último respiro.

Su muerte fue olvidada pronto, formó parte de la estadística de suicidio que cada día aumentaba más.

>Susana Daff, recuerdo su rostro de satisfacción cuando se burló de Anny, jamás imaginó lo que el destino le depararía. Recuerdo ese lunes detalladamente, Susana llegó temprano como de costumbre, ella permanecía en la entrada hasta que llegase la hora de la clase. Pero ese día todo sería diferente. La invité a desayunar, y ella accedió, nos dirigimos al estacionamiento, ella me siguió con la idea de que yo buscaría mi comida; pero con un fuerte golpe logré que ella cayese de rodillas. Me miró perpleja e intentó huir. Pero la sujeté, sus lágrimas caían sin detenerse, y yo sólo podía reír. La sujeté del cabello y saqué el cuchillo con el que había asesinado a mi primera víctima. Lo enterré en sus rodillas, causándole un dolor insoportable que la obligó a permanecer de rodillas. La obligué a que le pidiese perdón a Anny, acto seguido corté su yugular, ocasionando una muerte casi instantánea.

>Daniella Mach, su muerte fue memorable. Juró que jamás lo haría de nuevo, logré que me suplicara por su vida, me rogó piedad, pero ignoré sus suplicas. Sus labios estaban destrozados, y sus ojos imploraban misericordia, sin embargo el deseo de la venganza me absorbió, me apoderé de su vida. Y de su dignidad. Murió lentamente, suplicando con cada suspiro, enseñándome su dolor con cada mirada… hasta que su vida llegó a su fin, y mi venganza culminó. Anny me abrazó, y fuimos juntas a casa.

 

*****

No hablaban de los asesinatos, actuaban como si nada hubiese pasado, tenían tanto miedo, que no se atrevían a platicar lo ocurrido. Anny, me reprochaba, su mirada estaba triste, Anny me teme, es lo único que odio de toda ésta situación.

Sin embargo, el deseo de saciar mi sed de venganza permanecía intacto. Aún me faltaba algo por cumplir. Una muerte que planeé muchas veces, desde hace años. Y pronto la llevaré a cabo.

—Emmy, necesito hablar contigo. —dijo mamá al entrar a mi habitación.

—¿Qué sucede mamá? —pregunté curiosa, mamá nunca entraba a mi habitación de ese modo, sin duda alguna, algo ocurría.

—¿Hay algo que te esté molestando o preocupando, Emmy?, llevas días actuando diferente, incluso tu apariencia es diferente. Tienes ojeras, estás demacrada, tus pasos se han vuelto lentos, tus ojos reflejan una tristeza que a tu padre y a mí nos ha preocupado, quiero que hables conmigo, mi Emmy. —Mamá acarició mi mejilla haciéndome estremecer, hace mucho no sentía una caricia de ella.

—Yo… —No encontré respuesta, a decir verdad, yo me sientía igual, incluso mejor que antes— Yo sólo extraño mi antiguo hogar, eso es lo que me ocurre, mama. —mentí.

—Bien, comprendo, lo he platicado con tu papá, y hemos decidido visitar unos días nuestra antigua casa, lleva mucho tiempo abandonada, creo que un poco de calor humano le sentaría bien, ¿te animas a ir?  —preguntó cariñosa. En su mirada reflejaba una ternura que no logré descifrar. Algo ocurría, pero no entiendía qué era.

No quería ir. No de nuevo… pero era mi oportunidad de cumplir con la venganza que había planeado desde hace años. Si no lo hacía ahora… No sé cuándo podría.



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En el texto hay: paranoia, dolor, no me dejes

Editado: 29.11.2018

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