La historia de Emmy Kell

6, Lissie.

Todos pensaban que arreglaba mis cosas, odiaba fallarles de éste modo, pero debía saciar estos deseos infernales que albergan mi alma.

Salí por la ventana, y comencé a correr sin detenerme...

Luego de varios minutos sentí que mis piernas me traicionarían, y así fue.

Entré a un pequeño restaurante y pedí agua mineral. A lo lejos vislumbré una chica cabello negro, y al voltear para verla mejor, noté que era ella... Era Lissie. El destino me había llevado hacia ella.

La rabia me carcomió, la espera me estaba alterando, pero cuando salió del restaurante, la perseguí.

Estando en un callejón solo, Lissie percibió mi presencia.

— ¿Qué coño quieres? —me gritó.

Sentí que la rabia llegó a mi cabeza, y nubló mis pensamientos. La abofeteé, e hice que perdiera el equilibrio. Ella cayó al suelo, y fue mi momento de saciar estos infinitos deseos de venganza.

—Un día te burlaste de la persona que más amo, pero es tu momento de pagar. —La sujeté por el cabello, y la arrastré hasta unos metros más lejos.

Comencé a golpearla, mi rabia estaba drenando gracias a los golpes que le estaba dando, sus gritos eran melodía para mis oídos.

Personas comenzaron a llegar, pero no me podía detener. Debía terminar con ella.

Mi cuchillo... mi fiel cuchillo.

Lo enterré en sus clavículas. Noté que mucha gente grababa, otros pedían ayuda, otros se iban corriendo, temerosos de que les hiciera algo.

La respiración de Lissie se volvió lenta, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, justo antes de enterrar el cuchillo en su garganta, unos enormes brazos me sujetaron.

— ¿Qué... —Una bofeteada me silenció.

—Vienes con nosotros. —Mandó el policía que me había sujetado. Me habían atrapado. Maldita sea. Todo se arruinó de un segundo a otro.

Me subieron en un auto, y arrancaron, sin siquiera mirarme, o preguntar qué había sucedido.

                                                                               *****

— ¿Estás consciente de lo que hiciste? —gritó mamá enfurecida al llegar a la comisaría.

 

—Fue su culpa, mama. —Lloré, aunque no era mayor de edad, sabía que aun a mi corta edad podía pagar por el delito que cometí. El simple hecho de pensar que dejaría sola a mi Anny me llenaba de temor.

— ¡Maldita sea Emmy! —Mamá quiso decir algo más, pero papá la sujetó del brazo, y la sacó de la habitación.

Segundos después entró un hombre alto, con un cuerpo bien trabajado, tenía una libreta en la mano, y un bolígrafo. Se sentó a mi lado, y me miró con cautela.

— ¿Me dirías tu nombre? —su tono fue suave.

—Emmy... Emmy Kell. —pronuncié a punto de llorar.

—Bien, ¿conoces a la chica a quien agrediste?

—Sí, estudió conmigo hace años, se llama Lissie, ella molestaba a mi hermana, y juré vengarme de ella. —dije con firmeza.

— ¿Y cómo se llama tu hermana? —Me miró de una manera desafiante, como si no pudiese creer lo que yo estaba diciendo.

—Se llama Anny, es hermosa, más hermosa que yo. —Sonreí al recordar el rostro de Anny.

—Supongo que sabes, que aunque seas menor de edad, se puede imponer un castigo por tu crimen, ¿cierto?, pero ese tiempo puede ser reducido si confiesas que lo has hecho por decisión propia, también pedir una disculpa, y no seguir excusándote, diciendo que la chica es culpable. —explicó con calma.

—No fue mi culpa, al igual que el director, merecían un castigo. —Estaba alterada. Decía cosas sin pensar. Me estaba hundiendo.

— ¿Qué director? —preguntó confundido.

—El director de mi colegio, su nombre era Raemy Cabell. —Bajé mi mirada avergonzada.

—Bien, Emmy, hemos terminado por hoy. Hablaré con tu mamá. Mientras ve con la señorita. —Señaló a una joven que acababa de entrar—. Luego seguirás otras indicaciones.

Me marché con la joven, sin saber lo que me esperaba.

                                                                                    *****

— ¿Un doctor? —pregunté alterada—. Pero no estoy enferma. —protesté.

—Lo siento, Emmy, es lo que se ha decidido. Estarás internada el tiempo necesario. —dijo la mujer a la que había seguido luego de hablar con el policía.

No lo entiendo... no estoy enferma, me siento bien. Estoy bien.



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En el texto hay: paranoia, dolor, no me dejes

Editado: 29.11.2018

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