La iglesia del fin

CAPÍTULO 7

CAPÍTULO 7: "LA PAZ EN JERUSALÉN"

Flashback: Dos años y tres meses antes del encarcelamiento

La notificación llegó a las 6:47 AM, hora local—un viernes de septiembre que comenzaba como cualquier otro viernes hasta que dejó de serlo.

Eliseo estaba en su estudio preparando el sermón del domingo cuando su teléfono vibró con la alerta de noticias. Normalmente ignoraba estas notificaciones—demasiadas distracciones, demasiado ruido del mundo—pero esta tenía el marcador rojo de "NOTICIA DE ÚLTIMA HORA" que solo aparecía para eventos de magnitud histórica.

Tocó la pantalla y leyó el titular:

HISTÓRICO ACUERDO DE PAZ FIRMADO EN JERUSALÉN: ISRAEL Y PALESTINA PONEN FIN A DÉCADAS DE CONFLICTO

Su primera reacción no fue teológica sino humana: una punzada de esperanza. Paz en Medio Oriente. Después de tantas décadas de sangre, de niños muertos en ambos lados, de odio perpetuado generación tras generación—¿finalmente, paz?

Pero esa esperanza duró exactamente tres segundos antes de que otra parte de su mente—la parte entrenada en escatología dispensacionalista, la parte que había estudiado profecía bíblica durante años—activara una alarma diferente.

Paz en Jerusalén.

"Paz y seguridad."

1 Tesalonicenses 5:3.

Sus dedos temblaron ligeramente mientras abría el artículo completo.

De The New York Times, edición digital:

JERUSALÉN — En una ceremonia sin precedentes celebrada en el Monte del Templo bajo estricta seguridad internacional, el Primer Ministro israelí Yonatan Weiss y el Presidente de la Autoridad Palestina Sami Haddad firmaron esta madrugada el "Acuerdo de Jerusalén", un tratado de paz integral que pone fin formalmente al conflicto israelí-palestino.

El acuerdo, mediado por una coalición europea liderada por el Alto Representante de la Unión Europea Jean-Marc Fournier y respaldado financieramente por los Estados del Golfo, establece:

— Reconocimiento mutuo de dos estados: Israel y Palestina, con fronteras basadas en las líneas de 1967 con intercambios de territorio negociados

— Jerusalén como capital compartida bajo administración tripartita: zonas judía, musulmana y cristiana con autonomía para asuntos religiosos pero coordinación para seguridad y servicios

— Desmilitarización gradual de Gaza y Cisjordania supervisada por fuerzas de paz internacionales

— Plan de reconstrucción económica de $200 mil millones para territorios palestinos financiado por Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y la UE

— Garantías de seguridad para Israel proporcionadas por pacto defensivo con potencias europeas

El Primer Ministro Weiss, un pragmático de centro-izquierda que llegó al poder hace dos años con mandato de paz, declaró: "Hoy, las armas se silencian. Hoy, nuestros hijos israelíes y palestinos pueden imaginar un futuro sin bombas, sin miedo, sin odio heredado. Esto no es el fin de todas las diferencias, pero es el fin de la guerra."

El Presidente Haddad, economista educado en Oxford que representa una nueva generación de liderazgo palestino, añadió: "Durante setenta años, nuestros pueblos han estado atrapados en ciclo de venganza. Hoy elegimos el ciclo de construcción. No olvidamos el pasado, pero nos negamos a ser prisioneros de él."

El mediador europeo Fournier, en su discurso, declaró con emoción visible: "Este acuerdo prueba que la razón puede vencer al fanatismo, que la diplomacia puede lograr lo que la fuerza nunca logró. Hoy, la última guerra religiosa de la humanidad termina."

La ceremonia concluyó con un momento extraordinario: Weiss y Haddad, de pie frente al Muro de los Lamentos y la Cúpula de la Roca, se dieron la mano mientras campanas de iglesias cristianas, llamados islámicos a la oración y shofares judíos sonaban simultáneamente en la ciudad antigua.

Las reacciones globales han sido abrumadoramente positivas. El Secretario General de la ONU...

Eliseo dejó de leer. Su mente ya no estaba procesando los detalles políticos. Estaba procesando las implicaciones teológicas.

Tomó su Biblia—tan desgastada que algunas páginas estaban pegadas con cinta adhesiva—y la abrió a 1 Tesalonicenses 5. Sus ojos encontraron los versículos que había subrayado años atrás, ahora borrosos de tanto relectura:

"Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán."

Las palabras parecían saltar de la página.

"Cuando digan: Paz y seguridad."

Y el mundo estaba diciendo exactamente eso. No metafóricamente. Literalmente. Los titulares, los discursos, las celebraciones—todos proclamaban paz y seguridad.

Su teléfono comenzó a vibrar constantemente. Mensajes de texto llegaban en cascada:

Esteban: "Pastor, ¿vio las noticias? Necesitamos reunión de emergencia del liderazgo. HOY."

Don Alejandro: "Hermano, el mundo celebra pero mi espíritu está inquieto. ¿Es esto? ¿Es realmente esto?"

Pastor Andrés: "Pastor, los jóvenes ya están preguntando. ¿Qué les decimos?"

Teresa (líder de intercesión): "Pastor Eliseo, el Espíritu me despertó a las 3 AM con carga por orar. Ahora entiendo por qué. Necesitamos vigilia urgente."

Y docenas más. La congregación estaba despertando, encendiendo televisores, leyendo noticias, y llegando a la misma conclusión que él: algo proféticamente significativo acababa de ocurrir.

Eliseo miró por la ventana de su estudio. Era una mañana hermosa—cielo despejado, pájaros cantando, niños del vecindario caminando hacia la escuela. El mundo seguía girando normalmente.




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