La legión: Génesis

Capítulo 4: Preparación


Desperté a la mañana siguiente listo para irme a la escuela, tomé leche y un pan que había quedado de las compras para desayunar, tomé mi portafolio, mis llaves y me despedí de mi gato.
Salí de la casa y me subí al primer taxi que vi. Le dije la dirección al conductor y solo condujo, sin conversación ni preguntas ni nada, cosa que me calmo ya que a las 7 de la mañana no es una hora a la que alguien quisiera estar hablando con un desconocido, a esa hora la mayoría de la gente prefiriría estar en sus camas, calientitos y dormidos. 
Al llegar a la escuela toda la legión estaba ya ahí, solo faltaba yo, llegué y saludé a todos, empezando me iba a sentar con Damián pero Gwen insistió en que me sentara con ella.
Empezaron las clases y esta vez no podía estar más entusiasmado que cualquier otro día, haría justicia y bien al terminar las clases. Parecía perfecto, pero como todo, no tardó mucho en cambiar de un plano a otro. Gwen me empezó a contar de como cada día se sentía más enamorada de Goliath. Yo estaba molesto claro, pero intentaba mostrar una cara de interés hasta cierto punto. Estaba diciendo cómo quería casarse con el, incluso me dijo: "Oyee y si lo metemos a la legión?" Por supuesto me negué rotundamente; a final de cuentas no sé porque todos en la legión me hacían caso a mi sí yo era el que no destacaba en nada, todos tenían algo en especial menos yo y yo era el líder. Ella mostró una cara de decepción y me dijo: "William... Te… ¿te molesta que salga con Goliath?" En ese momento solo tuve dos opciones, una era decir que si, parecer un celoso y que me diera un sermón de como no éramos el uno para el otro y que mejor fuéramos amigos; por otro lado, la otra opción era decirle que no y que siguiera contándome de sus cosas con él. Creo que todos sabemos cuál escojí. Siguió hablando de Goliath hasta que me cansé y en el cambio de clase me fui a sentar con Fernanda con la escusa de que a ella se le dificultaba química. Vi en la cara de Gwen una mezcla entre disgusto y comprensión.
Llegue con Fernanda, al lado de ella estaba Ben, un idiota más del montón, nunca me lleve mucho con él pero todos decían que era un patán así que solo le dije que se retirará y lo hizo. Fernanda me preguntó que porque estaba ahí, yo le expliqué y ella sorpresivamente me dijo que estaba bien, que no tenía problema en aceptarme ahí. Estábamos sentados esperando la llegada de la maestra cuando me pasó por la mente el cuchillo que me había regalado. En un momento en el que habían dejado ejercicios le pregunté: "Emmm Fernanda, ese cuchillo que me regalaste, ¿Por qué decía "A"?" Ella me volteó a ver con una cara inexpresiva, ella dijo: "En si yo compré el regalo, pero yo no tenía pensado dártelo, una voz en mi cabeza me dijo que tenía que hacerlo, se me hizo extraño con qué detalle dijo las cosas, pero al final solo obedecí… y aquí estamos ¿no?" Al inicio no junte ninguno de los eventos que me había contado Fernanda conmigo así que solo pensé que todo el estrés de la escuela le estaba causando pequeñas alucinaciones. 
La siguiente parte de la clase fue bastante común, no volvimos a intercambiar palabras con Fernanda, otra vez, solo esperaba el cambio de clase.
En cuanto terminó Gwen llegó a mi lugar y dijo: "Ya se acabó química, ahora si te puedes sentar conmigo" lo dijo de una forma tan cálida y feliz. Aunque tuviera que soportar el infierno de sentir la impotencia mientras ella me contaba de sus historias con Goliath, era una experiencia agradable mientras estuviera con ella. En cierta forma me sentía feliz, ella era una persona que mayormente expresaba sus sentimientos y era muy abierta, aún así nunca llegué a ver qué sintiera atracción por alguien, el que lo hiciera solo con Goliath hablaba bien de él a pesar de todo, ya que si le gustaba a Gwen tenía que ser alguien muy MUY especial.
Las clases habían terminado, nos habían dejado una tarea acerca de ecuaciones cuadráticas, a Damián se le daba genial eso así que pensé que él me pasaría la tarea al día siguiente.
Llegue a mi casa y no había nadie más que mi gato, lo saludé para luego ir a hacerme un sándwich. Estaba muy emocionado, hoy sería el día en que ayudaría al mundo. Con prisa terminé el sándwich y fui directo a mi cuarto para ponerme mi "atuendo". Me veía un poco soso, me veía como alguien que no intimidaba, me veía más como un loco, pero no de los que te dan miedo, si no de los que te dan risa. Estaba un poco decepcionado porque pensé que me vería imponente pero no era así. Busque en mi clóset y vi una camisa formal negra con botones, pensé: "¿Quién dice que cuando vas a ayudar no puede ir elegante?" Así que la tomé, pero algo faltaba, no terminaba de convencerme, seguí buscando y me encontré una chaqueta de cuero negro; no recordaba haberla comprado pero aún así me la puse. Por fin estaba terminado, me sentía muy bien, me veía imponente, tenía el cuchillo listo y llevaba toda la actitud. 
Me despedí de mi gato que se quedó algo sorprendido de verme con esa vestimenta, normalmente usaba jeans, pero nunca usaba cuero ni camisas y mucho menos máscaras.
Salí a la calle con la máscara y el cuchillo en la bolsa del pantalón, mucha gente se me quedó viendo, algunos se me quedaban viendo con cara de sorprendidos, otros con miedo en sus rostros, algunos me vieron y aceleraron el paso, algunos otros les di igual, incluso hubo gente que me grabó en caso de que hiciera algo "vandálico".
Después de caminar unos minutos vi la oportunidad perfecta, una señorita de aproximadamente 20 años con un vestido verde estaba siendo seguida por tres hombre con apariencia de pocos amigos aparte de que eran más altos que ella. Los empecé a seguir también, de un derrepente uno se puso adelante de ella, otro a su lado y otro atrás, cambiaron el rumbo hacia unas calles un poco descuidadas y sin tanta gente, ahí vi como la acorralaron contra la pared mientras que le decían algo. Corrí hacia ellos, cuando llegue dije con una voz segura:
- ¿Algún problema caballeros?
- "Nada de tu incumbencia, ahora lárgate, tenemos cosas que hacer"
- Me temo que eso no es posible, voy a tener que pedirles que se aparten de la señorita por favor.( Esas palabras me hacían sentir muy valiente pero a la vez moría de miedo con cada palabra que salía de mi boca)
- "Pero que… ¿te crees un tipo rudo no? Tal vez esto te enseñe tu lugar".
Después de esa frase dos de los tres hombres se abalanzaron sobre mi, era una pelea a puño limpio ya que mi navaja era solo para emergencias, algo curioso que casi nadie menciona, es que cuando estás en una pelea, te invade una adrenalina que hace que casi no sientas los golpes, te hace sentir más vivo. De alguna forma logré hacer que retrocedieran, ya había recibido bastantes golpes y me había roto poco más de la mitad de la máscara, saque la navaja y les dije "No quiero llegar a esto… pero si me obligan no tendré problema en hacerlo" al voltear a verlos, sus rostros transmitían terror, no llevaban armas y al parecer no eran tan valientes después de todo. El que parecía ser el jefe me dijo: "Oye tranquilo, no hay porque ponerse violentos, solo nos retiraremos si eso es lo que quieres, pero guarda eso, alguien va a salir herido." Acepté el trato, se fueron y no voltearon atrás, fui hacia donde estaba la joven y le di la mano, ella se levantó y con una voz muy baja y con lágrimas me dijo: "Por favor… no me hagas nada… por favor…" 
Yo estaba sorprendido, se suponía que tenía que estar alegre porque la rescaté pero en lugar de eso estaba asustada pensando que le haría algo, le respondí: "Tranquila, no te voy a hacer nada, eres libre de irte, solo quería ayudar". No dudó y se fue mientras volteaba hacia atrás para ver que no la siguiera. Ya había sido mucho por hoy, me habían dado una golpiza y me habían roto mí máscara. Regrese a mi casa, para mí sorpresa mis papás estaban ahí, cuando se percataron que había regresado mi mamá preguntó: "¿Dónde te habías metido?", Yo le respondí que había ido al parque a dar una vuelta para despejarme, siguió con sus cosas y ya no me prestó atención.
Subí a mi cuarto y me recosté, estaba destrozado, aunque en el momento no sientas tanto los golpes, vaya que después si que los sientes. Mientras estaba acostado estaba pensando en que haría ahora, me habían roto la mitad de la máscara y no sería adecuado ir a defender gente así. Lo más lógico que estaba en mi mente era buscar algún diseño en internet que me gustará y si se podía, comprarlo. Encendí mi computadora que casi no usaba más que para hacer algún que otro trabajo de la escuela. Empecé a buscar bastantes modelos hasta que encontré uno que me encantó, una máscara tipo kitsune; es un tipo de máscara que tiene la forma de un gato o un zorro, está máscara era totalmente blanca con unas líneas rojas, se veía algo afeminada pero como me encantan los gatos decidí comprar esa. No estaba tan cara, costaba 5 dólares cosa que no era mucho, tenía probablemente 10 veces esa cantidad o más en mis ahorros. Desafortunadamente había un problema, no tenía tarjeta de crédito y el sitio web solo permitía compras con esta. Pedirle su tarjeta a mis papás no era opción ya que me iban a empezar a cuestionar de que para que la quería y probablemente empezarían a insultarme por querer comprar una máscara. 
La única opción que quedaba era ver si la podía conseguir de alguna otra forma. Me puse en contacto con el vendedor de esta y él me dijo que en ese momento estaba en un momento difícil ya que si no tenía más de un 8 en química iba a reprobar, por eso mismo necesitaba el dinero, para poder pagar un curso extracurricular de química. Al leer esto me emocionó, casi parecía que el destino quería que tuviera esa máscara, me ofrecí a ayudarle al chico en lo que quisiera de química a cambio de la máscara, el estaba desesperado así que acepto, me dijo que la mascara llegaría en una semana y que mientras tanto yo le podía explicar; no era algo que me agradara pero viendo la situación, no había otra opción.
Al día siguiente en la escuela le conté lo que había pasado a Damián, claro, excluyendo la parte en la que me metí en una pelea y utilice una navaja. Él me dijo: "¿Por qué no me avisaste? Con todo gusto yo te hubiera prestado la tarjeta de crédito, mis papás siempre me dejan comprar con ella y estoy seguro que no les hubiera molestado que te ayudara".
Yo le expliqué que sería mucho de su parte, que no quería molestar. Él al final me dijo que estaba bien, pero que a la siguiente le pidiera ayuda. 
En realidad no puedo decir mucho de los días de clases, eran normales, cómo los de cualquier persona. Lo único destacable que recuerdo que pasó ese día fue que Goliath fue a recojer a Gwen en la salida; ella de verdad se veía tan feliz con él. Más tarde ese día me contó por mensaje lo feliz que estaba de que alguien como él se fijara en alguien como ella. Yo por mi parte, seguía lleno de rabia, probablemente nunca podría estar con ella, se veía como una de las pocas cosas que no podía hacer.



#3662 en Novela contemporánea
#23971 en Otros
#3524 en Acción

En el texto hay: familia, accion aventura y drama

Editado: 03.09.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.