La legión: Génesis

Capítulo 10: Preparación de verdad.

Salimos de la tienda con varias bolsas llenas de materiales para nosotros, ya afuera nos encontramos con nuestros objetos que recibimos con gusto. Casi no podíamos cargar las cosas de tantas que eran, de hecho, recuerdo que se nos llegaron a caer algunas cosas una que otra vez. Al final después de un largo recorrido cargando todas esas bolsas llegamos a la casa de Damián, esta vez habíamos ido a su casa ya que el tenía más material para facilitar nuestras creaciones, debo de mencionar que esta era la primera vez que yo visitaba la casa de Damián, me había hablado de su casa alguna vez pero no la conocía. Al llegar nos recibió lo que me pareció una sirvienta aunque a mí y a Damián nunca nos gustó llamarla así ya que suena grosero, él se refería a ella como "la señora que nos ayuda en la casa" lo cual se escucha mucho mejor que "la sirvienta" y es que todo es una cuestión de modales, los padres de Damián lo educaron para que fuera respetuoso y hasta cierto punto buena persona, no como otra gente rica que cría a sus hijos haciéndolos creer que son lo máximo solo por tener dinero y que por eso son superiores a todos los demás. Aunque la casa de Damián era grande, no era una mansión como yo me había imaginado, pero por dentro, su casa estaba muy bien decorada, las paredes por un lado, una combinación perfecta de azul y morado que se veía como una pintura de algún artista ya que se podía observar el degradado del morado para luego llegar al azul, fue algo muy especial la primera vez que lo vi ya que nunca había visto a personas con la osadía de pintar sus paredes de 2 colores, y aún más, hacer un degradado de un color a otro. La señora que le ayudaba a Damián, me mencionó que se llamaba Leonora, y luego de eso dijo "Sí necesitan cualquier cosa jóvenes, no duden en llamarme, estaré limpiando". En realidad Leonora se veía algo grande, nunca le pregunté su edad pero se veía de aproximadamente unos 50 años y era súper amable así que yo no me vi con la intención de llamarla cada 5 minutos para que hiciera cosas mínimas que yo podía hacer. Después de eso nos dirigimos al cuarto de "recreación" o así lo llamaba Damián al menos. En el estaban unos sillones, una barra, una mesa de billar y una televisión. Se veía bastante cómodo vivir allí y especialmente estar ahí, se veía casi como un bar pero quitando las bebidas alcohólicas. Damián dijo que iría por la máquina de coser ya que el tenía ya algo de experiencia en la costura creando incluso sacos formales para su papá o para el, así que eso no era un problema, mientras tanto yo decidí ir sacando todas las cosas de las bolsas, puse las cabezas de unicel en la mesa y saqué el yeso para luego hacer las máscaras. En realidad yo no tenía ni maldita idea de cómo hacer una máscara así que busque un tutorial en Youtube como cualquier persona lo hubiera hecho. Al verlo me di cuenta que usaban periódico o "papel maché" como ellas lo llamaban para hacer las máscaras, entonces recordé que no habíamos comprado uno; en cuanto Damián llegó le dije que iría por un periódico en lo que el empezaba con los trajes. Él solo dijo que estaba bien y se puso manos a la obra. Yo salí de la casa y me dirijí a una tienda de servicio que estaba cerca, la había visto de paso y sabía que como en todas las tiendas, tendría que haber periódico ahí. Fui caminado y pude observar un atardecer hermoso, la calle estaba muy tranquila, no veías pasar ni un carro, vi un trozo de banqueta que estaba limpio y parecía cómodo. Me senté y solo observé el atardecer, nada importante pero en realidad me encantaba verlos. Es algo especial, el simplemente no pensar en nada, sentarse, y observar algo tan maravilloso, gratis y qué pasa todos los días, al menos a mí me parece cuánto menos algo mágico el ver los atardeceres. En un momento me percaté de que me había quedado embobado viendo el cielo y olvidé que tenía que ir por el periódico. Corrí hacia la tienda y me exalte al momento de que un carro casi me atropella, en realidad fue mi culpa, no me fijé al cruzar la calle y ese carro salió de la nada. Al llegar a la tienda tomé un periódico al azar y fui a la caja para que me lo cobraran, para mí mala suerte había una fila de unas 4 personas cada una con al menos 5 artículos y su peor, quién atendía era una señora ya mayor que al parecer era nueva ya que no sabía muy bien como registrar las ventas y cobrar. Esa fue una verdadera prueba de paciencia, quienes les haya tocado vivir algo similar sabrán de que hablo, es como la ley de Murphy, sí algo puede salir mal, saldrá mal. Después de aproximadamente 15 minutos por fin era mi turno para que me atendieran. En realidad había "tomado práctica" hasta cierto punto y no se tardo tanto como con los demás. Le pagué el dinero que costaba el periódico y me retiré para llegar lo más rápido que pudiera a la casa de Damián, ya era de noche pero en realidad no me importaba, a mis papás les daría igual si yo estaba o no para dormir, de hecho, tal vez ni siquiera notarían que no estaba. Estaba perdido en mis pensamientos, eran tantas cosas que a veces era difícil concentrarse, y por eso mismo, me gustaba bastante solo caminar u observar los paisajes, hasta cierto punto no me hacían pensar en nada, podríamos decir que era como una droga, me calma y olvidó todo por un rato. No tarde mucho en llegar a la casa de Damián donde para mí sorpresa estaban ahora sus papás, ah, y algo que me dio mucha vergüenza en aquel momento pero que ahora me río de ello, fue que el auto que casi me atropella en la tienda era el mismo de los papás de Damián, así es, casi me atropellaban pero por suerte no alcanzaron a ver bien mi cara. Cómo sea, al entrar todos estaba en la mesa, tanto sus papás como él, Damián al verme me dijo que me sentara con ellos para poder comer. En realidad no tenía otra opción, me hubiera visto muy grosero si les hubiera dicho que no, ya que ni siquiera era mi casa. Acepté aunque creo que la incomodidad se podía ver en mi cara, aún así, los papás de Damián no le dieron tanta importancia y de hecho trataron que me sintiera mejor, empezaron con algunos chistes de humor negro pero sin llegar a ser ofensivos, en realidad su compañía era agradable, transmitían un aura de tranquilidad y seguridad, no como mis papás. De cualquier forma, no le tenía envidia a Damián, no por su dinero ni su familia ni nada, yo sabía que el también tenía sus problemas y era por eso mismo que nos llevamos bien, e incluso implicando las cosas que tenía, no sentía celos o avaricia, al contrario, me alegraba de que si yo no era feliz, al menos alguien lo era, alguien si tenía buenos padres, alguien si tenía a quien amar y quien le ame, es algo bonito sentir que no todo el mundo es gris, es una pizca de color que brilla en un entorno oscuro y sin vida.
Después de terminar con la cena, los papás de Damián me dijeron "Oye William, Damián nos comentó que hoy tus papás no estaban en tu casa, sí quieres puedes quedarte aquí, en el cuarto de visitas, solo arreglenlo un poco entre los 2. Esta siempre será tu casa, un amigo de Damián es un amigo de la familia". Yo me quedé cuánto menos sorprendido por la amabilidad de los señores, era casi como si de verdad les agradara aunque tal vez no era así. No pude decir que no y solo respondí con un "Muchas gracias, sí, por hoy me quedaré aquí". Después de esa oración, se retiraron de la mesa para ir a su cuarto a descansar. Terminé mi comida y nos dirigimos con Damián a terminar lo que habíamos empezado hace un rato, nuestra marca personal hasta cierto punto. Yo estaba haciendo las máscaras mientras que Damián estaba cosiendo aunque de ves en cuando le llamaba a Leonora para que le diera una mano en la costura, en realidad lo normal, en nuestra vida habíamos hecho algo así, era hasta esperado que no tuviéramos práctica en hacerlo. Por mi parte no se me complicó tanto, era cuestión de simplemente no dejar nada vacío y ya, aunque claro, siempre tuve una manía con que no me gustaba tener las manos pegajosas, me daba cosa que las sintiera así, de hecho cuando en el kinder mis compañeros se ponían a jugar con el pegamento para ponérselo en las manos a mi hasta me daba asco, no sé porque pero simplemente no me gusta.
Después de algún tiempo Damián dijo con ansias "Terminé! Terminé!" Volteé a verlo y a decir verdad, le había quedado bastante bien para ser la primero que hacía, me sorprendí bastante por ver que había bajado su nivel de elegancia haciendo una capa de color negro con algunos toques dorados y algo de relieve uinicamente en vez de un traje completo de gala como había mencionado antes que lo haría. Le pregunté el motivo de esto y me dijo: "Un traje lo puedo comprar, una capa no, además que se verá genial cuando haga viento." Yo todavía estaba pensado cómo sería mi traje, me refiero a que Damián lo iba a hacer, y yo haría su máscara como él me dijera, el problema es que no sabía cómo lo haría, no quería parecer tan elegante, quería más bien algo cómodo y didáctico, algo que pudiera usar en cualquier momento. Después pensé que tampoco sería algo que me dejara descubierto ya que si llegaba a enfrentarme a alguien con un arma como un cuchillo, sería mucho más fácil que me hiriera a qué si llegaba algo de ropa que cubriera.
Después de un rato de pensarlo bastante se me ocurrió que lo mejor sería usar mi vieja chaqueta de cuero con algún tipo de logo para "hacer notar" que era el original. Le comenté a Damián pero él aún así insistió en que me tenía que hacer algo para no desperdiciar toda la tela que habíamos comprado. Accedí y le pedí una chaqueta que me pudiera cubrir del frío, el se lo tomó a broma pero le dije que era algo cómodo que usaría cuando hiciera frío vaya. Al final de cuentas me miró como diciendo "¿Es en serio?" Pero el sabía que yo muy en el fondo sabía que era lo que hacía así que solo dijo: "Muy bien, vayamos a dormir, ya es tarde. Mañana empezaré con tu chaqueta. Pero… necesitamos un logo, ¿Alguna idea?". No lo había pensado, sí, tendríamos un logo pero tenía que ser algo que no fuera fácil de replicar y que a la vez impusiera respeto o algo. Cómo sea, después de eso Damián me guío a su cuarto donde casualmente tenía 2 camas y yo me quedé en una mientras él en la otra, a decir verdad estaba muy cómoda, tenía algunas almohadas y una cobija bastante caliente para dormir perfectamente. Su cuarto por otro lado era bastante espacioso, tenía espacio suficientes para las 2 camas, un clóset y un baño personal sin regadera aparte de una ventana algo grande pero que estaba tapada con cortinas negras perfectas para tapar la luz del sol que se me metía por la mañana. Damián cerró las cortinas para según él "Dormir hasta que nos despertemos naturalmente", me recosté en la cama y abracé una almohada, a decir verdad, la mayor parte del tiempo tenía que hacerlo o no podía dormir bien, me puse en una posición cómoda y caí dormido.
Despertamos al día siguiente justo al medio día, sí, éramos algo flojos pero no tanto cuando significaba hacer algo importante. Bajamos del cuarto de Damián hacia la cocina donde me ofreció algo de cereal para desayunar. Leonora nos encontró comiendo y algo molesta dijo "Jovencitos, si tenían hambre, me hubieran dicho para prepararles algo de comer; si aún tienen hambre díganme para prepararles algo." Damián se rió y dijo "No gracias Leonora, ya tienes suficiente trabajo aquí, no es necesario que nos prepares algo, con esto es suficiente pero gracias." Leonora asintió con la cabeza y recalcó que la llamaramos para cualquier cosa que necesitaríamos. Terminamos de desayunar el cereal y regresamos manos a la obra. Damián me contó algunas de sus ideas, entre la más destacable, o mejor dicho, la única normal era una carita sonriente pero algo retorcida, casi macabra para representar "la doble moral de la realidad". Al final no quedo y a mí se me ocurrió algo mejor: un círculo con un animal adentro aparte de espadas saliendo a los lados. Esto ayudaría a reconocer a cualquier miembro actual o posterior de la legión ya que cada quien tendrá su propio animal dentro del círculo lo que identificaría a cada quien y no podrían haber repetidos, tendríamos todos los animales en una lista y no habría confusiones. Esta idea le encantó a Damián, solo dijo: "¿Que animales tomaremos entonces?".
"El fénix para mí por supuesto, y para ti, recomiendo el león". El sonrió y aceptó. Después de eso empezó a trabajar en los logos, a decir verdad se veían difíciles de hacer, mientras tanto recibió una llamada, al parecer nuestro "admirador" había terminado nuestros pedidos antes y dijo que podríamos pasar a recogerlos cuando quisiéramos. Damián me dijo con algo de pena: "¿Te importaría ir por las cosas en lo que yo termino los trajes? Es solo que voy a tardar algo de tiempo y me gustaría que estuvieran para hoy." Yo asentí y salí de la casa. Al salir eran aproximadamente las 3 de la tarde, sí, el proceso creativo es tardado, no es fácil crear algo de la nada y aún más hacerlo parecer original. Pude observar un paisaje bonito ya que el día estaba nublado y todo parecía estar menos saturado de colores que de costumbre lo que hacía ver a las cosas diferentes aunque en realidad sólo tuvieran diferente iluminación. 
El camino a recorrer no era corto, la casa de Damián estaba algo lejos del centro de la ciudad así que tuve que recorrer bastante, básicamente era dar un recorrido de norte a sur de la ciudad entera. Aún así disfrutaba caminar y no fue tan fatídico como hubiera sido para una persona normal. En el camino pude ver de todo, familias felices disfrutando de un día hermoso en diferentes lugares; personas algo estresadas hablando por teléfono o corriendo para llegar rápido a algún lugar; personas que simplemente les daba igual todo, parecían que solo seguían por inercia; pero por suerte no pude ver a ningún ladrón o criminal. En realidad viendo esto, la gente no entendía muy bien porque hacía esto, pensaban que estaba loco o algo así; pero la idea es más simple de lo que parece: la gente no cambia. Así de sencillo, aquel que roba volverá a robar, aquel que mata también, un cambio en una persona era de verdad un milagro. Aparte, si la gente tomaba como primer opción robar, es porque tenían una mentalidad pobre, había bastantes opciones para ganarse la vida, aquel que lo hacía robando o indignamente no merecía siquiera la vida, aunque de eso no me encargaba yo, me gusta considerarme la última oportunidad para cambiar antes de que la muerte venga por ellos, sí no querían cambiar por la buena, lo harían a la fuerza o si no, alguien más los tardaría matando tarde o temprano. Yo soy la correción de las personas, o al menos eso intento...
 



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En el texto hay: familia, accion aventura y drama

Editado: 03.09.2019

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