Capitulo 13

La relación entre Mateo y yo había alcanzado nuevas alturas, y con cada día que pasaba, sentía que conocía mejor su corazón. El collar en forma de estrella que me había regalado se convirtió en un símbolo de nuestro vínculo, y lo llevaba con orgullo todos los días. No solo era un recordatorio de su amor, sino también de nuestra promesa de estar juntos pase lo que pase.

Las vacaciones de verano se acercaban, y con ellas, la promesa de nuevas aventuras y tiempo libre. Mateo y yo habíamos hecho planes para pasar la mayor parte del verano juntos, explorando la ciudad, yendo a la playa y, por supuesto, disfrutando de nuestro querido parque.

Una tarde, mientras estábamos sentados en la hierba, Mateo sacó un mapa doblado de su mochila.

-¿Qué es eso? - pregunté, curiosa.

-Es un mapa del bosque que está al otro lado del parque. He oído que hay un lugar secreto allí, y pensé que podríamos explorarlo juntos. - respondió él, con una sonrisa traviesa.

-Me encanta la idea. ¿Cuándo vamos? - pregunté, emocionada por la perspectiva de una nueva aventura.

-¿Qué te parece mañana? - sugirió, mirando el mapa con interés.

-Perfecto. - respondí, sintiendo la emoción crecer dentro de mí.

Al día siguiente, nos encontramos temprano en el parque, preparados para nuestra expedición. Mateo llevaba una mochila llena de suministros, y yo había traído una linterna y algunas barras de granola.

-Creo que estamos listos. - dijo Mateo, consultando el mapa una vez más antes de comenzar a caminar.

El bosque era denso y misterioso, con árboles altos que creaban un dosel natural sobre nosotros. Caminamos en silencio durante un rato, disfrutando de la belleza del lugar y la compañía del otro.

-¿Cuánto crees que tardaremos en encontrar el lugar secreto? - pregunté, rompiendo el silencio.

-No estoy seguro. Pero tengo la sensación de que valdrá la pena. - respondió él, con una sonrisa optimista.

Después de una hora de caminar, llegamos a un claro oculto, donde una pequeña cabaña de madera se alzaba en medio de la vegetación. La cabaña parecía antigua, pero bien cuidada, como si alguien hubiera estado allí no hace mucho tiempo.

-¡Wow! Es increíble. - dije, maravillada por el descubrimiento.

-Te lo dije. Sabía que valdría la pena. - respondió Mateo, orgulloso.

Nos acercamos a la cabaña y empujamos la puerta, que se abrió con un crujido. El interior era acogedor y sorprendentemente limpio. Había una mesa con sillas, una chimenea y un pequeño estante lleno de libros.

-Parece que alguien ha estado aquí recientemente. - dijo Mateo, examinando los libros.

-Sí, pero parece que no les importaría que estemos aquí. - respondí, sentándome en una de las sillas.

Pasamos la tarde explorando la cabaña y el claro, encontrando pequeños tesoros y anotando nuestras observaciones en un cuaderno que habíamos traído. La sensación de aventura y descubrimiento era intoxicante, y me hizo apreciar aún más la relación especial que tenía con Mateo.

A medida que el sol comenzaba a ponerse, decidimos que era hora de regresar. Empacamos nuestras cosas y nos dirigimos de vuelta al parque, hablando animadamente sobre nuestros descubrimientos.

-Esto ha sido increíble, Mateo. Gracias por traerme aquí. - dije, tomando su mano mientras caminábamos.

-Me alegra que lo hayas disfrutado. Hay muchas más aventuras que quiero compartir contigo. - respondió él, sonriendo.

Los días siguientes pasaron en un borrón de felicidad y exploración. Visitamos museos, fuimos a la playa y pasamos incontables horas hablando y riendo. Nuestra relación se profundizaba con cada experiencia compartida, y sentía que Mateo era una parte inseparable de mi vida.

Un día, mientras estábamos en la playa, Mateo me sorprendió con una propuesta inesperada.

-He estado pensando... ¿qué te parecería hacer un viaje juntos antes de que terminen las vacaciones? - dijo, mirando hacia el horizonte.

-¿Un viaje? ¿A dónde? - pregunté, emocionada por la idea.

-A cualquier lugar. Podríamos ir a las montañas, a un lago, o incluso a otra ciudad. Lo importante es que estemos juntos. - respondió él, sonriendo.

-Me encanta la idea. Vamos a planearlo. - respondí, sintiendo una oleada de emoción.

Pasamos los días siguientes planificando nuestro viaje, eligiendo destinos y haciendo una lista de cosas que queríamos llevar. Finalmente, decidimos ir a una pequeña cabaña en las montañas, donde podríamos disfrutar de la naturaleza y de nuestra compañía sin distracciones.

El día del viaje llegó, y nos encontramos temprano en la estación de autobuses, listos para nuestra aventura. Mateo llevaba su mochila llena de suministros, y yo tenía una maleta con ropa y algunas provisiones.

-Esto va a ser increíble. - dije, sonriendo mientras subíamos al autobús.

-Sí, no puedo esperar para llegar allí. - respondió Mateo, tomando mi mano.

El viaje en autobús fue largo, pero lleno de emoción y expectativa. Pasamos el tiempo hablando, jugando a juegos y mirando por la ventana mientras el paisaje cambiaba a nuestro alrededor.

Finalmente, llegamos a nuestro destino, una pequeña cabaña de madera rodeada de árboles y montañas. Era el lugar perfecto para nuestra escapada, y sentí una oleada de felicidad al verlo.

-Es aún mejor de lo que imaginaba. - dije, maravillada por la belleza del lugar.

-Sí, es perfecto. - respondió Mateo, sonriendo.

Pasamos los días explorando los alrededores, haciendo caminatas y disfrutando de la tranquilidad del lugar. Había algo mágico en estar allí, lejos de todo, solo nosotros dos y la naturaleza.

Una noche, mientras estábamos sentados junto a la chimenea, Mateo me miró con una seriedad inusual.

-He estado pensando en nuestro futuro. - comenzó, su voz suave.

-¿Sí? - respondí, sintiendo una mezcla de emoción y curiosidad.

-Sí, y quiero que sepas que no importa lo que pase, siempre estaré aquí para ti. - dijo, tomando mi mano.