El sol de la libertad debería brillar en las puertas abiertas, pero esas puertas no son más que trampas disfrazadas de promesas doradas.. Nos hablan de un nuevo amanecer, pero el único resplandor que ven es el reflejo de su propio ego en el cristal de las cámaras de vigilancia. El sol no se pone en la cárcel; se pone en sus ojos, cegándolos por completo. La libertad es solo una palabra en un discurso, una mentira decorada con lazos de colores brillantes. Aplauden la "rehabilitación" mientras la gente sigue sentada en sus celdas, haciendo fila para recibir su dosis de opresión. No hay libertad en los pasillos fríos; hay carne muerta esperando ser alimentada al sistema. ¿Nos quieren libres? ¿De qué? ¿De un sistema que nos entierra hasta el cuello en un fango de mentiras? ¿Nos quieren libres para seguir siendo peones en su juego de ajedrez sucio? La libertad no es un precio que se paga con sudor, es una condena disfrazada de opción. Ellos, los que se creen dueños de nuestras cadenas, no entienden que la verdadera libertad no cabe en sus cuadriculadas mentes. Nos prometen libertad cuando la única verdad es que son ellos los que nos tienen atrapados en el eco de sus propias reglas. Hablan de un futuro brillante, pero el brillo se apaga cuando los ojos se abren. La libertad es un escombro en el camino, es lo que dejamos atrás cuando la cárcel de la moralidad y el control se desmorona. Sí, quizás algún día se derrumben las murallas. Y entonces, los que esperaban que la luz les llegara desde afuera, descubrirán que la luz nunca estuvo afuera, sino en la grieta de sus propios corazones