La Lluvia no Atraviesa el Concreto

XVI. LA COMEDIA DEL CIELO Y EL INFIERNO.

Nos dicen que el cielo es para los puros y el infierno para los pecadores. Pero lo que no nos dicen es que el cielo es un escenario vacío, una promesa que nunca se cumple, un lugar que nunca llega. Y el infierno, el infierno no es más que el teatro donde actuamos nuestra condena, donde nos enseñan que el sufrimiento es la única verdad. Mientras tanto, nos empujan a seguir las reglas de un juego que nunca elegimos. El cielo no es más que un sueño manipulado por los que nos controlan. Nos venden la idea de un paraíso, pero nos olvidan en una tierra llena de espinas. Nos prometen recompensas, nos prometen todo lo que siempre deseamos, pero nunca nos dicen que esos deseos no nos pertenecen. Los deseos son cadenas disfrazadas de libertades, y en el camino hacia el paraíso nos arrastran por el barro de la culpa. El infierno, por otro lado, no es un lugar caliente ni oscuro. Es la mentira que nos enseñan a aceptar, la condena que nos imponen desde el primer aliento. No hay fuego, no hay demonios, solo hay la agonía silenciosa de ser parte de una maquinaria que consume nuestra esencia. Nos dicen que el infierno es para los malos, pero los verdaderos malvados son los que nos hacen creer que no hay salida, que no hay más allá. Entre el cielo y el infierno, nos quedamos atrapados en la misma prisión. Nos dicen que el bien y el mal son absolutos, pero todo es relativo cuando te das cuenta de que nunca hubo elección, nunca hubo libertad. El cielo es una cortina de humo, el infierno una obra de teatro. Y nosotros, los actores, simplemente seguimos desempeñando el papel que nos dieron sin saber que la función nunca terminará



#362 en Joven Adulto

En el texto hay: cerdopoesia

Editado: 16.09.2025

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