Mis pies descalzos tocan el frío de la soledad. Algo me falta para acabar con esta agonía. La luz de los recuerdos está ahí, la siento y estiro los brazos pero aún no la puedo alcanzar. Una mirada inocente me sigue como sombra de lo que un día tuve. <<¿Quién eres?>> le pregunto llena de miedo. Como presagio de lo que está por venir un torbellino de imágenes se me escapa de las manos haciéndome volver a la oscuridad y al silencio.
<<Legna, no te olvides de mí, no me olvides>>
Esas palabras aparecen en mis sueños como estrellas fugaces. Una voz conocida me pide que no lo olvide y me despierto de golpe asustada. No se que significa pero siento como si fuera una señal. Algo o alguien me esta pidiendo a gritos que lo recuerde. En mi mente solo tengo recuerdos vagos de mi pasado. Rostros familiares y otros no tantos aparecen como ángeles en mis sueños.
A veces me da miedo recordar, me da miedo saber quien fui y cual fue mi pasado. Me da miedo saber que fui feliz mientras pude ver. Por otro lado me aterra pensar que tal vez era una mala persona y por eso no tengo amigos y nadie me visita.
Lo más raro es el comportamiento de mis padres. Ellos nunca me han querido hablar de mi pasado y se ponen extraños cuando les pregunto sobre él.
Salgo de mi habitación y bajo por las escaleras sosteniendo la cuerda que instalaron para ayudarme y evitar un accidente. Después de perder la visión mis padres quisieron trasladar mis cosas a una de las habitaciones del primer piso pero yo me opuse. Bajar por estas escaleras cada día me recuerda que aún queda un vestigio de la chica independiente que era antes.
—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti...
No me acordaba que hoy era mi cumpleaños y esas palabras me caen como un valde de agua fría. Ni siquiera recuerdo que es la felicidad, solo soy un cuerpo sin vida en medio de una oscuridad asfixiante.
Me dan ganas de gritar, de correr o lanzarme por las escaleras pero no lo hago. Sólo sonrío, eso es lo que siempre hago desde que salí del hospital hace unos meses. Finjo que estoy bien y que me creo ese cuento sin sentido de que soy afortunada porque sobreviví. Si me hubieran dado a elegir hubiera preferido no haberlo hecho.
Primero me felicita mi tía y me da de regalo un libro en braille, finjo una sonrisa y le doy las gracias. Luego se acerca mi mamá y mi papá y me dan un nuevo celular según ellos programado para una persona en mi condición y por último llega Mía con una tarta de chocolate que preparó ella misma. Ella fue la única que de verdad acertó con lo que me gusta. Los sabores si no han cambiado y sentir el chocolate en mis papilas gustativas crea una sensación única que me trae leves recuerdos de mi pasado.
Dejo a mis padres conversando con mi tía y mis abuelos y salgo a la terraza. No aguanto un minuto mas fingiendo algo que no siento. No tengo nada que celebrar. Nadie me preguntó si quería vivir así. Ninguno de ellos se tomó la molestia siquiera de preguntarme si quería celebrar mi cumpleaños.
Siento como si todos dieran por sentado que no volveré a ver. Ya perdieron la esperanza y siento que hasta yo la estoy perdiendo. ¿Qué será de mí si no vuelvo a ver?.
Me pongo de pie y camino lentamente pisando con cuidado. Cada paso que doy me acerco más a la piscina. Se que ahí en frente está la piscina porque mis padres no me dejan venir a este lugar por miedo a que me suceda algo.
Sigo caminando hasta que siento el borde con la punta de mis pies descalzos. Ni siquiera se en que momento me deshice de mis zapatos. Inclino la cabeza hacia arriba y siento el calor del sol en mi cuerpo.
Hay un momento en el que no puedes fingir más. La máscara se cae y se hace pedazos dejando a su paso un torbellino de sentimientos que estaban ocultos en mi interior. Simplemente empiezo a llorar y siento un dolor en mi pecho. Necesito gritar todo lo que siento, necesito desahogarme y estar unos minutos en silencio sin esas palabras de aliento y esperanza de mi familia.
Doy la espalda y me dejo caer. El agua fría choca con mi cuerpo y me dejo hundir hasta el fondo después de tomar una bocanada de aire.
Si se nadar, eso es algo que no se olvida pero esta vez no quiero hacerlo, sólo quiero llegar al fondo y no escuchar nada más.
Doy un grito dejando escapar el aire de mis pulmones y la falta de oxígeno me empieza a afectar.
Escucho la misma voz a lo lejos.
<<Legna, vete, vete de aquí, salva tu vida>> Un flashback llega a mi mente y el rostro de un chico aparece en mi memoria.
Mientras pierdo el conocimiento por la falta de oxígeno una imagen nítida llega a mi mente. Voy en un auto. El mismo chico que acabo de recordar intenta frenar pero es demasiado tarde. El auto da varias vueltas después de ver una luz en nuestra dirección y no recuerdo nada más, sólo un sonido sórdido parecido a una explosión.