La luz de tu recuerdo

Capítulo VIII

Les quería pedir disculpas por los errores del capítulo pasado. No me di cuenta hasta hace poco que lo había publicado mal. Si no entendieron el capítulo pasado les pido que regresen y lo lean ya que ayer lo corregí para que comprendan lo que sucedió y luego lean este. 

 

 

Percibo la música leve casi imperceptible por el murmullo de la gente. Entre tantas voces, ruidos y sonidos diversos me siento por instantes insignificante. Es como si estuviera oculta en una realidad muy distinta a la que todos ven. Una realidad llena de miedos y anhelos desbordados por sentimientos e inseguridades. Cada paso que doy lo hago con miedo como si estuviera a punto de caer por un abismo.  

—¿Es verdad lo que me dijeron?, ¿es verdad que volverás a ver?. —Su voz me recuerda que continúo en el mismo lugar, con las mismas personas que hace unos minutos.

Suspiro frustrada. Después de un silencio incómodo respondo —Eso dicen los médicos. 

—Me alegro por ti. No había venido antes porque...

—No hace falta que te excuses. Tampoco que finjas que te importa mi vida. —Me sorprende el tono de mi voz pero es lo que merece.

—¿Sigues molesta conmigo después de tanto tiempo?.

—Clara, el mundo no gira alrededor tuyo. Yo tengo mis propios problemas que no tienen nada que ver contigo. 

—¿Tienen que ver con Daniel no?.

No respondo. Me duele la cabeza de tanto pensar en los acontecimientos de las últimas semanas. Escuchar su nombre aún me duele. Todo se ha vuelto tan complicado. Mis padres prepararon una absurda comida familiar para celebrar que puede que en un tiempo vuelva a ver. Cosa que aún no es seguro y se les ocurrió invitar a mis antiguos supuestos amigos. Entre ellos está Clara. Hablar con ella me ha devuelto una parte de mi pasado que en todo este tiempo he intentado olvidar. 

—¿Estás bien?. —La voz de Clara vuelve a salir sacándome de mis pensamientos. 

—Estoy muy bien. —Finjo una sonrisa. 

—Legna yo te quería pedir disculpas por lo que te hice. Fui una completa idiota en aquel tiempo pero me tienes que entender. Éramos tan distintos en  aquel entonces.

—Lo se, todos hemos cambiado mucho. Además, gracias a ti y a Polo conocí a la mejor persona que he conocido nunca. Eso es lo único que siento por ustedes dos, gratitud por hacerme tanto daño. De verdad muchas gracias por traicionarme de esa forma. Fui muy feliz después de ese día que los encontré besándose en el cine. Si no hubiera sido por eso no hubiera conocido a Daniel. De verdad gracias. Ahora si me disculpas me tengo que ir. 

Ella no responde nada y yo trato de alejarme de su lado. Una de las cosas que más odio de las comidas familiares últimamente es que se ponen a mover los muebles de un lugar a otro para que haya mas espacio y a cada paso que doy tropiezo con algo o alguien. Por momentos siento como si no estuviera en mi propia casa. 

—¿Legna quiéres algo?. —Esta vez es mi mamá la que habla entre las rizas de mi tía que conversa alegremente con otros invitados.

—Quiero que todos se marchen y me dejen en paz. Eso quiero.

—Legna mi vida todo esto es por ti. Estamos celebrando tu pronta recuperación.

Sonrío y niego con la cabeza. —No sabemos si la operación va a funcionar. Hay probabilidades de que no sea así.

—Probabilidades muy pequeñas. Todo indica que vas a salir bien de esta y volverás a ser la Legna de antes.

—Madre nada va a ser igual que antes y me parece absurdo que estén celebrando algo que ni siquiera ha ocurrido. Sólo mirame, no veo nada aún. No hay nada que celebrar. 

—Esperanza hija mía. Eso estamos celebrando hoy. Hace unos días creía que te quedarías así para siempre. En cambio ahora tenemos esperanza de que te operen y todo salga bien. 

Trago saliva y ella me pasa la mano por la mejilla. Al final sedo y dejo de reclamar. 

—Está bien, sigan con todo esto. Sólo quiero estar a solas en mi cuarto. Si llega Mía dile que suba. 

Mi madre me ayuda a subir las escaleras aunque sabe que no es necesario y estando en mi habitación me dejo caer en la cama. 

En realidad no me molesta la fiesta ni que mis padres invitaran a sus amigos y a las personas que ellos creen que son mis amigos. Lo que me da miedo es saber que si no vuelvo a ver ellos van a sufrir mucho por mi causa y no quiero eso. Ni que se vuelvan a dirigir a mí con lástima como lo hacían hasta hace unos días. 

Tok, tok... 

Siento varios toques en la puerta y luego se abre. El perfume de Mía se expande por toda la habitación. Es un olor a alegría cosa que hace mucho que no siento. 

—Disculpa, me demoré porque tuve que ir a la escuela de mi hermano menor. Tuvo otra de sus peleas. 

—¿Ya está todo bien?

—No lo sé, esto está siendo más complicado de lo que pensé... —Hace una pausa y se sienta a un lado de mi cama —Ah, vi el otro asunto. El que me pediste ayer.

El corazón me empieza a latir con fuerza. Hace días que no tengo noticias de Daniel. He intentado pasar página y centrarme en mí pero no puedo. Fue demasiado grande todo lo que viví con él como para olvidar todo de un momento a otro.

—¿Cómo está él?. —Mis palabras se escapan de mis labios sin darme cuenta. 

—Sigue igual. Aunque los médicos creen que hay signos de que pueda despertar muy pronto. 

Suelto el aire de mis mejillas. No me había dado cuenta que estaba aguantando la respiración hasta que escuché que seguía igual.

Me recuesto de la cama una vez mas.

—Gracias Mía por hacerme ese favor. Se que meterte a un hospital e investigar por alguien no forma parte de tu trabajo. 

—Legna, sabes que ya lo nuestro pasó de un trabajo a una amistad y para mi es un placer ayudarte.

—Lo se.

—Lo olvidaba. Allá abajo una chica de cabello corto y ojos verdes me preguntó por ti. Creo que se llama Clara o algo así.




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