La habitación del hospital estaba silenciosa, iluminada solo por el resplandor azul de la ciudad que entraba por la ventana.
Kael permanecía allí, de pie, con los brazos cruzados, la sombra de su cuerpo recortada contra el cristal. No se había movido en horas, cuidando a Lyra, cómo si temiera que ella fuera a desaparecer de su vida.
De repente, un suspiro débil.
—¿Dónde… estoy?
La voz de Lyra era apenas un murmullo adolorido. Kael giró de inmediato. Sus ojos grises encontraron los de ella.
Su corazón dio un salto.
—En el hospital —respondió, acercándose un par de pasos—. Estabas herida. Te traje aquí.
Lyra parpadeó, confusa. Trató de incorporarse, pero su cuerpo tembló. Kael extendió la mano instintivamente, pero se detuvo a medio camino, como si temiera tocarla sin permiso.
—No te levantes —dijo, más suave de lo que pretendía.
Ella lo observó con la respiración acelerada, como si no supiera si sentirse a salvo o en peligro.
—Usted, ¿por qué está aquí? —preguntó Lyra.
Kael apretó la mandíbula. No sabía cómo explicarle algo tan simple, algo sucedía con Lyra que no la dejaba percibir el vínculo.
—Porque eres mi responsabilidad —mintió a medias.
Lyra frunció el ceño, dolorida.
—No lo soy.
La frase fue como un golpe.
Kael se acercó un poco más, sus ojos plateados brillando con esa intensidad que la hacía estremecer.
—Casi mueres anoche—gruñó con voz baja—. ¿De verdad crees que iba a dejar sola a la madre de mi cachorro?
—Esa criatura —susurró ella—. ¿Qué era?
—Un híbrido de lobo y vampiro. Él no volverá a hacerte daño.
Lyra tragó saliva.
—¿Lo mataste?
Kael dudó. No quería que lo viera como un monstruo.
—Lo detuve. Eso es lo único que importa.
—Y Ethan —lo miró fijamente—. ¿Qué sucedió con él?
—Fue arrestado, pronto irá a juicio, le imputarán varios cargos, los cuales son muy graves; él no volverá a hacerte daño.
Un silencio pesado se extendió entre ellos.
Lyra bajó la mirada a su vientre. Sus dedos temblaron al tocarlo.
—¿Mi bebé?
Kael dio un paso más, ya muy cerca de la cama.
—Está bien —respondió con firmeza, aunque dentro de él todavía ardía el miedo de haber llegado tarde—. El cachorro es fuerte.
Lyra cerró los ojos, aliviada.
Kael no pudo evitar mirarla. Ella era suya, aunque ella no lo supiera.
Kael exhaló profundamente. Se acercó a su lado, pero mantuvo distancia. Deseaba decirle tantas cosas, pero aún no era el momento.
Lyra respiró hondo, como si de pronto recordara algo importante. Sus ojos se abrieron más, llenándose de una inquietud distinta.
— ¿Y Celeste?... Mi hermana ¿dónde está? ¿Qué le va a pasar?
El Alfa dejó de observarla por un instante y su expresión se endureció, como si un muro invisible cayera entre ellos.
—Celeste no es inocente, Lyra —Ella frunció el ceño, confundida—. A ella le espera el mismo destino que a ese hombre.
—¿Qué estás diciendo?
Kael se acercó un paso más, no para intimidarla, sino porque necesitaba que lo entendiera.
—Tu hermana sabía todo. Sabía lo que Ethan planeaba hacer contigo. Sabía que estabas embarazada. Y aun así lo ayudó. Lo encubrió y además te usurpó.
El mundo de Lyra se detuvo.
—No —susurró, negando con la cabeza—. No, Celeste no, ella no…
—Lo hizo —repitió él, sin suavizar la verdad—. Y será arrestada muy pronto.
Las lágrimas brotaron inmediatamente, calientes, incontrolables.
Lyra se llevó las manos al rostro, temblando.
—Mis padres —balbuceó—. Ellos no soportarán algo así, ellos no merecen ese dolor. ¡Son inocentes!
Kael apretó la mandíbula. El olor a dolor de Lyra lo atravesó; su instinto quería consolarla, pero su deber rugía más fuerte.
—Lyra, tu hermana es una criminal —dijo, firme, sin rodeos—. Entre ella y Ethan casi te matan. Casi matan a nuestro cachorro… No puedo simplemente ignorarlo.
Ella negó con desesperación, llorando más fuerte.
—Por favor —su voz se quebró—. No la arresten. No quiero que esto destruya a mi familia.
El Alfa la observó en silencio.
Había algo feroz en su mirada, pero también un destello de conflicto interno.
“Un Alfa no cede ante súplicas”.
Pero su hembra lo estaba mirando como si el mundo se derrumbara bajo sus pies.
Kael dio un paso más y apoyó la mano en el borde de la cama, sin llegar a tocarla.
Editado: 21.12.2025