Capítulo 5

Estaba aterrada esperando la revelación de mi contrincante para la prueba final. Cada uno de los participantes nos encontrábamos recluidos en una habitación esperando impacientemente nuestra siguiente intervención. La mayoría pasaba esos instantes rodeados de los suyos, recibiendo ánimos, pero yo me encontraba en autentica soledad.

Recibí la ilustre visita durante unos minutos de mi instructora que me dio unos últimos consejos para salir victoriosa de la lucha a la que me enfrentaría. Ella estaba convencida de que vencería a mi contrincante sin esfuerzos, yo era menos optimista. Mis adversarios llevaban años entrenando sus dones, yo apenas seis meses.

Me encontraba ensimismada en mis pensamientos cuando alguien abrió la puerta repentinamente. Me sobresalté, era Yiplas. Se internó rápidamente en la habitación y cerró la puerta tras su paso. No le había revelado mi magia, ni tampoco mi determinación de presentarme a aquellas pruebas. Hasta hace apenas unas horas seguía siendo mi prometido, pero me constaba que mis padres y los suyos habían determinado la ruptura del acuerdo por la decisión que había tomado. No me había preparado para enfrentarle, pero ahí se encontraba mirándome con ojos tristes. Probablemente él, al igual que Arislene, hubiera entendido mi determinación y me hubiera motivado a seguir adelante con mis planes. Pero no me atreví a confesárselo, no reuní el valor de contárselo.

—Lo siento —fueron las únicas palabras que se articularon y salieron de mi boca.

Él movió la mano quitando importancia al asunto.

—Llevaba meses sabiendo que practicabas magia y ni mas ni menos sé que Arislene es tu mentora.

No entendía como sabía aquella información. Yo solo había revelado a mis padres el hecho de tener magia no quien era mi instructor. Las dos habíamos sido muy celosas para mantener en secreto nuestros entrenamientos, pero al parecer no éramos tan buenas como creíamos.

—Hará cosa de tres meses te seguí hasta el bosque oscuro. Estaba preocupado por ti, llevabas meses diferente, así que te seguí sigilosamente y os vi entrenar a las dos.

—¿Por qué no me dijiste nada?

—No me competía a mi hacerlo. Creía que tendrías la suficiente complicidad conmigo para revelármelo, pero no fue así. —Se encogió de hombros parecía triste mientras pronunciaba aquellas palabras.

—No sabía si lo aceptarías. Mis padres no lo hicieron.

Él se quedo callado, miró nervioso hacia la puerta, como si tuviera miedo que lo descubrieran.

—No tengo mucho tiempo —mientras decía esas palabras me entregó un papel—. Léelo atentamente y tras eso destrúyelo. Con esta táctica conseguirás tu objetivo. Mucha suerte.

Antes de que pudiera agradecerle el gesto abandonó el espacio tan rápido como había llegado. Leí las palabras que contenía el papel que me entregó. Era un táctica rara, nunca antes había visto algo igual pero si él creía que me ayudaría le haría caso. Se había arriesgado mucho para entregármelo.

Sentía que la vida quería abandonar mi cuerpo. Los golpes mágicos que aquel mago me lanzaban eran mucho más duros que los que Arislene había utilizado conmigo. Me reprendía por no haberle obligado a ser más dura e intensa conmigo. Aquella competición era decisiva para conseguir el objetivo de los participantes y su determinación eran más intensa si enfrente tenía a una mujer. Perder un duelo conmigo también podía ser motivo de deshonra así que mi contrincante estaba utilizando todas sus argucias y poder contra mi persona.

Percibía como intentaba acceder a mi centro de poder y robarme mi magia. Era una maniobra con desenlace letal para cualquier mago. Sabía que si conseguía su propósito, sería el fin para mi y mis pretensiones. No estaba dispuesta a ponérselo fácil, pero él era mucho más poderoso que yo. Cuando creía que todo estaba perdido, una voz me recordó la táctica que me había facilitado Yiplas. Cedí momentáneamente la fuerza que estaba ejerciendo para impedirle a mi contrincante sus intenciones. Él no dudó un ápice. Utilizó ese instante para acceder a mi centro de poder y comenzar a absorber mi magia. Fui paciente hasta que sentí como mi fuerza se trasvasaba desde mi cuerpo hacia el suyo. Para hacer esa maniobra, el mago contrario también tiene que bajar su guardia en el proceso de aspiración. Este tipo de técnicas solo se llevan a cabo cuando la víctima se cree desahuciada porque es muy peligrosa. Al bajar tus protecciones no solo la víctima está indefensa también el agresor. Esperé mi momento y entonces puse en práctica la táctica que me había dado mi ex prometido. De repente, la magia comenzó a viajar en sentido contrario. Mi magia y la suya comenzaron a inundar mi cuerpo. La energía estaba anegando cada centímetro de mi interior mientras abandonaba el de mi adversario.

Mi objetivo no era acabar con su vida. Así que cuando percibí que poca magia estaba en su interior, cesé la acción. Él cayó derrotado al suelo. El público y los jueces que habían estado observando el combate no entendía lo que había ocurrido allí. No comprendía el giro de acontecimientos del que habían sido testigos.

Un silencio incomodo inundó la arena. Era como si de repente ninguno de los presentes se creyeran lo que acababa de ocurrir. Había derrotado a la promesa. Una mujer maga había acabado con el contrincante más fuerte y había sido un shock para todos. Arislene se levantó y comenzó a aplaudir mientras descendía unas escaleras para llegar a mi altura.

—Enhorabuena, Missale. —Me tendió la manos para felicitarme—. Eres oficialmente, la primera recluta de este año del cuerpo de magos guerreros reales.

Y así, aquella niña que soñaba con convertirse en maga como sus hermanos, que cogía a hurtadillas sus libros de estudio, que ansiaba desarrollar sus habilidades mágicas incluso aunque eso significara separarse de su familia y la protección que ellos le aportaban, consiguió su objetivo. Pasó de ser maga clandestina a una reconocida y respetada. Esperaba que mi determinación, junto a la figura de Arislene, se convirtiera en un motor de inspiración para otras mujeres a seguir nuestra estela.