AMY STELLE.
-Hola Amy, ¿Está Duncan? -Pregunta Elías sacándome de mis pensamientos.
-Si está desayunando en el comedor.
Jamás lo había notado antes pero su forma de hablar, su voz, su pelo, sus ojos, su postura, todo en el era perfecto.
Si sigo así está maldición terminará conmigo antes de que yo terminé con ella.
Verlo caminar hasta el comedor nunca me había parecido tan interesante y atractivo como ahora.
Definitivamente esta pérdida en el.
Fui al comedor y me quedé quieta observando a Elías.
-Duncan, Elías vengan conmigo necesito hablar con ustedes.
Ambos me vieron y sin decir nada me siguieron a mí habitación.
Duncan se quedó parado y Elías se sentó en mí cama.
Jamás pensé que me emocionaría tener a Elías en mí habitación y mucho menos sentado en mí cama.
-¿Que pasa? -Pregunta Duncan al ver qué no decía nada y solo miraba a Elías.
Pongo mis ojos en mí hermano prestándole atención a el.
-Necesito que me ayuden a romper la maldición.
Duncan me miró con su ceño fruncido sin entender porque estás repentinas ganas de hacer eso.
Sin más lo digo.
-La maldición hizo que me enamore de Elías.
Veo al recién nombrado quien tiene las mejillas rojas.
Que tierno.
Basta Amy concéntrate.
-¿Y como pensas hacer eso? -Pregunta mí hermano.
-Una vez el abuelo me contó que había una forma de romper la maldición para siempre, pero es bastante difícil de lograr.
-¿Que tenés que hacer? -Habla esta vez Elías.
-Me tengo que enamorar de verdad.
Difícil para alguien que no puede amar.
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Editado: 26.01.2023