La Mansión. Serie Ranchos Nº 1

Capítulo 1

En el ataúd yace la persona que en el momento más inesperado le brindo ayuda a ella y a toda su familia. Lucelie González lleva un vestido negro, en sus manos un ramo de flores las cuales deposita sobre el ataúd del que fuera su esposo, con lágrimas en los ojos y toda pesarosa desde lo más profundo de su corazón le agradeció las mil y una cosas que él hizo tanto a ella como a su familia.

Se puede decir que todo el pueblo de San Onofre, está reunido alrededor del féretro. Los comentarios maliciosos sobre la hermosa joven viuda, no cesan, las críticas, las calumnias, en fin los sinnúmeros de barbaridades que siempre habían pesado sobre ella.

Y no era para más, ella solo con veintiséis años de edad y su respetable esposo con setenta y seis, los rumores mal intencionados no dejaban de correr como rio en creciente, arrastrando todo lo que lleve por delante, era la caza fortuna del pueblo.

Aunque sobre ese acontecimiento ella no era culpable.

El tiempo ha pasado rápido y ha dejado sus huellas. Todo comenzó hace diez años atrás cuando su madre la fue hospitalizada por unos fuertes dolores en el pecho, era tan abrumador el dolor que la mujer en muchas ocasiones perdió el conocimiento. Llevaba algunos días quejándose de que le dolían los senos, pero siempre dejaba para después la ida al médico, ya fuera por descuido o simplemente la excusa de todo pobre según ella, no había dinero para los gastos médicos. Lucelie realmente nunca entendió por qué su madre no se cuidó como debía ser, ella aun no comprendía la situación de sus padres, tal vez por su inocencia y juventud.

En el hospital todos  lloran en compañía de su padre, el médico de turno les da la desagradable noticia que cambiaría sus vidas para siempre de manera brusca y dolorosa para todos los miembros de esa pequeña familia.

La madre presentaba un cáncer de mama en ambos senos estaba tan avanzado que era de urgencia amputarlos, luego pasaría a las etapas químicas y las medicinas para detener el cáncer, realmente el médico no se comprometía a dar esperanza alguna por el avanzado daño. Estaba muy infestada por esta enfermedad. Desesperados por tal noticia, Lucelie y Andrea lloraban en los brazos de su padre que también estaba destrozado por la noticia. En el pasillo del hospital, el padre y esposo buscaba la forma de conseguir el dinero necesario para la operación y posteriormente el tratamiento químico, pero debido a su situación es imposible. El hombre por la enfermedad de su mujer ha hipotecado sus tierras y vendido las cinco vacas que tenían. La situación es bastante precaria y dolorosa.

Desde un rincón del pasillo un hombre observa con mucho interés aquel drama y en el fondo de su mente surge una idea malévola y sonriendo la pone en práctica.

—Señor Gonzáles podemos hablar un momento por favor — Dijo un hombre de avanzada edad que sostenía un bastón en la mano. Sus ojos eran penetrantes y están relumbrantes ante una idea que cada vez toma más y más fuerza en su mente y ahora en su corazón.

El padre de Lucy, como le llamaba el padre cariñosamente sale todo desconfiado al encuentro del hombre. Él conocía muy bien a ese personaje. Era conocido como uno de los hombres más acaudalados de la región de San Onofre. Región ganadera. Y se comentaba en el pueblo qué era una de las haciendas más grandes, hermosa y rica, y se le conocía como La Mansión.

Los de pueblo de San Onofre comentaban que Don Oscar como lo llamaban los más cercanos, o el Don, era una persona muy peculiar, era solitario y de muy pocos amigos. Muchos comentaban que él en un arranque de celos había matado a su hermosa esposa y mejor amigo Roberto Ferrero porque ellos lo habían traicionado. Por eso Dios lo había castigado con mucho dinero pero sin el amor verdadero. Era un hombre solitario y no se le conocía a ningún familiar, solo la joven esposa.

Pedro Gonzáles lo miró con ojos llenos de lágrimas por el dolor y la angustia.

—Dígame, don Oscar—dijo tímidamente — ¿En qué le puedo servir?

—Escuche que tienes problemas de dinero, ¿Cierto?, y qué además es urgente conseguirlo—  Hizo una pausa para esperar una respuesta, al ver que no contestaba por lo aturdido que estaba el hombre y después de escanearlo con la mirada segura y fría continuo —Yo le doy todo el dinero que usted necesita.

El padre de Lucy al escuchar tal proposición sintió como el alma regresaba al cuerpo, en esos momento lo primero era salvar a su mujer, la mujer que amaba tanto. Repasando lo que había escuchado pregunto:

— ¡Todo el dinero! Pero, ¿Cómo se lo devuelvo?— dijo el hombre interesado en el tema pero a la vez preocupado — ¡Es demasiado!

—Solo, hay una forma. Me da su hija mayor en matrimonio—dijo de manera seca y sin una pizca de duda o de remordimiento —  Y toda la deuda queda cancelada, además yo le sostengo todo el tratamiento después de la cirugía que es bastante costoso.

El color del rostro del Pedro Gonzales abandonó su rostro al oír las palabras del hombre mayor.

— ¡Cómo dice! ¡Está usted loco! ¡Usted es demasiado viejo! —Tenía tanta rabia, pero ahora que lo pensaba esto parecía una broma de mal gusto, no era correcto que en la situación en la que se encontraba llegara a esos extremos de burla o desprecio.

En esos momentos sonó la alarma del cuarto de la esposa, llegaron médicos y enfermera, la paciente acaba de presenta un dificultad respiratoria, los primeros auxilio fueron dados. Fueron solo unos minutos angustiosos aunque para la familia pareció toda una eternidad.

Lucy gritaba de dolor, Andrea su hermana menor pegada a ella lloraban desconsoladamente, el padre las abrazaba aferrándose a la última esperanza de vida de su esposa.

—Mamita, mamita, por favor, no te mueras, no nos dejes....— lloraban las hijas de manera incontrolable, desesperando aún más al angustiado padre y esposo.

El señor Gonzáles al alzar la mirada se encontró con la mirada fría del Don, este le mostró un pañuelo blanco, que era símbolo de duelo. Con el corazón sobrecogido de la tristeza soltó a Lucy y Andrea fue y se acercó y en medio de lágrimas le grito.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.