La Medicina Del Dolor

4.Relaciones Falsas

Cuatro

 

Cuando Héctor expresó este estado de miserabilidad y remordimiento se pensó que era la única persona en sentir este vacío, sin embargo, a unas manzanas más lejos de su apartamento, en una residencia de dos pisos, vivía Jeannette. Ella estaba agotada y al igual que Héctor ella intentaba descubrir que era aquel vacío que sentía. Ella nunca había sentido esa sensación de estar enamorada ni si quiera con su novio Oliver. Durante una noche tranquila donde todo parecía ir bien, estaba Oliver acostado en un sofá viendo televisión, mientras que ella preparaba un pescado con vino, en ese momento estaba sentada, intentando relajarse de todo este trabajo tan agotador.

Pensativa y reflexionando sobre aquel beso que le había dado a Héctor y dudando ahora si en realidad había traicionado a Oliver, vio que sonaba el teléfono, escuchó la voz de una mujer y dijo con un grito fuerte <Oliver alguien te llama>.

Él se acercó al teléfono y escuchó la voz de una mujer, ella no sabía nada y sospechaba hasta que mientras terminaba de conversar con aquella mujer, sirvió la comida. Eran dos personas y una mesa, mientras se miraban como cíclopes, había algo que Jeannette iba a decir, algo que le ha incomodado todo este tiempo y dijo:

-Oye Oliver ¿quién era esa mujer con ese tono de voz tan dulce con la que hablabas?

-Solo es una compañera de trabajo, es que me ocupaba para un trabajo de mañana y bueno ya sabes al igual que tú tengo mis responsabilidades.

-Oye Oliver te tengo que ser seria, ahora que estamos cenando y espero que respondas de una manera sincera esta pregunta…

-Dime cariño ¿Qué necesitas saber?

- ¿En verdad me amas?

Mientras Jeannette le fruncía el ceño, un silencio incómodo corría por toda la sala, mientras que él dudaba hasta que le dijo:

-Podrías volver a repetirme la pregunta es que no te entendí muy bien amor…

- ¿En verdad me amas?

-Pues claro que sí, ¿Por qué crees que no te hubiera conocido?

-Lo digo porque desde el día que nos hemos comprometido, has estado comportándote de una manera tan extraña que no es de fiar ¿sabías?

- ¿Cómo un hombre cómo yo puedo dejarte?, sabes que tú eres la única cosa hermosa que existe.

-Entonces, dime quién era ella y no te hagas el idiota.

-Ya te lo dije no es nadie.

Entonces ella, todavía seguía sospechando hasta que ese día se cansó de pensar y saber ese misterio de aquella relación si era verdadera o falsa de una vez por todas. Cuando marcaba el reloj las doce de la noche, empezó a preparar su plan. Ella sentía un problema en los pulmones y estaba tosiendo tantas veces que no sabía que era, pero esa enfermedad la estaba teniendo últimamente que siempre tenía que ir a la farmacia por pastillas, entonces dentro de la gaveta de su cocina sacó una caja de pastillas, una de esas contenía somníferos y entonces aprovecho y le dijo a Oliver:

 

- ¿Oliver quieres un poco más de vino?

-Me encantaría, si fueras tan amable por favor.

 

En ese momento dentro de la copa del vino hecho una de las pastillas, lo cual haría dormir a Oliver más temprano, en ese momento Oliver estaba sentado en el sofá y Jeannette solo esperaba que fueran las doce y diez para que hicieran efecto.

Mientras Oliver miraba televisión, tenía puesto unos lentes circulares y unas pantuflas, entonces tomó la copa de vino que llevaba en la mano, al ser las doce y diez de la mañana Oliver empezó a ver borroso y cayó dormido.

Jeannette fue al cuarto donde ella y Oliver dormían y dentro del closet de Oliver, encontró dentro de una camiseta de franela unos documentos, los cuales solo eran información donde trabajaban hasta que, dentro de un saco de tweed, encontró una carta que decía:

 

“Querido Oliver espero que te encuentres bien, yo estoy muy bien solo quiero decirte, lo cuánto te extraño y te necesito en mi vida, solo quiero hablar acerca de cómo el invierno me ha congelado y que necesito tu calor ojalá llegues algún día y quiero decirte que te amo, si tan solo hicieras entrar en razón a tu amante talvez comprendería, te veo en Chicago”

Atte. Christine

 

Durante ese momento ella pudo darse cuenta del porque sentía este gran vacío que invadía y perturbaba su mente. Aquel amor era tan falso y amargo como un café sin azúcar y su vida era tan desastrosa que solían ocultar sus mentiras, ella solo deseaba nunca haberlo conocido y se puso a llorar y en ese momento se dio cuenta de que la vida puede dar vueltas como de la primavera al invierno y del verano al otoño y del calor al fuerte frío. De ahí supo que su corazón era destinado hacia aquel hombre escritor y no a ese hombre ingeniero.

Al siguiente día, estaba ella sentada en la sala y vestía unos pijamas rosados y una camisa gris mientras tomaba un café, sus ojeras resaltaban su total amargura a aquel hombre que le había hecho daño de una forma en la que lo ocultaba todo este tiempo, entonces él se levantó y vio a la total destrucción de una joven y bella mujer a la cual destruyeron su corazón por completo y dijo:



#32845 en Novela romántica

En el texto hay: romance, drama

Editado: 23.05.2020

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