La melodía de un nuevo amor.

Capitulo 9

La mañana en casa de Carmen transcurrió con una inesperada sensación de normalidad. Sofía y Lucía, las hijas de Carmen, se convirtieron en improvisadas anfitrionas, mostrando a Nuria y Pablo sus tesoros, dibujos, cuentos favoritos y compartiendo juegos y risas. Pablo, sorprendentemente participativo, incluso se unió a un caótico partido de fútbol en el salón, usando cojines como porterías. Su risa, poco habitual, se mezclaba con los gritos alegres de las niñas. David, aunque más silencioso, parecía relajado por primera vez en días, observando la escena desde el sofá con una leve sonrisa mientras hojeaba un libro de la estantería de Carmen, ajeno al bullicio

Mientras Carmen preparaba un delicioso arroz al horno, el aroma de las especias y el sofrito inundó la casa con un toque cálido y hogareño. En la cocina, Nuria aprovechó para tener una conversación más íntima con su prima. Carmen, con el delantal manchado de harina, le habló de su vida en Alcalá, de lo tranquila que era la ciudad para criar a sus hijas, de los mercadillos de los sábados y de lo fácil que era moverse en transporte público a Madrid si alguna vez necesitaban ir. Nuria, con una taza de té entre las manos, le contó con sinceridad sobre su difícil experiencia en Mallorca, la soledad que sentía allí y la esperanza que había depositado en este nuevo comienzo cerca de su padre.

—Alcalá tiene mucho que ofrecer —le aseguró Carmen, mientras removía el arroz antes de meterlo al horno. Ya lo iréis descubriendo, y si necesitas cualquier cosa, estoy a un par de calles. Aquí no estás sola.

Nuria sonrió agradecida. Hacía tiempo que no sentía ese tipo de apoyo familiar. Carmen se giró entonces con curiosidad:

—¿Conocéis a más familia por la zona?

Nuria pensó un momento, rebuscando entre recuerdos algo difusos.

—Tengo otra prima, Elena. No vive aquí en Alcalá; creo que está en Madrid capital. Nos vimos hace años, cuando yo era adolescente, pero recuerdo que era muy simpática. No tengo su número, pero la buscaré en redes sociales. Me encantaría verla.

Después de disfrutar del arroz al horno, acompañado de una ensalada fresca y postre casero, Nuria sintió la necesidad de conocer un poco su nuevo entorno.

—¿Qué os parece si damos una vuelta por Alcalá? —propuso a Pablo y David, mientras recogían la mesa.

Pablo, siempre curioso, asintió de inmediato, encantado con la idea. David, aunque al principio dudó, acabó por unirse también, más por rutina que por verdadero interés.

Alcalá de Henares los recibió con su encanto histórico. Pasearon por la calle Mayor, admirando los soportales, las tiendas tradicionales y la animada vida local. Contemplaron la majestuosa fachada de la Universidad y se detuvieron en la Plaza de Cervantes, observando a los turistas y a los estudiantes con mochilas al hombro. Pablo incluso se interesó por la historia de la ciudad y preguntó por el museo de Cervantes. Nuria se sorprendió gratamente de su actitud abierta.

Mientras caminaban por el Parque de los Reyes, con los árboles meciéndose bajo la suave brisa y el cielo despejado, Nuria recordó que tenía el contacto de Elena en una antigua cuenta de correo electrónico. Se sentó en un banco y, tras unos minutos de búsqueda y varios intentos de recuperar contraseñas, encontró su perfil en una red social. Le envió un mensaje contándole que se había mudado a vivir cerca de Madrid, en Alcalá, y que le encantaría reunirse si alguna vez subía a la capital.

Para su sorpresa, Elena respondió esa misma noche, mostrándose muy emocionada de saber de ella. Le dijo que iba a Alcalá con frecuencia a visitar a unos amigos y le propuso tomar un café la próxima semana. Nuria sintió una oleada de alegría. La idea de tener familia cerca, aunque en Madrid, era reconfortante y le ofrecía una nueva conexión social en esta etapa tan incierta.

Al regresar a casa de Carmen al atardecer, con las calles ya iluminadas por faroles tenues, Nuria se sentía más optimista. El reencuentro con su padre seguía siendo una prioridad, pero la calidez inesperada de Carmen, el cariño de sus hijas y la perspectiva de reencontrarse con Elena le daban la sensación de no estar completamente sola en este nuevo capítulo de su vida.




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